Este 27 de abril, Kim Jong-un se convierte en el primer líder norcoreano en visitar Corea del Sur desde que la península fue dividida. Bajo el lema «un nuevo comienzo para la paz», esta corresponde a la tercera cumbre intercoreana de las últimas siete décadas.
Kim ha llegado a la Zona Desmilitarizada de Corea (ZDC) y ha cruzado a pie la línea de demarcación militar (LDM), siendo recibido al otro lado de la frontera por el presidente surcoreano, Moon Jae-in, con un fuerte apretón de manos.
El líder norcoreano y sus acompañantes han sido escoltados hacia la Casa de Paz, donde ya han dado inicio las conversaciones de la cumbre. Como parte de las actividades, Kim puso no solo su firma en el libro de visitas de ese complejo, sino también un mensaje de esperanza.
«Una nueva historia comienza ahora», escribió Kim Jong-un. «Una era de paz», agregó el líder de Corea del Norte, según informa Reuters.
Tras pasar a la sala de reuniones, el líder norcoreano expresó el mismo sentimiento. «Llegamos aquí con la sensación de que está comenzando una nueva historia en el camino hacia la paz y la prosperidad», afirmó Kim. «Espero que nos reunamos regularmente para que los últimos 11 años no hayan sido una pérdida de tiempo», agregó, según cita UPI.
Moon externó su deseo de que la cumbre intercoreana dé como resultado un acuerdo que satisfaga las esperanzas de la gente que aboga por la paz. Por su parte, Kim afirmó al presidente surcoreano que no quiere que se repita el pasado «en el que no pudimos cumplir nuestros acuerdos», recoge AP.
Planes al más mínimo detalle
Localizado en la aldea fronteriza de Panmunjom —un territorio sin jurisdicción de parte del Norte o del Sur—, la Casa de la Paz ha sido especialmente remodelada para la cumbre. Por otra parte, los demás actos protocolarios se han planeado al más mínimo detalle; entre otras ceremonias, ambos líderes plantarán un pino y develarán una placa de piedra como símbolo de paz.
Acompañando al líder norcoreano se encuentra una delegación de nueve oficiales de alto rango, entre ellos el jefe de Estado nominal, Kim Yong-nam, y la hermana menor del líder norcoreano, Kim Yo-jong. Para el final de la cumbre se prevé que los equipos de ambas naciones firmen un documento que contendría una declaración conjunta con promesas de ambas partes.
El camino hacia la paz
Las anteriores cumbres intercoreanas fueron llevadas a cabo en Pionyang en el 2000 y el 2007. En la última de ellas, el fallecido líder norcoreano Kim Jong-il, padre de Kim Jong-un, firmó una declaración de paz con el entonces mandatario surcoreano Roh Moo-hyun.
Ese documento instaba a mantener conversaciones internacionales para reemplazar la tregua que puso fin al conflicto de los años 1950-1953 —que técnicamente mantiene a ambos países en guerra— con un tratado de paz permanente.
Se prevé que en la cumbre intercoreana de 2018 los esfuerzos de ambos países se centren en mejorar las relaciones bilaterales, poner fin a los actos hostiles entre el Norte y el Sur, e incluso discutir el funcionamiento de la ZDC. Sin embargo, los analistas han puesto en duda que esta cumbre de las Coreas resulte en un tratado de paz en el corto plazo.
La desnuclearización
La semana pasada, Kim declaró que su país no necesita ya realizar más pruebas nucleares ni lanzamientos de misiles. Asimismo, aseguró que Pionyang no usará armas nucleares, siempre que no surjan amenazas o provocaciones de ese tipo contra Corea del Norte.
Esta posición norcoreana aparentemente allana el camino hacia la desnuclearización de la península, uno de los objetivos más sensibles de esta cumbre. El presidente estadounidense, Donald Trump, aplaudió esta postura, asegurando que se trata de un «gran progreso».
Los expertos señalan que esta cumbre podría sentar las bases para el posterior encuentro entre los líderes de EE.UU. y Corea del Norte, propuesto por Kim y aceptado por Trump. Dicha reunión tendrá lugar probablemente en junio.