Por Orlando Gómez Torrez
Cuando se mezclan verdades y mentiras, el resultado es un engendro. Lo anterior se evidencia cuando se trata de defender lo indefendible, como es el caso de las primarias abiertas que son planteadas por el sector oficialista, tal como queda reflejado en el proyecto de Ley de Partidos aprobado por el Senado del PLD, y que será discutido y conocido este jueves 3 de mayo en la Cámara de Diputados, y que debe ser rechazado por todos los que quieren preservar y mejorar la democracia. Sobre este tema me he referido en distintos foros y artículos de prensa, pero vale la oportunidad de poner el récord claro.
Quien introdujo las primarias en los partidos políticos dominicanos fue mi padre, Salvador Jorge Blanco. En 1981, cuando mi padre ganó la candidatura presidencial del entonces PRD, lo hizo gracias a la llamada “Fórmula de los 13” o “Fórmula Ovalle” que permitió votar a los integrantes de los Comités de Bases en un proceso de selección del candidato presidencial, hecho nunca antes realizado en el país.
Por supuesto, después se hizo la Convención Nacional de Delegados, para ratificar los resultados de las votaciones.
De la “Fórmula de los 13” se pasó luego a las primarias cerradas mediante las cuales solo participan los militantes inscritos en el partido. Con algunas excepciones de primarias abiertas o semi-abiertas, lo cierto es que el sistema de selección de candidaturas tuvo avances notables hasta las elecciones de 2008. Ya para esta época, el plan del PLD de influenciar o penetrar otras fuerzas políticas se hizo más que evidente, como fueron las elecciones de 2012, obligando incluso a la creación de nuevas organizaciones políticas, como es el caso del PRM.
Por ello, hoy más que nunca el derecho de la militancia ha vuelto a adquirir su relevancia.
La diferencia con el pasado radica en que los partidos políticos son hoy “asociaciones privadas con funciones constitucionales”, tal como advierte el jurista español Ramón Entrena Cuesta, en la obra “Comentarios a la Constitución de la República Dominicana” (Mayo, 2012).
El Artículo 216 de la Constitución es muy claro al establecer que “ su conformación y funcionamiento deben sustentarse en el respeto a la democracia interna y a la transparencia”, dos pilares esenciales.
Sigue el jurista Entrena Cuesta, “la estructura y funcionamiento interno de los partidos han de ser democráticos, lo que se proyecta sobre la admisión y expulsión de afiliados; sobre el derecho subjetivo de los afiliados a la participación democrática; sobre el derecho de defensa y al debido proceso de los afiliados en procedimientos sancionadores; sobre la formación de la voluntad del partido “de abajo hacia arriba” y no al revés; sobre la selección de los candidatos para los procesos electorales; sobre el reconocimiento de corrientes internas o tendencias en el seno de los partidos… todo lo cual, recuérdese, se encuentra bajo el amparo del Tribunal Superior Electoral, conforme al artículo 214 de la Constitución”.
Esta ha sido la tendencia adoptada por las recientes decisiones del Tribunal Superior Electoral, que reivindica el derecho de los militantes a participar en los procesos internos, de conformidad a las disposiciones constitucionales que otorgan rango constitucional a la “democracia interna” y “transparencia” de los partidos políticos.
El PRM, formado hace tres años, ha hecho un ejercicio importante que demuestra la importancia de tener un padrón de militantes, con transparencia. El pasado mes de octubre de 2017, todos sus militantes se inscribieron en el padrón.
Luego, se hicieron las primarias para elección de sus nuevas autoridades, con sus altas y bajas. Ahora, el 13 de mayo se celebrará la Convención Nacional de Delegados. Lo interesante es que se pudo demostrar que el padrón de militantes es una realidad en el PRM, y es nuestro deber, ampliarlo y mejorarlo con total transparencia.
Pero, el Senado del PLD vulneró los derechos de los militantes y modificó el proyecto original sometido por la JCE, al extremo de que derogó el artículo que permite a la JCE impedir que un militante de un partido vote dos veces en las primarias. Esto es que justamente lo que se tiene que evitar, que un militante de un partido vote en las primarias de otro partido. Esto solo se logra con los padrones cerrados, y con ello se fortalece el derecho de la militancia.
Este jueves la Cámara de Diputados tiene un compromiso histórico. Sectores nacionales como la Iglesia Católica, la Iglesia Evangélica, el CONEP, la Fundación Institucionalidad y Justicia, y Participación Ciudadana se han expresado en contra de las primarias abiertas. Es apegarse a las disposiciones constitucionales vigentes, rechazar el engendro aprobado por el Senado del PLD, y retomar la ley de partidos y la ley electoral sometidas por la JCE, vitales para que podamos celebrar elecciones libres y transparentes en 2020.