El estudio del esqueleto humano más antiguo encontrado en Reino Unido contradice la creencia popular de que la mayoría de europeos tuvieron siempre la piel de color claro.
Un análisis genético del conocido como «hombre de Cheddar», de 10.000 años de antigüedad, reveló que la pigmentación de su piel era «de oscura a negra».
Su rostro, reconstruido gracias a un escáner de alta tecnología, muestra un aspecto totalmente opuesto a las pieles blanquecinas que hoy caracterizan a muchos de los británicos.
«La combinación de una piel muy oscura con los ojos azules no es lo que típicamente solemos imaginar, pero esa era la apariencia real de aquella gente»,dijo Chris Stringer, del Museo de Ciencias Naturales de Londres donde fue expuesto este miércoles.
De hecho, según Yoan Dieckmann, del equipo del University College de Londres responsable del estudio, la piel clara que asociamos a los europeos modernos del norte sería un fenómeno «relativamente reciente».
Entonces ¿en qué momento aquellos ancestros comenzaron a cambiar su color de piel y por qué se produjo ese fenómeno?
Migraciones desde África
Según los expertos, hay dos factores principales que explican esta transformación histórica.
El primero de ellos es la movilidad geográfica de las poblaciones humanas modernas, que mientras vivieron en África hace al menos 150.000 años tuvieron en su mayoría una piel oscura.
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«Aquellas poblaciones, que serían nuestros ancestros directos, comenzaron después a migrar. A Europa, por ejemplo, llegaron hace unos 45.000 años», le explicó a BBC Mundo Víctor Acuña, profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México.
Algunos estudios genéticos concluyeron que la pigmentación de la piel más clara comenzó a ser común en algunas regiones europeas hace 25.000 años.
El descubrimiento del «hombre de Cheddar», que vivió hace 10.000 años, indica sin embargo que ese aclaramiento no ocurrió hasta mucho después en lugares como las islas británicas.
Protección frente al sol
El segundo factor, el más importante, es el que explica por qué al llegar a estas zonas del planeta la piel de los humanos tendía a aclararse.
«Los humanos, a diferencia de otros primates, tenemos muy poco vello corporal. Por ello pensamos que la pigmentación de la piel era una barrera a los efectos negativos de la luz ultravioleta» tan intensa en África, dijo Acuña.
Cuando migraban a regiones del norte del planeta, donde las radiaciones del sol son mucho más escasas, dejaban de necesitar esa protección natural ante posibles quemaduras o cáncer de piel.
Como explica Acuña, «en zonas con poco sol, tener color de piel más claro les permitía una mejor absorción de la luz ultravioleta que es vital para capturar mejor la vitamina D».
Ello explica que dentro de la propia Europa comenzaran a observarse diferencias al respecto. Las pieles más claras se volvieron más frecuentes en el norte, mientras que en el sur la población mostraba tonos más variables.
En definitiva, el color de piel jugaba un papel fundamental a la hora de que aquellas generaciones pudieran adaptarse al medio de manera natural.
10% de aquellos ancestros
Con esta explicación, es obvio que esta característica de la evolución humana no se reduzca solo a los ancestros de los británicos.
De hecho, como destaca Acuña, esta tendencia a una pigmentación cada vez más clara no solo se registró entre los antepasados que llegaron al norte de Europa.
«Los estudios indican que procesos evolutivos similares ocurrieron al menos en las poblaciones que llegaron al este de Asia y a África, donde pese a lo que mucha gente cree, también se detectaron notables diferencias en la pigmentación de sus pieles», señaló el profesor.
Sobre el hallazgo del «hombre de Cheddar», el experto confirmó la relación directa entre aquel grupo ancestral y la población europea actual, aunque matizó que esta última podría ser portadora de no más de un 10% de aquellos antepasados debido al mestizaje.
«Aquella primera población tuvo contacto con migraciones posteriores. Eso hizo que ‘desaparecieran’ como cultura arqueológica al ser asimiladas por otros grupos», le dijo a BBC Mundo.
Se estima que el «hombre de Cheddar» migró de la Europa continental a las islas británicas al final de la última Edad de Hielo.
Sus restos fueron encontrados en una cueva próxima a la localidad británica de Cheddar en 1903, pero no fue hasta contar con los avances tecnológicos del siglo XXI que los científicos lograron poner cara al primer británico que se conoce.
Fuente: BBC Mundo