Santo Domingo (D.N), República Dominicana.- Examinar al amparo del Art. 27, literal a, de la Ley Monetaria y Financiera, la evolución de los medios de pagos resulta de interés. El comportamiento que han mostrado los distintos instrumentos de pagos durante el periodo 2008-2018, permite apreciar su composición, así como las principales variables monetarias y bancarias que se pueden asociar a ellos.
Como parte importante de la infraestructura del mercado financiero nacional, el sistema de pagos al vincular los distintos participantes del mercado, requiere de regulación para asegurar y facilitar operaciones, al tiempo de mitigar riesgos potenciales en el maneja de los instrumentos de pagos: Cheques, transferencias electrónicas de fondos, operaciones con tarjetas de crédito y débito.
La evidencia empírica de otras economías soporta explicaciones que dan cuenta de la relación inversa y directa que se produce entre la evolución de los instrumentos de pagos y algunos componentes de la oferta y demanda del dinero, como son los billetes y monedas en circulación y los billetes y monedas en poder del público; así como además, la asociación inversa entre caídas en los niveles de depósito en cuentas corrientes en el sistema financiero nacional y el aumento de las tarjetas de crédito; además del incremento del uso de las tarjetas de débito, en paralelo al aumento de las cuentas de ahorro, depósito y corriente.
El avance tecnológico al servicio de la economía y al sistema financiero, ofrece aquiescencia en cuanto a que los billetes y monedas en circulación -uno de los componentes de la base monetaria restringida-, se reducen como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), ante la expansión de otros medios de pagos alternativos. ¿Pero, ha resultado así durante los últimos diez años en la evidencia empírica de la economía dominicana?
El PIB nominal acumulado se ha expandido durante el periodo 2008-2018 en 159.1 %, para un promedio anual de 14.4 %; mientras que, los billetes y monedas en circulación aumentaron en 123.4 % y la media anual en 11.2 %; lo que indicaría ser consistente con la explicación teórica del descenso de la variable monetaria frente al uso de otros instrumentos de pagos. Sin embargo, al examinarse la participación de los billetes y monedas en circulación dentro del tamaño del PIB, se puede apreciar que el referido indicar se ha movido con escasa brecha dentro del rango de 4.0 % y 3.5 % del PIB.
La participación casi sin variación de los billetes y monedas en circulación/PIB, a lo largo de la década, es señal de que la evolución de los instrumentos de pagos, como las transferencias electrónicas y los distintos tipos de tarjetas bancarias, no han desplazado el uso del dinero en efectivo; indicativo que no ha habido un efecto sustitución, pues al 2008 era de 3.8 % del PIB y en 2018 de 3.6 %, también del PIB.
Al realizar el examen desde la perspectiva de los billetes y monedas en poder del público con relación al PIB, el resultado muestra que el coeficiente permanece prácticamente invariable, al no registrar valores extremos pronunciados, lo que permitió pasar de 3.0 % del PIB en 2008 a 2.9 % del PIB en el 2018, para un cambio de poca significación hacia la baja, del orden de 0.1 % también del PIB.
Los dos resultados hasta aquí mostrados no permiten refutar de manera concluyente el tratamiento teórico que explica la relación inversa entre los billetes y monedas en circulación y en poder del público como proporción del PIB con los medios de pagos modernos; pero tampoco es una evidencia fuerte, como para aseverar que los medios de pagos alternativos en dominicana han desplazado en forma importante al circulante en efectivo.
El desempeño de los dos indicadores presentados ha acontecido en un entorno en donde las transferencias electrónicas de fondos dentro del sistema financiero nacional, como uno de los medios de pagos, han crecido en forma importante a lo largo de la década examinada. Al efecto, las referidas transferencias aumentaron de RD$ 1,472,606 millones en 2008 a RD$ 4,496,806 millones en 2017.
Por el lado de la asociación entre los depósitos en el sistema bancario nacional y el uso de la tarjeta de débito, se puede observar que en términos de los valores transados por concepto de la indicada tarjeta, al 2008 fue de RD$ 16,666 millones y en 2017 de RD$ 65,822 millones, para una tasa de crecimiento de 292.7 %; mientras que los depósitos en 2008 ascendieron a RD$325,657 millones y en 2017 a RD$885,600 millones, equivalente a una tasa de crecimiento de 171.9 %; los referidos datos permiten corroborar o no negar la evidencia teórica y empírica de otras economías, en cuanto a que las referidas variables se comportan en la misma dirección.
Al asociar los valores operados con la tarjeta bancaria de débito con el PIB, el indicador resultante muestra una participación creciente, de 1.0 % en 2008 a 1.8 % en 2017, para un crecimiento por diferencia aritmética del orden de 0.8 % del PIB. La variación podría estar asociado al descenso en el uso del cheque como medio de pago, especialmente a nivel del sector empleador público y privado.
La participación de la cantidad de tarjetas de débito en la economía es cada vez mayor, pues al 2008 era de 2.7 millones, en 2012 de 3.2 millones y en 2018 de 4.8 millones. Por su lado, la cantidad de tarjetas de crédito han mostrado un desempeño creciente, al pasar de 1.6 millones en 2008 a 2.1 millones en 2012 y para finales del 2018 a alrededor de 2.5 millones.
Mientras que, por el lado de la participación de los valores operados dentro del tamaño de la economía medida por el PIB, las tarjetas de crédito exhiben un comportamiento prácticamente estático, al registrar una participación del orden de 1.1 % del PIB en 2008 y al 2017 de igual magnitud, siendo el mayor indicador en 2016 con 1.2 % y el menor para tres años de la serie 2008-2017 de 0.9 % también del PIB.
El dato del estancamiento relativo del indicador del valor transado por tarjeta de crédito/PIB y la expansión continua del valor de las cuentas corrientes dentro del sistema financiero, que ascienden para el periodo 2008-2017 a una tasa de 303.6 %, al pasar su valor de RD$ 78,344 millones en 2008 a RD$ 237,835 millones en 2017, permite no descartar la consistencia de la relación inversa establecida entre las tarjetas de crédito y las cuentas corrientes; pero tampoco significa que se ha recabado evidencia dominicana que avale el vínculo inverso.
En lo relativo al uso de la cantidad de cheques, se aprecia una disminución, al pasar de 2.1 millones en 2008 a 1.9 millones en 2017 y si el examen se realiza por el valor de los cheques, se observa también un descenso notable, al pasar de RD$ 32,017,920 millones en 2008 a RD$ 23,337,137 millones en 2017; evidenciando la pérdida de su uso como instrumento de pago, frente al crecimiento de los que son de origen tecnológico.
Como se ha podido apreciar, la alternativa de determinados instrumentos de pagos ha ganado espacio en la economía dominicana; sin embargo, su crecimiento no ha sido obstáculo para que el uso del efectivo por parte del público se vea mermado por lo que, el efecto sustitución ha sido casi nulo, permitiendo que el uso de efectivo continúe siendo el principal medio de pago en la economía dominicana.