Por Gonzalo Aragonés | Moscú

Putin y Xi inauguran un gasoducto con sentido estratégico

Rusia lleva años pivotando entre Occidente China mejor que Kareem Abdul-Jabbar bajo la canasta en los mejores tiempos de los Lakers, pero desde que estalló la crisis ucraniana parece que la basculación se inclina más hacia Pekín que hacia Bruselas. Por eso, el hecho de que el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, y el líder chino, Xi Jinping, dieran el pitido de salida al suministro de gas ruso a China a través del ambicioso gasoducto Fuerza de Siberia es, después de todo, un gesto simbólico. Pero muy importante, porque afianza la cooperación entre los dos gigantes, señaló Xi, o porque ayuda a alcanzar un intercambio comercial histórico entre ambos, añadió Putin.

En una solemne ceremonia, en la que los dos presidentes participaron por videoconferencia, Rusia y China inauguraron uno de los grandes proyectos de los últimos años. El Fuerza de Siberia comenzó ayer mismo a suministrar gas natural a China. Es la primera vez que el gas ruso llega al gigante asiático por esta vía. Hasta ahora, le enviaba gas licuado por mar. El acuerdo entre la compañía rusa Gazprom y la China National Petroleum Corporation (CNPC) une los destinos de los dos países al menos durante 30 años.

Moscú, el mayor exportador, ingresará en 30 años 361.000 millones de euros de Pekín, gran consumidor

Dicho acuerdo se firmó en mayo del 2014, cuando la siempre tensa cuerda entre Moscú los países occidentales se deshilachó tras los sucesos en Ucrania. Entonces, el eje imaginario que sujetaba el pendular de Rusia inició su inclinación hacia China para mitigar el golpe de las sanciones occidentales tras la anexión de Crimea. Tras cinco años y una inversión próxima a los 50.000 millones de euros por cabeza, el sueño se ha hecho realidad.

“El contrato firmado por nuestros países en el 2014 ha sido el mayor en la historia del sector gasístico nacional”, dijo Putin desde la ciudad balneario de Sochi. Y añadió que también acerca el cumplimiento del objetivo fijado para el 2024: alcanzar los 200.000 millones de dólares en intercambio comercial. Desde China, Xi se felicitó porque “la explotación del gasoducto ayudará al desarrollo socio-económico de las regiones por donde pasa”.

No se ha desvelado el precio que pagará China por el oro azul . Pero sí lo que ingresará Gazprom. Según su presidente, Alexéi Miller, en 30 años serán 400.000 millones de dólares (361.000 millones de euros).

El contrato entre Gazprom y la CNPC prevé un suministro de 38.000 millones de metros cúbicos por año. El Fuerza de Siberia recorre 3.000 kilómetros hasta el río Amur, en la frontera ruso-china, desde los yacimientos de Chayanda (Yakutia) y Kovykta (Irkutsk).

Según el representante de Gazprom Export, Andréi Zótov, en el 2020 se enviarán 5.000 millones de metros cúbicos; en el 2021, 10.000. El gasoducto funcionará a pleno rendimiento en el 2025.

La tubería rusa conecta con los gasoductos chinos, una extensión de 5.111 kilómetros que llegan hasta el delta del río Yangtsé, donde se encuentra Shanghái. En China creen que el Fuerza de Siberia diversificará las importaciones de gas de uno de los principales consumidores de energía. Es el segundo gran proyecto después del tubo Asia Central-China, que lleva gas de Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajistán.

Aunque Rusia pivote hacia China, económicamente quiere seguir en movimiento. Para Gazprom también es importante diversificar, en su caso las exportaciones. “La ruta oriental tiene la misma importancia estratégica que la occidental”, dijo no hace mucho su vicepresidente, Alexánder Medvédev. De hecho, próximamente inaugurará dos tuberías que intentan rodear Ucrania: el North Stream 2, que ha dividido a los países de la UE, y el TurkStream, otro símbolo, que refleja el acercamiento a Turquía.

Fuente: LaVanguardia.com