Sara Winter compartió una rueda de prensa en la que brindó los ejes más fundamentales de su pensamiento y su lucha. Además denunció maniobras de grupos feministas y definió el contexto actual como “descristianización”.
La ex Femen (26 años, Brasil) y referente pro vida más importante del continente, estuvo en San Luis a instancias de su cuarta gira en Argentina.
Winter recorre el mundo llevando su historia y exponiendo las principales claves de los grupos feministas para exponer la “ideologización” en los jóvenes; hoy hizo lo propio en el Colegio Don Bosco y en Villa Mercedes.
Antes de su disertación central, brindó una rueda de prensa. Durante su intervención hizo un recorrido por su historia de vida, su conversión al catolicismo y su actual lucha para evitar “la muerte de los bebés”.
“Vengo de una familia muy desestructurada, tengo un hermano que está en el narcotráfico, a los 16 me echaron de casa y desde entonces estuve en la calle, en la prostitución, sufrí una violación terrible”, recordó.
En ese contexto conoció al movimiento feminista que le dio “una expectativa para curar heridas, un discurso romántico de empoderamiento, libertad (…)”. Así fue invitada por Femen (grupo feminista radical) para “viajar a Ucrania y ser entrenada para ser una buena activista”.
En ese sentido la joven se convirtió literalmente en la mayor activista de Brasil y fue la cara de la lucha por la legalización del aborto. A sus 22 años quedó embarazada y abortó: “Casi me muero, tuve consecuencias terribles (…) ninguna de mis amigas me ayudó, sólo un hombre católico me asistió”.
Tras esta dura vivencia, Winter atravesó un complejo proceso en el que recibió transfusiones, perdió una trompa uterina, sufrió el síndrome post aborto y le dieron la triste noticia de que quedaría infértil.
Según comentó, a pesar del cuadro médico la vida le dio una oportunidad y pudo quedar embarazada, ahí surgió su proceso de conversión.
“Escuchaba el sonido de los bebes donde no había, en la farmacia, en mi habitación, en la calle, en el supermercado, estaba enferma, pensaba en el suicidio. A los pañuelos verde les gusta llamar a mi bebé como ‘un error médico’, yo prefiero llamarlo milagro, me enamoré de mi embarazo”, dijo.
Por otra parte sentó su crítica hacia el movimiento feminista: “¿Cuántas mujeres quitan de la violencia las chicas de pañuelo verde? Ni una, por eso se llama Ni Una Menos, porque es inútil y no quita a ninguna mujer de la violencia (…) todo se reduce a una epifanía filosófica sobre el tamaño del short, el pelo largo en las axilas, pero no quitan la violencia”.
Luego aseguró que las “feministas odian a la mujer” y sostuvo que no quieren ayudarla sino que lo que buscan es instalar un proceso de “ideologización” que posee tintes “lucrativos”.
“Hace menos de un mes que la bancada feminista, con Victoria Donda, hizo oposición a un proyecto de ley que aumentaba la pena a los violadores ¿cuál es la intención de ir en contra de eso? La cuestión es simple, si no hay violación, no hay problema en el mundo de la mujer y si no hay problemas no se puede justificar la existencia del feminismo”, especificó.
Por ello afirmó que “el feminismo no quiere derechos para la mujer, quiere privilegios para la mujer de izquierda”.
“Si la mujer es cristiana, de derecha o está en contra de cualquier tema de la ideología de izquierda, no merece ayuda. Argentina tiene que hacer políticas públicas para todas las mujeres, no sólo la mujer de izquierda, tenemos que pedir que sean democráticos”, manifestó.
En un momento de la conferencia, Winter se conmocionó al indicar que en cada visita que realiza a lo largo del mundo, muchas mujeres se acercan a compartir sus peripecias sobre contextos de violencia. San Luis no fue la excepción.
“No es una broma, es muy difícil para mí. Hoy en Villa Mercedes acabo de recibir un mensaje de una chica que estuvo en mi charla y me contó de una situación de violencia con su padrastro, me preguntaba qué debía hacer. Si el feminismo es tan bueno ¿Por qué hay chicas violadas? Se supone que salen a la calle para que ni una sea abusada pero no lo están haciendo, sólo están preocupados en sostener un proyecto político”, señaló.
De este modo denunció que las organizaciones pagan un canon a las mayores referentes para sostener la lucha, incluso ella misma recibía dólares como compensación por su labor en Brasil cuando integraba Femen.
“El feminismo no ama a la mujer, la usa como marioneta para sostener la ideología”, aseveró.
En este sentido afirmó que el aborto es un “negocio”, en el que organizaciones como la IPPF (Federación Internacional de Planificación Familiar) y la Planned Parenthood inyectan millones de dólares para presionar a políticos en la sanción de distintas normativas a fines a la ideología de género.
“Quieren expandir su mercado y como estamos descristianizados por una revolución sexual, procuramos este tipo de servicios (aborto). De hecho necesitan pagar influenciadores, cantantes, youtubers, como Jimena Barón o Lali Espósito, muy bonitas, con el pañuelo verde”, sostuvo.
Luego describió que sería insostenible para la economía argentina desarrollar el aborto legal y que ello facilitaría la instalación de organizaciones como Planned Parenthood. En ese sentido expresó que es una posibilidad la sanción de la ley pro aborto en Argentina.
“Ganamos en primera instancia pero no podemos seguir muy optimistas (…) es necesario continuar la lucha, creo que en esta segunda vuelta hay más presión, más dinero y si no tomamos nuestras técnicas es posible que se apruebe la legalización del aborto. Tenemos que poner en práctica nuestras técnicas hasta que surja un Bolsonaro argentino si Dios quiere”, sentenció.
Cerca del final aseguró que Argentina es un agente influenciador y que si la ley (pro aborto) se aprueba, inmediatamente se replicaría en el resto de Latinoamérica.
También dio algunas referencias sobre el uso de placentas en la elaboración de productos, y el negocio millonario que implica a instancias del aborto: “Cuando se habla de este tema muchos piensan que es como hablar de masonería o iluminatis, yo tampoco creía hasta que en Paraguay conseguí un cosmético a base de placenta humana”.
Por último su intervención estuvo enfocada en un mensaje a la juventud: “Estudien. El problema de hoy es que hay adolescentes que quieren salir y gritar por algo, pero no conocen ese algo. Siempre que hacemos charlas las chicas de pañuelos verde quieren ir al choque porque no se han dado cuenta que esa es una doctrina”.
“Muchas mujeres cristianas se dicen feministas y les explico que feminismo y cristianismo son incompatibles, de hecho Christine de Pisan (pensadora feminista) escribió La Ciudad de las Damas para satirizar La Ciudad de Dios de San Agustín, ya hacían escarnio de la Iglesia Católica”, concluyó.
Fuente: https://elchorrillero.com