Esta opinión no pretende constituirse en un prontuario de recomendaciones sobre el debido uso de las tarjetas, en particular las de crédito, pues eso sería materia de otro examen; de todas maneras, pese a la puntualización, vale la pena recordar que la utilización del referido medio de pago solo beneficia al tenedor del tarjetahabiente cuando su uso se realiza en forma responsable, como una manera de adelantar que no debes gastar lo que no tienes o comprometer las finanzas futuras más allá del ingreso monetario residual.
Enfatizar lo del uso responsable de las tarjetas de crédito, es por la ocasión del consumo en las navidades, que normalmente se dispara respecto a otras épocas del año y porque además el dinero de una tarjeta no le pertenece al tenedor del instrumento de pago, sino que es propiedad temporal del banco emisor. Lo afirmado precedentemente, es como una recomendación para que el público entienda que el dinero plástico en sus manos es una ilusión, a no ser que quieras o tengas que endeudarte.
Las promociones en el comercio, previo a diciembre o en ocasión a las fiestas navideñas abundan. Ser convencido por la publicidad en la época de Pascuas, inclinando al público hasta comprometer más que el monto del ingreso monetario residual de la familia, es una exposición al riesgo que implica toda decisión de deuda. Una vez descontado los gastos fijos a tus ingresos, lo aconsejable para la determinación del gasto seria cargar algo más del cincuenta por ciento al ingreso residual con el uso de la tarjeta de crédito.
Los usuarios de las tarjetas de crédito deben comprender que ese instrumento de pago no es una extensión o aumento de su salario o disponibilidad ilimitada de dinero, que su uso y no cancelación más allá de la fecha límite de pago total del balance, implica la generación de un interés por financiamiento, conforme está establecido en el Art. 4, literal u, del Reglamento de Tarjetas de Créditos de la Superintendencia de Bancos.
Aunque antes era más alto, a partir del 2015, la tasa de interés cobrada por los emisores del mercado local y pagadas por los tenedores de tarjetas de créditos se sitúa en un 4.5 % mensual, equivalente a un total de un 54.0 % anual, costo que los usuarios del consumo más allá del límite de pago deben tener presente, pues resulta significativamente más alto que cualquier otra tasa de las que cobran las entidades de intermediación financiera por los distintos productos financieros que ofertan en el mercado por el uso del dinero que facilitan.
Para que el lector tenga una mejor compresión de lo afirmado en el párrafo anterior, al 21 de noviembre de 2019, la tasa de interés promedio ponderado que la banca múltiple del sistema financiero dominicano está cobrando por los préstamos de consumo y/o personales asciende a un 16.14% anual, significativamente más baja que el 54.0% por año que paga por el no pago a tiempo del consumo realizado con tarjeta de crédito.
Si el tenedor de la tarjeta de crédito no dispone de ingreso monetario residual no comprometido, probablemente una regla de oro para el uso responsable de la tarjeta de crédito sea la de aplazar una compra con tarjeta y no caer en la tentación del consumo presente con cargos de intereses, pues estos podrían comprometer sus ingresos futuros y por la tanto el aplazamiento también de las compras futuras.
Una manera de mantener cierto control de los gastos en periodos de fuerte campaña hacia favorecer el consumo de temporada o de estación, es utilizando dinero en efectivo o tarjeta de débito, de esa manera la persona se dará cuenta que sus disponibilidades de efectivo son finitas y le ayudará a una adecuada gerencia de las finanzas personales.
Las tarjetas de crédito presentan la embarazosa situación en países con población de escasa cultura financiera, que su uso para consumo es fácil; en cambio, el manejo para cumplir con los compromisos derivados por la decisión de compra tienden a ser complejo, en particular, en usuarios con ingresos monetarios residuales mínimos.
Sin embargo, lo dicho hasta ahora no implica satanizar el uso de la tarjeta de crédito; por el contrario, su tenencia responsable opera como una herramienta que ayuda a adquirir productos sin pagarlos al instante o bien una alternativa que te puede ayudar en casos de emergencia de consumo imposible de postergar. Dicho de otra manera, cuando se aprende a utilizar la tarjeta de crédito como un medio de pago y no como una línea de crédito, estas sacando el óptimo al instrumento de pago que te ha facilitado el emisor.
Cuando un usuario de tarjeta de crédito maneja sus compras con el dinero que le representa el medio de pago y lo paga antes del vencimiento, está realizando un acto racional y beneficioso, al utilizar en el momento un dinero que no es de su propiedad, sino que se lo ha facilitado en forma temporal el emisor de la tarjeta.
De acuerdo a la base de datos del Sistema de Pagos Dominicano sobre las tarjetas de crédito, en los últimos cinco años durante la época de navidad su uso ha aumentado considerablemente, en alrededor de un 28.0 % promedio simple respecto a noviembre y al compararlo con relación al uso más alto en el resto de los meses del año es de aproximadamente un 17.0 %, con la excepción de 2017, que mostró varios picos de consumo, prefiriéndose utilizar el promedio para fines del objeto de la presente opinión.
De manera que, ahora que los dominicanos estamos a la puerta de entrada del mes dedicado a las navidades –diciembre-, es propicia la ocasión para promover un uso responsable de las tarjetas de crédito y así evitar que al entrar el nuevo año 2020, las finanzas personales de la familia dominicana no se encuentren con una situación agravante, que perturbe los planes que muchos hacen al finalizar el año.