Detrás de su guerra comercial, Estados Unidos y China luchan por el dominio tecnológico. Mientras los estadounidenses están decididos a conservar su ventaja sobre los chinos en el sector, estos están desesperados por tomar la delantera.
El número uno mundial del dron civil es un chino. DJI, fundado en 2006 en Shenzhen (sur) por un joven apasionado del modelismo, produce 70% de los drones civiles del planeta. No existe ningún competidor de peso estadounidense, después que se retirara de este sector la firma californiana GoPro. Un control sobre el sector que ha presentado algún problema a Washington: en 2017, el ejército estadounidense prohibió el uso de drones DJI por razones de seguridad.
Algunos expertos están preocupados por el riesgo de tener un mundo partido en dos por una «cortina de hierro tecnológica». Ya en China, los BATX (Baidu, Alibaba, Tencent, Xiaomi), aprovechando la prohibición de todas las redes sociales y de motores de búsqueda extranjeros, reemplazan a los GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon) y tienen ambiciones internacionales.
Los gigantes de pago con tarjeta de crédito (Visa, Mastercard, American Express), penalizados en China por una legislación muy restrictiva, están marginados por actores chinos (Alipay, WeChat, UnionPay) y la tendencia a realizar los pagos por smartphone.
En el sector de la geolocalización, China tomó distancia del GPS estadounidense y concibió su propio sistema de navegación satelital, Beidou (literalmente «La Osa Mayor»).
Como garantía de independencia estratégica y económica se apoya en una red de unos 30 satélites y estará en pleno funcionamiento en todo el mundo a partir del próximo año.
Pekín cuenta con su vasto proyecto de las Nuevas Rutas de la Seda para convencer a los países participantes de que utilicen su tecnología.
Ser autónomo en el ámbito tecnológico y desarrollar sus propias habilidades. Este es el objetivo del ambicioso programa «Made in China 2025», que apunta a convertir al gigante asiático en una potencia de las nuevas tecnologías: desde la industria aeroespacial a las telecomunicaciones, pasando por la robótica, la biotecnología y los vehículos eléctricos.
Pekín apunta a la autosuficiencia tecnológica en el 70% de los componentes y materiales clave para el año 2025.
Este plan «aterrador», según Washington, ha complicado las conversaciones comerciales entre China y Estados Unidos y ha fortalecido su desconfianza mutua.
Washington ha considerado durante mucho tiempo como una amenaza al gigante chino de las telecomunicaciones debido al pasado de su fundador Ren Zhengfei, de 74 años, exingeniero en el ejército chino, y una ley en 2017 que exige que las compañías chinas cooperen con los servicios de inteligencia del país.
El gobierno de Estados Unidos ha prohibido a sus agencias adquirir equipos de Huawei, por temor a que Pekín pueda espiar sus comunicaciones y acceder a infraestructuras clave en el país. Estados Unidos también ha aumentado la presión sobre sus aliados para que prohíban a Huawei en sus infraestructura de redes.
La directora financiera del grupo, Meng Wanzhou, durante mucho tiempo favorita para suceder a su padre en la dirección de Huawei, también está en la mira de Washington, que la acusa de haber eludido las sanciones contra Irán. Detenida en Canadá en diciembre, Meng Wanzhou podría tener que rendir cuentas ante la justicia de Estados Unidos próximamente.
Estados Unidos rechazó la solicitud de China Mobile de acceder a su mercado de telecomunicaciones por considerar que sus lazos con Pekín amenazan la «seguridad nacional», una decisión que demuestra una vez más la importancia estratégica de las telecomunicaciones y la tecnología en el enfrentamiento entre las dos potencias.
Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), Estados Unidos detenta el primer lugar que ha mantenido durante cuatro décadas en número de patentes presentadas internacionalmente, pero China podría superarlo en 2020.
En 2017, fecha de los últimos datos disponibles, dos empresas chinas dominaron el podio mundial: Huawei (4.024 solicitudes) y el otro gigante chino de las telecomunicaciones ZTE (2.965 patentes). La primera empresa estadounidense estaba solo en el tercer puesto: Intel (2.637).