Las diferencias entre Estados Unidos y Cuba volvieron a ocupar el escenario de las Naciones Unidas este miércoles en Ginebra, cuando ambas delegaciones se lanzaron duras críticas durante el examen periódico universal sobre la situación de los derechos humanos en la isla.
«La transición presidencial en abril de nuevo le robó al pueblo cubano cualquier oportunidad real de participar en la construcción del futuro de su país», dijo la diplomática estadounidense Michele Roulbet ante el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de ONU.
«El gobierno cubano continua criminalizando la sociedad civil independiente y restrigiendo severamente las libertades de expresión, asociación, religión o creencia y el derecho a la asociación pacífica», señaló Roulbet.
El canciller cubano Bruno Rodríguez contestó que «es Estados Unidos el que prohíbe a sus ciudadanos viajar a Cuba y restringe su libertad de viajar…y niega a las familias cubanas el otorgamiento de visas en su embajada en La Habana».
Los países que critican el récord en derechos humanos de su gobierno, dijo Rodríguez, «no tienen ninguna autoridad moral para enjuiciar a Cuba, y por el contrario son los autores de amplias y bien documentadas violaciones de los derechos humanos.»
En su declaración inicial, el canciller cubano criticó el «recrudecimiento del bloqueo» impuesto por Estados Unidos, al que calificó como un «acto de genocidio».
El intercambio es el más reciente ejemplo de las tensiones en las relaciones entre ambos países, que aumentaron desde que el presidente Donald Trump ocupó la Casa Blanca. Debido a supuestos ataques al personal diplomático estadounidense en La Habana, un misterioso caso aún por aclarar, EEUU retiró a la mayor parte de su personal de la embajada en La Habana y detuvo el procesamiento de las visas, salvo contadas excepciones.
Pero Estados Unidos no estuvo solo en los cuestionamientos al gobierno cubano en Ginebra.
Al tiempo que varios países elogiaron al gobierno cubano por su gestión en áreas como la salud y la educación, también recomendaron a Cuba «adoptar medidas tangibles para eliminar las restricciones a la libertad de expresión y asociación» (Brazil); «eliminar las detenciones arbitrarias a los defensores de los derechos humanos» y propiciar «medios de comunicación más plurales» (Bulgaria). Austria, Alemania, Holanda y Australia, entre otros, expresaron similar preocupación «por la intimidación y las detenciones arbitrarias a los defensores por los derechos humanos». Portugal recomendó abolir la pena de muerte, mientras otros países recomendaron mejorar las condiciones en las prisiones, permitir mayor acceso de los relatores de la ONU al país y liberar a todos los presos de conciencia.
Varios países africanos también recomendaron a Cuba hacer más para combatir la discriminación racial.
Organizaciones de la sociedad civil cubana denunciaron ante la ONU, 36,254 casos documentados de detenciones arbitrarias a disidentes y activistas de derechos humanos entre el 2013 y el 2017, según consta en un informe preparado para el examen por miembros del CDH de la ONU. El informe incluye señalamientos y recomendaciones realizadas a Cuba sobre el tema de las detenciones arbitrarias, la firma de tratados internacionales, el sistema jurídico cubano y la ausencia de una organización nacional que promueva y proteja los derechos humanos.
La delegación cubana negó rotundamente las violaciones mencionadas por varias delegaciones.
«En Cuba sencillamente no hay presos políticos…no existe discriminación en los centros penitenciarios cubanos», dijo Rodolfo Reyes, director general de la cancillería cubana en la sesión del miércoles. «Negamos cualquier tipo de represalias cometidas contra defensores de los derechos humanos en Cuba».
Rafael Soler, un funcionario de la Fiscalía General de la República, que viajó a Ginebra como parte de la delegación cubana, aseguró a los presentes que en Cuba «se reconocen, protegen y respetan todas las garantías del debido proceso. Nadie es detenido sino en los casos, la forma y con las garantías que determinan las leyes».
El canciller cubano dijo que era «lamentable que algunos países continúen manipulando los derechos humanos con fines políticos para justificar el bloqueo y el cambio de régimen».
Fuente: El Nuevo Herald