Matías Ramón Mella

Santo Domingo (D.N.), República Dominicana.- El país celebra este domingo el 202 aniversario del natalicio del Padre de la Patria, militar, político y estratega, responsable de disparar el trabucazo el 27 de Febrero en la Puerta de la Misericordia, dando así inicio a la Independencia Nacional. En 1863 fue Vice-Pte de la naciente República.

Ramón Matías Mella

Nació en Santo Domingo en 1816, murió en 1864, líder de la independencia dominicana. En 1838, dieciséis años después de que toda la isla de La Española fuera unificada bajo el dominio de Haití, Mella participó junto con otros patriotas dominicanos (entre los que cabe destacar a Juan Pablo Duarte y a Francisco del Rosario Sánchez) en la fundación de La Trinitaria, sociedad secreta de ideario liberal y separatista cuyo objetivo era la independencia de la mitad oriental de la isla (la actual República Dominicana).

Ramón Matías Mella

Junto con Francisco del Rosario Sánchez, Mella lideró en 1844 la proclamación de la independencia y formó parte del gobierno provisional, pero, tras la victoria en Azua, el conservador Pedro Santana se hizo con la presidencia y decretó el exilio de los trinitarios. Con la amnistía de 1848 regresó al país y desempeñó importantes cargos militares y civiles en la nueva República. Totalmente contrario a la anexión a España, consumada en 1861 por iniciativa del presidente Santana, llegó a participar en la Guerra de Restauración (1863-1865), pero falleció antes de ver restaurada la República.

Biografía

Desde los tiempos de Cristóbal Colón, que arribó a ella en su primer viaje, la antigua isla de La Española (actualmente isla de Santo Domingo) había quedado sometida al dominio español. En 1697, con la firma de la Paz de Ryswick, la mitad occidental de la isla (el actual Haití) pasó a la corona francesa. Cuando, a principios del siglo XIX, se inició el proceso que conduciría a la emancipación de la América hispana, los más de doscientos años de colonialismo español y francés (y otras circunstancias históricas) habían imprimido una personalidad diferenciada a las dos partes de la isla.

La independencia de La Española fue un proceso largo y convulso, con avances y retrocesos; se sucedieron las revueltas populares, los levantamientos armados y las intervenciones de las antiguas metrópolis y de las potencias enemigas de las primeras. En 1822 la situación parecía estabilizada: la independencia se había consolidado y la totalidad de la isla era gobernada con mano dura por el dictador haitiano Jean-Pierre Boyer, para quien el país era uno e indivisible.

Para Juan Pablo Duarte y los demás miembros de La Trinitaria, imbuidos del ideario nacionalista y liberal que se había extendido por Europa desde la revolución francesa, la antigua parte española de la isla poseía una identidad propia y debía convertirse en un estado independiente. Desde 1838 se dedicaron a la difusión de estas ideas, que hallaron más eco entre la población que entre las élites. Dentro de La Trinitaria, el joven Ramón Mella, que contaba entonces 22 años y regentaba un negocio maderero, se ganó pronto el aprecio de Duarte, que lo consideraba uno de sus hombres más capaces.

Reunión de La Trinitaria

Entretanto, la aceptación de Boyer había empezado a menguar a causa de la desmesurada elevación de los impuestos, cuyos beneficios no revertían en la población sino en Francia, a la que Boyer había prometido una compensación a cambio de reconocer la independencia. De este modo surgieron, en el mismo Haití, grupos de oposición al régimen de Boyer.

La independencia

En enero de 1843, Juan Pablo Duarte encargó a Ramón Mella la misión de trasladarse a Los Cayos (Haití) para pactar con los opositores haitianos el apoyo de los patriotas dominicanos al movimiento de La Reforma, que encabezaba el líder opositor haitiano Charles Rivière-Hérard. En marzo del mismo año, Mella participó en una reunión en Santo Domingo que culminó con la proclamación del apoyo a dicho movimiento; juntos consiguieron derrocar a Boyer ese mismo mes. Aunque Hérard se había valido de la ayuda de los independentistas dominicanos, nunca compartió sus ideas, e inmediatamente mandó encarcelar a Mella en Puerto Príncipe (Haití).

Sin embargo, en esta misma ciudad estalló una rebelión contra Hérard, que pudo dominar la sublevación con la ayuda de Mella y sus veteranos encarcelados, por lo que en agradecimiento los liberó. Mella y sus seguidores marcharon hasta Santo Domingo y se hicieron con la parte oriental de la isla, de cultura y lengua española; y, en febrero de 1844, declararon formalmente la independencia respecto a Haití y proclamaron la República Dominicana.

Ramón Matías Mella

Se cuenta que aquella noche del 27 de febrero de 1844, cuando se encontraba reunido con otros conjurados en la puerta de La Misericordia, Matías Ramón Mella atinó a disparar un trabucazo ante la vacilación que amenazaba dar al traste con los propósitos independentistas. «No hay tiempo de retroceder -parece ser que dijo-. Habremos de ser libres o morir, es la consigna. ¡Viva la República Dominicana!» Y enseguida disparó su trabuco. Posteriormente, los patriotas marcharon hacia el baluarte de San Genaro (hoy puerta del Conde), en donde otro patricio, Francisco del Rosario Sánchez, proclamó el nacimiento de la República Dominicana.

Ramón Mella formó parte de la Junta Central Gubernativa, gobierno provisional presidido por Francisco del Rosario Sánchez. Nombrado coronel del nuevo ejército nacional, su principal labor fue el reclutamiento de hombres y la organización y distribución de los efectivos disponibles para repeler la inminente invasión haitiana. Pero no fue Mella quien libró la batalla decisiva: el 19 de marzo Pedro Santana, un terrateniente conservador unido a la causa independentista, derrotó a los haitianos en Azua. El prestigio obtenido con esta victoria le permitió, con el apoyo del sector conservador de la Junta, asumir la presidencia de la República (1844-1848) y apartar a los liberales: declaró traidores a Mella, Duarte y Sánchez y los condenó al exilio.

La Primera República

La amnistía decretada en 1848 por el presidente Manuel Jimenes (1848-1849) le permitió regresar al país. A lo largo de la Primera República Dominicana (1844-1861), Matías Ramón Mella sirvió en el ejército y a los presidentes que se alternaron en el poder durante esos años: Buenaventura Báez y especialmente Pedro Santana, con quien se había reconciliado. Le fue confiada la secretaría de Hacienda y Comercio y el ministerio de Guerra, y ejerció como gobernador y embajador.

La sintonía con Santana finalizó abruptamente cuando, al final de su tercer y último mandato (1858-1861), decidió anexionar la República a España; pretendía con ello acabar con la amenaza que los continuos intentos de invasión de los haitianos representaban para la soberanía del país, y también perpetuarse en el poder, pues recibió de la corona española la gobernación de la Provincia de Santo Domingo. La decisión de Santana desataría la Guerra de Restauración (1863-1865): los independentistas o restauradores (pues se proponían restaurar la Primera República) se alzaron en armas contra la sumisión a España.

Al producirse el Grito de Capotillo (16 de agosto de 1863), acción que dio inicio a la guerra, Matías Ramón Mella se incorporó de inmediato al movimiento restaurador; se ocupó de nuevo de la organización de los efectivos militares y ocupó la vicepresidencia de la República en el gobierno de la Restauración. Ya muy enfermo, se mantuvo en este cargo hasta su deceso en 1864, sin llegar a ver la definitiva restauración de la República.

Fuente: Biografías y Vidas