La tregua parcial de una semana en Afganistán continuará con vistas a un «alto el fuego completo», declaró el domingo el presidente Ashraf Ghani, quien rechazó sin embargo una cláusula del acuerdo firmado la víspera entre Estados Unidos y los talibanes que pide liberar a miles de presos insurgentes.
Durante la semana de «reducción de la violencia», el número de ataques en todo el país disminuyó considerablemente.
Este tregua parcial precedió la firma en Doha el sábado de un acuerdo histórico entre Estados Unidos y los insurgentes afganos.
Según este pacto, Washington y sus aliados se comprometen a retirar todas sus tropas de Afganistán en 14 meses, si los talibanes respetan los términos del acuerdo, entre ellos, el inicio de negociaciones entre insurgentes y el gobierno para alcanzar una paz duradera.
«La reducción de la violencia continuará con el objetivo de alcanzar un alto el fuego completo», dijo Ghani en una rueda de prensa en Kabul, y explicó que los talibanes fueron informados de la decisión por el general Scott Miller, jefe de las fuerzas estadounidenses en el país.
«Comentaremos esto más tarde», declaró por su parte a la AFP un portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid.
Aunque hasta ahora no se ha dado un alto el fuego total, la disminución drástica de los ataques talibanes en el país en esta semana ha llenado de esperanza a los afganos.
En las calles, se podían ver escenas de fiesta y celebración, con gente bailando.
Pero queda todavía mucho camino por recorrer antes de alcanzar un verdadero acuerdo de paz en este país devastado por los conflictos desde hace más de cuatro décadas, y en el que Estados Unidos está presente militarmente desde finales de 2001, cuando lo invadió poco después de los atentados del 11 de septiembre.
La primera discrepancia surgió un día después de la firma, cuando Ghani rechazó la cláusula del acuerdo –cuyo gobierno no es uno de los firmantes– que pide a los insurgentes liberar hasta mil prisioneros, y al gobierno afgano liberar unos 5.000 presos talibanes.
«No hay compromiso para liberar a 5.000 prisioneros», dijo el mandatario, e indicó que el intercambio podría «formar parte de la agenda de negociaciones entre afganos pero no puede ser una condición para las negociaciones».
Cualquier puesta en libertad de presos «no depende de la autoridad de Estados Unidos, sino de la autoridad del gobierno afgano», insistió Ghani.
Las negociaciones entre su gobierno y los talibanes tienen que empezar el 10 de marzo, según el acuerdo firmado en Doha. Estas discusiones son una condición para la retirada de las tropas estadounidenses.
Hasta ahora, los insurgentes se han negado a negociar con el gobierno de Ghani, que calificaban de marioneta de Washington.
Pero para estas negociaciones, el presidente afgano tendrá que nombrar a una delegación, algo que será complicado ya que él mismo se encuentra inmerso en una crisis política interna, después de que su reelección fuera contestada por su principal rival, Abdulá Abdulá.
Washington, por su parte, todavía no ha reaccionado a la reelección de Ghani.
Pero, a pesar de la incertidumbre que rodea el acuerdo de Doha, un sentimiento de alivio reinaba en las calles de Kabul, donde sus habitantes podían caminar sin miedo a los ataques talibanes.
«Me siento mucho más en paz hoy después de este acuerdo, más tranquilo», dijo un policía que requirió el anonimato.
Fuente: Agencia Francesa de Prensa