El nuevo Congreso de Estados Unidos tiene ante sí el desafío de regular el sector de las grandes empresas tecnológicas, con el foco puesto en la privacidad y la protección de datos.
La ola de escándalos que ha sacudido a Facebook y otras plataformas de Internet ha arreciado las peticiones de acción por parte de los legisladores que tratan de frenar los abusos en la forma en la que se usa la información privada y dar más transparencia a los consumidores.
La mayoría de compañías de tecnología, por su parte, ya se han comprometido a aplicar voluntariamente nuevas regulaciones para establecer un estándar común que entró en vigor en 2018 en la Unión Europea, aunque pocas han ofrecido detalles.
Leyes federales podrían anticiparse a la aplicación de la legislación promulgada en California, que fue impulsada después de que la UE aprobara el Reglamento General de Protección de Datos.
«Tanto si les gusta como no a las grandes y pequeñas tecnológicas, 2019 será un año de regulación», advirtió en una entrada de blog Doug Clinton, de la firma de inversores Loup Ventures.
El analista prevé que Estados Unidos considere «los puntos más importantes» de la regulación europea, incluido el acceso, la portabilidad y el borrado de información personal.
El senador Brian Schatz y otros 14 demócratas han apoyado un proyecto de ley destinado a exigir a las empresas en línea que protejan la información personal y dejen de dar un mal uso a los datos.
«La gente espera que la información personal que proporciona a los sitos web y aplicaciones esté bien protegida y que no se utilizará contra ellos», explicó Schatz en un comunicado el mes pasado.
«Al igual que se espera que los médicos y abogados protejan y usen de forma responsable los datos que poseen, las empresas en línea deberían estar obligadas a hacer los mismo».
Otra proposición revelada en diciembre por el Centro para la Democracia y la Tecnología, un grupo de derechos digitales de Washington, y surgida de consultas con la industria y grupos de activistas, protege los derechos de los consumidores a acceder y corregir sus datos de las empresas en línea, la portabilidad de éstos, así como el acceso de terceros.
Estas regulaciones limitan significativamente los tipos de datos que las compañías pueden recopilar y que necesitan para sus servicios.
«Muchas aplicaciones recogen información de tu localización incluso si ésta no tiene nada que ver con el servicio que te dan», explicó Michelle Richardson, jefa de datos y privacidad de la organización.
«Fundamentalmente queremos cambiar cómo las compañías recopilan y usan los datos».
Desde la revelación sobre el pirateo de datos personales de decenas de millones de usuarios de Facebook por la consultora política Cambridge Analytica, las firmas tecnológicas están bajo la lupa de los legisladores y los activistas en favor de la privacidad.
En vez de resistirse, la firmas tecnológicas se han ofrecido a cooperar con los legisladores en un proyecto de ley nacional, aunque los escépticos aseguran que podría ser un esfuerzo para limitar el alcance de leyes estatales más estrictas.
«Soy de la opinión que estamos mejor con un marco de protección de datos más amplio para los usuarios, y creo que sería bueno hacerlo», afirmó el director ejecutivo de Google, Sundar Pichai, en un audiencia a mediados de diciembre.
Su homólogo en Apple, Tim Cook, pidió a principios de año una legislación de privacidad federal.
Alan McQuinn, analista de la Fundación de Tecnología e Innovación de la Información, un grupo de reflexión de Washington, afirmó que después de que California aprobara una ley de privacidad, «el sector tecnológico está tratando de llevar la batuta para conseguir reglas de privacidad segmentadas».
Es probable, sin embargo, que los detalles de cualquier nuevo proyecto de ley de privacidad sean complejos, y se avecinan batallas sobre hasta dónde debería llegar la legislación.
McQuinn afirmó que puede haber consenso sobre la necesidad de aumentar la transparencia, el acceso de los consumidores y nuevos mecanismos contra el uso indebido de los datos personales, pero aún así existen otros problemas espinosos.
El analista sostuvo que la nueva regulación europea ha demostrado ser «increíblemente pesada» y provocó que negocios salieran de la UE o bloquearan su presencia en línea.
«La gente no se da cuenta de que la legislación no solo afecta a los gigantes de Internet, afecta a su supermercado local y genera costes en todo el sistema», explicó McQuinn.
El analista dijo que requerir el consentimiento para cualquier tipo de datos podría tener consecuencias no deseadas, perjudicando la innovación y fortaleciendo a las firmas más grandes, que poseen los recursos para cumplir.
Una solución posible es crear «niveles» de categorías de datos, y requerir solo el consentimiento para las más sensibles.
A pesar de un amplio consenso sobre la necesidad de normas de privacidad, McQuinn advirtió que un gobierno dividido y un entorno político hiperpartidista hará que «éste sea un proceso difícil».
Fuente: Afp.com