Por: Haivanjoe NG Cortiñas
La economía naranja fue acuñada por el Banco Interamericano del Desarrollo como forma de mostrar la importancia del sector cultural en la economía y el empleo del color lo importo inspirado por las primeras manifestaciones artísticas del Antiguo Egipto, con sus artesanías de color naranja, alcanzadas a partir de la fusión de agua con pigmentos de minerales del referido color.
La medición del aporte de la cultura al PIB se encuentra en una etapa incipiente en la mayoría de las economías del mundo; pocos son los países que la cuantifican, en América lo hacen Estados Unidos, Argentina, Brasil y Colombia, en Europa, España, para citar algunos ejemplos
En la República Dominicana, el aporte que realiza el sector de la cultura a la economía no ha sido medido por el sistema de cuentas nacionales; por lo que se desconoce su comportamiento en valores monetarios, tanto del consumo, como de la creación de empleo, pese a que al menos desde el 2014 se ha promovido su valoración.
Precio no equivale a valor
Al margen de la desaparición física de un artista, que le pone fin a su carrera, las técnicas empleadas en la obra, la calidad de la conservación, lo que representa la inspiración del artista, la calidad profesional del artista, etc. son valores que permanecen en la obra; sin embargo, el precio varía con el transcurrir del tiempo.
Para el arte visual, como en la vieja discusión entre economistas clásicos y marxistas, valor no equivale a precio, pues de serlo, obras de arte de la categoría Salvador Dalí, Leonardo da Vinci, Van Gogh, entre otros, hoy no se cotizaran a precios altos, sino que conservaran los precios originales.
En la economía clásica de los tiempos de Adam Smith, entendían que los precios en una economía de mercado oscilaban alrededor del precio de producción; en cambio, David Ricardo, consideraba que los precios de las mercancías dependían de la cantidad de trabajo incorporado, por entender que todos los costos de producción son costos laborales.
Para Carlos Marx, el valor de cambio (precio) no es la cantidad de trabajo individual, sino el socialmente necesario para producirlo, por lo que, lo que lo determina son las condiciones medias de productividad. Para Marx, el valor de una mercancía no se lo da el valor de uso, sino el trabajo socialmente materializado en la mercancía.
La discusión no ha terminado y aunque no es el objeto de esta opinión, su mención vale la pena, dado que según los estudios internacionales, el 97.0 % de quienes adquieren obras de arte lo hacen movidos por emoción y gustos, en tanto, alrededor del 49.0 % lo realizan por el rendimiento monetario que le podría generar.
Pero acercándonos al mundo de la inversión, donde también el precio y valor no resulta lo mismo, tal y como lo asevero Warren Buffett, cuando dijo: «Precio es lo que pagas, valor es lo que recibes». Dicho de otra manera, el precio es lo que pagas por un producto, físico o financiero, determinado por la oferta y la demanda; en cambio, valor significa dinero que ganamos en el futuro, descontado el riesgo y el horizonte temporal.
En el mundo del arte, el precio como sinónimo de valor, es un tema de menos discusión o importancia entre artistas, espectadores, consumidores, galeristas, subastadores, tasadores y probablemente poco trascendente para el incipiente mercado del arte en la República Dominicana.
¿Qué factores inciden para que una obra de arte aumente su precio en el tiempo?. Confluyen varias causales: Creciente número de coleccionistas, crecimiento económico internacional, en particular en algunos países, la muerte del artista, la competencia por adquirir artículos de alto precio, las dimensiones física de la obra, el marketing de las casas subastadoras, el autor de la obra, la autenticidad, la procedencia y rareza de la obra y el motivo inspirador por parte de su autor.
Cuando una obra de arte es ofertada por el artista, al margen del valor de la obra plástica, el precio tendrá en parte un carácter subjetivo, muy distinto a la objetividad en otras áreas, como la construcción de una casa para la la venta o los honorarios por servicios médicos, esas actividades, en un mercado ordenado, los precios están básicamente parametrizados.
No es lo mismo el arte de invertir que invertir en el arte. En la primera, se muestran las habilidades, técnicas o principios necesarios a observar para realizar el acto de emplear capital en alguna actividad, como la del arte; mientras que, en la segunda, invertir en arte, es destinar recursos financieros a adquisición de obras de arte, con el propósito de obtener beneficios en un determinado tiempo.
En una decisión racional, el arte de invertir debe preceder a la de invertir en arte, pues de no hacerlo, la emoción o el gusto estaría guiando la decisión de invertir, por lo que solo sería un gasto o un pasivo y no una inversión que tiene el potencial en el futuro de superar el valor inicial de la inversión.
Determinar si eres un inversionista profesional es clave, si lo eres, conoces las técnicas y el arte del mercado objeto de tu atención; pero si no, debes procurar asesoría, al menos para los aspectos relevantes.
Entre los aspectos más importantes en la consideración de invertir en arte visual, están: Determinar si el artista estudió en alguna escuela de renombre internacional, quién o quiénes fueron sus mentores, si es autodidacta, si han sido publicada sus obras en libros o revistas, si ha obtenido premios, si cuenta con colecciones, las exposiciones presentadas y, si el artista es novel, platicar con él para conocer de sus habilidades y motivaciones sería una buena decisión.
En el país, el mercado del arte es incipiente. En la actualidad existen alrededor de 29 galerías de arte y el mercado básicamente está estructurado sobre la base de los siguientes canales: El directo, artista/consumidor, de dos canales, artista/intermediario y consumidor, en este caso, el intermediario puede ser una casa de arte o una persona física que también realiza oferta por la internet.
Más recientemente está el de la subasta inversa, donde vendedores compiten para colocar su obra al menor precio posible, distinto a la subasta de avance, donde los compradores son los que compiten, ofertando precios cada vez más altos; de manera que, en la primera modalidad de subasta el precio tiende hacia la baja y en la segunda hacia el alza, de estas se han realizado 6 para fines benéficos.
Un blanco de público poco auscultado por las galerías, artistas e intermediarios físicos, son las instituciones estatales, habida cuenta que estas disponen de un marco jurídico especial que ampara sus compras, sin tener que observar procedimientos y requisitos rígidos establecidos en la Ley de Compras y Contrataciones No. 340-06, específicamente por lo que dispone su Art. 6, numeral 4.
El mercado del arte visual en dominicana presenta potencialidades, por el crecimiento sostenido que ha venido presentando la economía nacional, al crecer sobre el 5.0 % promedio anual durante los últimos 15 años, el crecimiento de la clase media, que la ubica en alrededor de un 30.0 % de la población total y los aires de modernidad con los que se construye en el país.