El chef llegó a la isla tras el huracán y se ha vuelto una referencia de la iniciativa de auxilio privada
Este jueves José Andrés posteó una foto en Instagram. Una pintada sobre una carretera –cielos oscuros con nubes, árboles desmadejados, pena ambiental– que decía: «S.O.S. Necesitamos agua/comida». Una llamada de auxilio que pareciera escrita con la urgencia de los días posteriores a la tragedia pero que en Puerto Rico mantiene vigencia, absoluta necesidad, más de un mes después de que el huracán María machacase la isla y con las autoridades aún cortas en su respuesta.
El chef y empresario de Mieres, Asturias, de 48 años, se plantó el 25 de septiembre en San Juan, capital puertorriqueña, cinco días después de un ciclón que dejó casi bloqueado el acceso aéreo a la isla, y hoy sigue allí en la batalla por dar alimentación a cientos de miles de boricuas –gentilicio local– que se han quedado en mayor o menor medida desamparados.
Esta semana José Andrés y su organización de asistencia alimentaria World Central Kitchen anunciaron que han superado el millón de comidas calientes servidas en Puerto Rico. Donantes privados y la Agencia Federal de EE UU para la Gestión de Emergencias (FEMA por sus siglas en inglés) están poniendo recursos para la iniciativa, que a estas alturas opera como una maquinaria con 15 centros de elaboración de comidas alcanzando áreas urbanas y rurales. «Estamos aquí para ti, Puerto Rico», escribó José Andrés en su post de Instagram. El chef puso en marcha World Central Kitchen tras el terremoto de Haití en 2010 y reivindica la utilidad de coordinar las iniciativas gubernamentales con las privadas para optimizar estrategias de auxilio humanitario.
«¿Qué pasa cuando te quedas sin naranjas?», escribió ayer en Instagram. «¡Das manzanas!». «Nosotros damos fruta con todas las comidas, no patatas de bolsa ni chucherías». El cocinero, que en la isla ha encontrado la colaboración de cocineros locales como José Enrique y Enrique Piñeiro, defendía la importancia de que la comida de emergencia no renuncie a lo saludable. Este periódico pudo ver durante su cobertura en Puerto Rico tras el huracán cómo en un municipio aledaño a la capital, Toa Baja, devastado por María, se repartían bolsas de simple comida chatarra.
Este jueves José Andrés informaba de que habían repartido 26.000 sánwiches en un día y de que su equipo y sus voluntarios estaban logrando distribuir 120.000 comidas frescas cada jornada.
María fue el huracán más dañino para Puerto Rico en los últimos 90 años. Este viernes el Gobierno de la isla actualizó la cifra de muertes vinculadas al desastre. Ya son 49, una por una enfermedad que preocupa en especial a los boricuas, la leptospirosis, que se contagia en contacto con agua contaminada o por la orina o líquidos corporales de animales infectados. Más del 80% de la población sigue sin electricidad. Las pérdidas a nivel nacional superan los 20.000 millones de dólares y ha comenzado un éxodo de boricuas hacia EE UU que agravará la pérdida sostenida de población que se viene dando en la última década por la crisis de Puerto Rico, que tiene 3,4 millones de habitantes. La isla ya estaba en quiebra antes de María, con 73.000 millones de dólares de deuda.
Fuente: El País