Santo Domingo (D.N.), República Dominicana.- El pasado 29 de mayo de 2018, el Banco Central de la República Dominicana dio a conocer el Indicador Mensual de la Actividad Económica (IMAE) que mide el desempeño del PIB en forma preliminar, registrando un crecimiento para el primer cuatrimestre del presente año de 6.7 % y una variación interanual de 7.5 % en abril; destacándose un dinamismo en los sectores de la construcción, el comercio, la manufactura local, el turismo y la agropecuaria, entre otros.
No cabe duda de la importancia que tiene para los economistas el crecimiento del PIB de un país, independientemente de la calidad del mismo; aunque lo aspirado por cualquier política pública es que sí la tenga, por sus efectos distributivos positivos en términos económicos y sociales.
El IMAE o la medición definitiva del comportamiento del PIB, es una variable observable. Esto es, que a través del Sistema de Cuentas Nacionales del organismo competente, en nuestro país el Banco Central; registra y es capaz de cuantificar la magnitud del desempeño de las variables que la componen, de conformidad a la conducta de los agentes económicos y del público consumidor.
Por otro lado, los economistas especializados en modelos econométricos, son capaces de medir en forma estimada, con base a distintas metodologías, la capacidad potencial del crecimiento de la economía, dado que no es una variable observable; y esto lo hacen a partir de lo que se considera como un nivel de actividad, coherente con la estabilidad de precios con tendencia hacia el equilibrio y el grado de empleo sostenible. Entonces, dado el nivel de tecnología vinculada al aparato productivo nacional, utilizado en forma eficiente, se podría valorar el PIB potencial.
Una vez se dispone de la cuantificación del PIB observable y el PIB potencial, se está en condiciones de medir lo que se denomina como la brecha del producto, pese a que no es una medición exacta y menos aun infalible. Su tamaño lo definirá la tasa de empleo, la productividad, la dotación de capital y la disponibilidad de recursos; mismos que de alguna manera muestran el nivel de eficiencia en el uso de los factores incidentales del producto.
Estar en condiciones de saber, aunque sea de forma aproximada, lo que una economía puede producir, resulta de interés para los diseñadores de políticas económicas, especialmente por lo cíclica que suele ser la actividad económica de una nación.
En el caso dominicano y tomando en consideración el estudio número 6 de la serie publicada por el Banco Central en 2012, sitúa el crecimiento potencial promedio de la economía nacional en 5.67 %, desde esa fecha no ha habido actualización del PIB potencial.
De acuerdo a lo anteriormente señalado y a nuestro cálculo, la brecha del producto dominicano para abril de 2018 sería de un 0.18 %. Este resultado positivo sugiere la indicación de que los recursos productivos del país están siendo utilizados de tal manera, que el PIB real es superior al PIB potencial; señal de mejoría de la productividad o buena disposición de la dotación de recursos. De la brecha ser negativa, seria muestra de ineficiencia económica.
Continuando con nuestros cálculos para abril de 2017, la brecha del producto fue negativa, se colocó en 0.24 %, así como al cierre del año, en una magnitud de un 0.19 %; demostrativo de una capacidad ociosa. Al ser comparados esos resultados con lo que va de 2018, la economía local presenta una recuperación no solo del nivel de crecimiento, sino del uso eficiente de los recursos que intervienen en el proceso productivo nacional.
Durante 2014 y 2015 la brecha del producto dominicano fue positiva, en el orden de 0.34 % y 0.23 %, respectivamente.
Año | 2014 | 2015 | 2016 | 2017 | 2018* |
Brecha del producto (%) | 0.34 | 0.23 | 0.16 | -0.24 | 0.18 |
Fuente: Calculado por el autor en base a datos del Banco Central. * A abril.
La literatura económica asocia los resultados positivos de la brecha del producto con presiones inflacionarias y lo contrario; es decir, una brecha negativa reduce las presiones inflacionarias. Sin embargo, los resultados puntuales registrados en 2017, con el tipo de brecha negativa, no se alinea con la inflación alcanzada que estuvo ligeramente superior al nivel medio de la meta de inflación (4.0 %), al alcanzar 4.20 % y a abril de 2018, parecería que tampoco se corroboró, al ser la inflación acumulada de 0.95 %; resultado inferior a la de igual periodo del año anterior que fue de un 1.11 %. Aunque lo arrojado no puede ser tomado como concluyente, sí constituye una señal que impide que sea negada.
El Banco Central, al conducir su política monetaria bajo el Esquema de Meta de Inflación, considera clave la estimación del PIB potencial y la brecha del producto; el resultado de este último indicador, presenta al menos dos razones fundamentales para medir de alguna forma la calidad de la referida política.
Primera, porque la política económica procura el mejor de los resultados sociales o la menor de las perdidas sociales; entonces, una nula o reducida desviación de la tasa de inflación con relación a la meta definida, contribuye de manera positiva a la utilización adecuada de los recursos económicos, los cuales acontecen cuando no hay desviación con su nivel sostenible. Segunda, porque contar con estimaciones del producto potencial y de la brecha del producto, les permite estar en mejores condiciones a la autoridad monetaria realizar mejores previsiones de la tasa de inflación; particularmente si el examen es realizado en forma de tendencia, facilitando el manejo de la política monetaria.
Como probablemente la tendencia creciente de la tasa del PIB y de su brecha positiva, durante los años comprendidos ente el 2014 al 2016, incidió en la presión inflacionaria de 2017 que fue de 4.20 %; y ante la recuperación del ritmo de crecimiento de la economía en 2018 y también de su brecha, podría constituirse en señal interna para monitorear potenciales presiones inflacionarias en el futuro cercano.