El ministerio de Salud de la Franja de Gaza ha informado a primera hora de la tarde que 37 palestinos han muerto y más de 1,700 han resultado heridos, por disparos de soldados israelíes en los choques en la frontera entre Israel y la Franja de Gaza donde 40,000 palestinos se concentraron este lunes para protestar contra la inauguración de la embajada de EEUU en Jerusalén y también para intensificar la llamada «Marcha del Retorno». Un joven de 14 años es uno de los fallecidos en la jornada más sangrienta desde la guerra del 2014. El Gobierno palestino ha acusado a Israel de cometer una «horrible masacre» en Gaza.
«El grupo terrorista Hamas ha intentado llevar a cabo una serie de ataques incluyendo una masiva y violenta infiltración en doce puntos para atacar a soldados y ciudadanos israelíes. Los soldados por ejemplo han alcanzado un comando de tres terroristas que intentaron colocar explosivos en la frontera en Rafah. Son los actos más violentos desde hace ocho semanas y la responsabilidad recae en Hamas», señala el ejército israelí. A través de sus medios y mezquitas, Hamas había pedido a los habitantes de Gaza acudir a la frontera para protestar contra el bloqueo y a favor del derecho de los refugiados. La apertura de la embajada en la disputada ciudad es una mecha en un terreno ya de por si explosivo. La aviación israelí ha bombardeado objetivos del movimiento islamistas Hamas en respuesta a disparos contra las tropas en la frontera.
En las últimas ocho semanas, en las que han muerto alrededor de 91 palestinos (sumando las víctimas de hoy), varias ONG han denunciado la «desproporcionada actuación militar» israelí en la frontera señalando que los manifestantes estaban desarmados. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, que había exigido una investigación ha asegurado hoy estar «particularmente preocupado» por «el elevado número de muertos» en Gaza. Israel, por su parte, defiende que sus uniformados actuaron para evitar ataques e infiltraciones.
La inauguración de la embajada estadounidense en Jerusalén marca también el inicio de una de las semanas más tensas desde hace una década. Los grupos palestinos han hecho un llamamiento para masivas marchas y protestas contra la medida estadounidense y en conmemoración de la Nakba en la que este martes recuerda a los 700,000 palestinos que fueron expulsados o huyeron con la creación de Israel y posterior guerra árabe-israelí hace 70 años.
De ahí que la Policía israelí haya desplegado hoy enormes medidas de seguridad en la Ciudad Santa y en especial en el blindado barrio de Arrnona donde se sitúa el edificio que hará de forma provisional de sede de la embajadada estadounidense. Mientras, el ejército reforzó de forma considerable su presencia en Cisjordania y sobre todo en la frontera con la Franja de Gaza ante el temor de un intento masivo de infiltración en el sur de Israel promovido por Hamas. Uno de los líderes islamistas, Ismail Radwan, ha asegurado que las protestas durarán hasta el 5 de junio en el recuerdo del inicio de la guerra del 67.
«Un gran día para Israel»
Ante la satisfacción israelí y la ira palestina, Estados Unidos inaugura esta tarde su embajada en Jerusalén cumpliendo así una de las principales promesas electorales del presidente
Donald Trump, que no formará parte de la comitiva estadounidense que acude a la inauguración de la embajada. Trump ha declarado en Twitter que «es un gran día para Israel». «La decisión del presidente Trump de trasladar la embajada a Jerusalén afirma una sencilla y gran verdad: Jerusalén ha sido la capital del pueblo en los últimos 3000 años y la capital del Estado de Israel en los últimos 70 años. Siempre será como nuestra capital. Contribuirá a la paz porque no debe ser basada en mentiras sino en verdades», declaró anoche el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu elogiando a Guatemala y Paraguay por inaugurar sus embajadas en Jerusalén en los próximos días.
En su calidad también de ministro de Exteriores, Netanyahu fue el protagonista de la bienvenida a la delegación estadounidense que organizó anoche la cancillería en Jerusalén. Solo 4 de los 28 embajadores de la UE llegaron al acto. Al igual que la ONU, Rusia y China, el liderazgo del Viejo Continente afirma que el paso de Trump es un órdago al romper decenas de años de consenso internacional según el cual cualquier decisión sobre Jerusalén debe ser tomada tras un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos basado en la solución de dos Estados compartiendo la capitalidad de la milenaria villa.
El liderazgo palestino exige que la parte oriental y ocupada por Israel a Jordania en la guerra del 67 sea la capital de su futuro Estado y acusa a Trump de «enterrar cualquier esperanza de paz basada en dos Estados». Como respuesta, el presidente palestino Abu Mazen rompió la relación con EEUU al denunciar que «no puede ser más un mediador honesto al adoptar totalmente las posiciones israelíes».
En la delegación estadounidense presente en Jerusalén para la histórica jornada replican que «el traslado de la embajada no marca las fronteras de Jerusalén que deben ser negociadas en el estatuto definitivo entre israelíes y palestinos. En este sentido, nuestra decisión no cambia nada».
«Es un asunto de interés de Estados Unidos que sigue a la decisión aprobada en el Congreso por demócratas y republicanos en 1995. Este paso debió ser dado mucho antes. Sobre todo por mi país que fue el primero en reconocer el Estado de Israel en 1948», comenta el número dos de la diplomacia estadounidense John Sullivan que encabeza una comitiva en la que todas las miradas están centradas en Ivanka Trump y su esposo y asesor presidencial Jared Kushner. Aunque Trump finalmente no ha llegado, su figura está presente en numerosos carteles en la zona de la embajada incluyendo una plaza que ha sido rebautizada con su nombre.
Fuente: El Mundo