El Grupo Bilderberg, quizás la organización secreta más controvertida del mundo, comienza este jueves una reunión de cuatro días a puerta cerrada en un lujoso resort en Montreux, Suiza.
Al encuentro están invitados unos 130 líderes de la élite política mundial, así como personalidades de la industria, las finanzas, la academia y los medios de comunicación.
Tú no estás invitado y, no importa qué periódicos leas, ni que noticieros veas, ni que redes sociales sigas: no leerás ningún reporte sobre esta cumbre, todos están prohibidos.
La élite global
Los invitados estadounidenses incluyen al yerno del presidente Donald Trump, Jared Kushner; Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft; Eric Schmidt, expresidente de Google; Peter Thiel cofundador de Paypal; y al ex secretario de Estado Henry Kissinger.
Pero políticos y empresarios consolidados no son los únicos invitados, algunas estrellas emergentes también tienen su cupo.
Cuando Bill Clinton asistió en 1991, ni siquiera estaba claro si ganaría la nominación demócrata para las elecciones presidenciales del año siguiente.
Tony Blair participó en 1993, pero solo sería elegido primer ministro del Reino Unido tres años después.
¿Diplomacia o conspiración?
¿Pero es el Grupo Bilderberg simplemente una oportunidad para que los miembros de la élite mundial hablen en privado de manera abierta y relajada, o es como dicen sus críticos, una camarilla que busca socavar la democracia global?
Los teóricos de la conspiración, que se inclinan por la segunda opción, acusan al grupo de cosas como diseñar deliberadamente la crisis financiera de 2008 o hasta planear matar al 80% de la población mundial.
Sus críticos más enconados los tildan de malvados y tenedores de un poder oscuro.
De las cenizas de la guerra
La larga y misteriosa historia del Grupo Bilderberg permite entender por qué despierta estas sospechas.
La primera reunión tuvo lugar en 1954, con el objetivo de reforzar las relacionesentre Estados Unidos y Europa, y prevenir otro conflicto internacional después de la Segunda Guerra Mundial.
Sus métodos siempre han sido secretos.
No se invita a periodistas a que cubran el evento, no se envían comunicados de prensa después de que concluyen las reuniones y la organización solo mantiene un sitio web básico de un diseño bastante discreto.
¿Es solo un lugar para hablar tranquilos?
Aunque el Grupo Bilderberg parezca un club de villanos de James Bond, algunos dicen que es mucho menos siniestro de lo que parece.
David Aaronovitch, columnista de The Times en Reino Unido, dice que las suspicacias sobre el Bilderberg son ridículas.
«Es realmente un club de cena ocasional para los ricos y poderosos», dice.
Denis Healey, cofundador del grupo y canciller británico en la década de 1970, le dijo al periodista Jon Ronson en su libro Them (Ellos), que la gente pasa por alto los beneficios prácticos de este tipo de redes informales.
«Bilderberg es el grupo internacional más útil al que he asistido», le dijo.
«La confidencialidad permite hablar honestamente sin temor a repercusiones».
Los partidarios del Grupo Bilderberg dicen que su secretismo facilita que las personas se digan la verdad con franqueza, sin tener que preocuparse de que lo que digan tendrá una repercusión política o cómo lo presentarán los medios de comunicación.
Poder real
Pero eso no quiere decir que no sea poderoso.
Puede que los teóricos de la conspiración exageren, pero tienen parte de razón, dice el profesor Andrew Kakabadse, coautor del libro Bilderberg People (La gente del Bilderberg).
Y es que el grupo tiene un poder genuino que supera por mucho al Foro Económico Mundial, que se reúne en Davos, sostiene Kakabadse. Y sin transparencia, es fácil ver por qué las personas están preocupadas por la influencia que puedan tener.
«Esto es mucho más inteligente que una conspiración», dice el profesor. «Esto es moldear la forma en que la gente piensa, de modo que parezca que no hay alternativa a lo que está sucediendo».
La agenda del grupo consiste en reunir a las élites políticas de derecha e izquierda, permitirles mezclarse en un entorno relajado y lujoso junto a líderes empresariales, y dejar que las ideas fluyan.
Puede parecer una simple cena sobreestimada, pero eso sería no comprender de qué va el asunto.
«Cuando has asistido a suficientes cenas, ves un tema emergente«, dice Kakabadse.
El tema en Bilderberg es reforzar un consenso sobre el capitalismo occidental de libre mercado y sus intereses en todo el mundo, dice.
«¿Todo esto conduce a la idea de querer dominar al mundo? En un sentido, sí. Hay una iniciativa muy fuerte para tener un gobierno único mundial, bajo el molde del capitalismo occidental de libre mercado», dice el profesor.
Miedo
James McConnachie, coautor de Rough Guide to Conspiracy Theories (Guía aproximada a las teorías de la conspiración), dice que la naturaleza secreta de tales grupos permite a los manifestantes proyectar sus propios temores.
En EE.UU., el temor más extremo sobre el Grupo Bilderberg es que haya una camarilla oculta dirigida por la Unión Europea y que represente una amenaza para las libertades estadounidenses.
En Europa, a menudo se le considera una élite de libre mercado que intenta impulsar una agenda de derecha.
El Grupo Bilderberg coincide con la forma en que funcionaría una conspiración global: un cuerpo secreto que intenta configurar la dirección del mundo, sugiere McConnachie.
«La única diferencia es el grado de maldad», dice. «Se tiende a ver a este grupo como un mal absoluto. Cuando en realidad las cosas tienen más matices«.
Según McConnachie, más allá de las historias extremas sobre grupos oscuros que manejan el mundo, lo cierto es que todos tenemos una pequeña deuda con algunos teóricos de la conspiración.
«De vez en cuando hay que dar crédito a los teóricos de la conspiración que plantean problemas que la prensa tradicional ha ignorado. Solo recientemente los medios de comunicación le han prestado atención a los Bilderberg. ¿Los medios publicarían noticias si no existieran estas acusaciones descabelladas?».
Irracional
Pero Aaronovitch no está de acuerdo. Creer en grupos oscuros lleva a que algunos de ellos sean victimizados y obstruye una visión racional del mundo.
«Tener una fuerte creencia en el Grupo Bilderberg significa creer en una fantasía«, dice.
«Sugiere que hay personas, como Dios, que actúan como un poder superior. Y reemplaza el pensamiento intolerable de que no hay nada por lo que trabajar, que el mundo es caótico».
«Puede ser una forma de terapia, pero tiene a las personas creyendo en un mensaje anticientífico«.
Adaptado de un artículo de Tom De Castella.
Fuente: BBC Mundo