La guerra fría duró alrededor de 4 décadas, que van desde de los 40’s hasta los 80’s del siglo pasado, y ocurrió en un mundo con características acentuadas de bipolaridad entre los Estados Unidos, con su bloque de países occidentales y la Unión Soviética, también con su bloque de países de la Europa oriental en la distribución del poder, ocasionada por la rivalidad ideológica; pero sin llegar a la guerra directa entre ambos países que encabezaron cada bloque.

Con la caída del muro de Berlín y la Unión Soviética, el mundo pasó de ser bipolar a multipolar, aunque algunos aducen que en la actualidad es unipolar. Multipolar o unipolar, lo cierto es que hoy el mundo vive en lo que se ha denominado paz caliente, en la que subyace una confrontación en relativa calma democrática, con golpes anónimos y sin rostros, promotores de violencia extrema, como los actos terroristas que han acontecido y con escaramuzas que mantienen al mundo en paz simulada.

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), desde que llegó al gobierno en el 1996, comenzó a perder su esencia, al quitarle su “virginidad”, cuando en aquel 1999 en el Congreso Elector, con votos orgánicos, derrotaron a Jaime David Fernández Mirabal con vehículos no necesariamente democráticos, teniendo como posterior resultado, la pérdida de las elecciones del 2000, también facilitada por el retiro del apoyo del Dr. Joaquín Balaguer al PLD.

Luego, a partir del 2004 acontece un periodo de tranquilidad transitoria, los primeros dos años del segundo gobierno del PLD, la que después, con la salida del gobierno del hoy Presidente de la República, en noviembre del 2006, se inicia formalmente un periodo de guerra fría dentro del partido fundado por el profesor Juan Bosch, con la confrontación entre Leonel Fernández y Danilo Medina que duró alrededor de 5 años.

El enfrentamiento político entre Fernández y Medina, no llegó a niveles álgidos -recuérdese que para pelear se necesitan dos-, debido a la actitud asumida por el primero, dada su característica de ser poco antagónico y priorizar la gobernabilidad hacia dentro y fuera del gobierno; mientras que, el segundo, más beligerante, se ausentó por largo tiempo del Comité Político, no se integró a la campaña del 2008 -aunque hizo algunos cumplidos- y acuñó la expresión de que: “el Estado lo había vencido”. Buen ejemplo de guerra fría.

Las diferencias entre Leonel y Danilo, matizada por un manejo inteligente de ambos,  garantizó la unidad del partido, previo y durante las elecciones generales del 2008 y favoreció a que el PLD saliera victorioso. En la guerra los generales no se matan, entre muchas razones, porque son militares racionales y saben que para la resolución del conflicto, solo ellos o sus jefes políticos pueden solucionarlo.

Apreciemos que en el mundo animal, para dominar un territorio o para copular, antes del enfrentamiento se estudian, a fin de determinar las habilidades y fortalezas de cada quien y lo hacen por medio de la interacción física no letal, señales visuales, auditivas y químicas, las que se correlacionan con la capacidad de lucha. Una de las pocas excepciones se da en el mundo de las abejas en colmena, en donde las que son reinas, la resolución del conflicto termina siendo mortal.

Desde unos años hasta ahora, específicamente al inicio del primer gobierno del Presidente Medina, sectores muy importantes, cercanos al mandatario, iniciaron una embestida anónima, típica de la paz caliente, que ya lleva 7 años, donde hacían responsable a Fernández del déficit fiscal, sin explicar que el mismo fue el resultado de una postura fiscal que procuraba evitar que la economía entrara en recesión, como en efecto se logró, viabilizando el triunfo del PLD en el 2012.

Después, también en forma anónima, ocasionaron el: “Quirinazo”, con el propósito de lacerar la imagen política del presidente de su propio partido y descalificarlo para las elecciones del 2016. En adición, con una oposición desenfocada, en la que eligieron a Fernández como su objetivo y no al Presidente Medina, éste logró elevar su popularidad, reformar la Constitución que lo habilitó para presentarse como candidato presidencial del PLD. Leonel, en aras de preservar la unidad del partido -que ya casi no es herencia de Bosch-, decide no profundizar la confrontación, dando paso al acuerdo de los 15 puntos del Comité Político.

El referido acuerdo, puede presentarse como otra expresión de paz caliente, que se produce al interno del PLD, dado que, una vez cumplida la eliminación de la prohibición constitucional de la reelección en el 2015 y en el 2019 cuando se debe cumplir la parte de no volver a modificar la Constitución, el principal promotor del acuerdo, se atreve a afirmar que fue un “atraco” para complacer a una minoría.

El promotor del acuerdo olvida, que el pacto aun fuera para complacer la presión de una minoría, se convirtió en mayoría en el PLD, desde que los 15 puntos posteriormente fueron ratificados por el Comité Central y el Pleno Nacional de Dirigentes del PLD y, también, es mayoría en la población, al rechazar la modificación constitucional en un 70.0 %, no otorgándole licencia social.

La paz caliente que hoy padece el PLD, caracterizada por fuertes discusiones privadas y públicas, no sería letal si se desiste modificar la Constitución de la República, llegando a algún tipo de advenimiento entre las partes, similar a la lucha que se da en la mayoría de las especies del mundo animal que no llega a lo letal, con la excepción del caso de las abejas reinas, que termina aniquilando a una de ellas. De no ser así, la división y derrota del PLD en las elecciones del 2020 está asegurada y muy probablemente los que más perderán serán aquellos advenedizos que atizan las contradicciones, por ser los menos dolientes de lo que queda del partido de Bosch.

Entonces, la guerra fría y la paz caliente serán solo parte de los recuerdos para las tertulias del futuro cercano entre peledeístas desconcertados y frustrados.