(AFP).-Cinco militares iraquíes y un civil murieron el viernes en bombardeos de represalia lanzados por Estados Unidos en Irak, aumentando la tensión en un país donde se intensifican los ataques contra objetivos estadounidenses.
El ministerio iraquí de Relaciones Exteriores denunció una «agresión estadounidense» y convocó a los embajadores de Estados Unidos y Reino Unido.
Las fuerzas armadas estadounidenses calificaron por su parte de «éxito» la operación, y anunciaron que mantendrán dos portaaviones en Oriente Medio para responder a la amenaza de Irán.
Hacia la una de la madrugada, la provincia de Babilonia, cerca de Bagdad, tembló. Aviones estadounidenses lanzaron bombas sobre lo que Washington presentó como cinco depósitos de armas de las brigadas de Hezbolá, una de las facciones pro-Irán más radicales de Irak.
El objetivo, afirmó el Departamento de Defensa estadounidense, es «reducir sus capacidades para llevar a cabo futuros ataques contra las fuerzas de la coalición» internacional antiyihadista, liderada por Washington.
El miércoles por la noche, 18 cohetes cayeron contra una base militar cerca de Bagdad y mataron a dos soldados estadounidenses y uno británico.
Como en la veintena de ataques precedentes contra objetivos estadounidenses en Irak en estos últimos cinco meses, nadie reivindicó los disparos.
Pero para Washington, se trata de las brigadas del Hezbolá. El jueves, este grupo se congratuló del ataque contra la base de Taji y estimó que sus autores habían escogido «el buen momento» para atacar.
– Escalada peligrosa –
Unas 24 horas más tarde, llegaban las represalias: aviones estadounidenses bombardeaban varias provincias del sur de Irak.
Tres militares y dos policías murieron en la provincia de Babilonia, así como un civil que trabajaba en la zona del aeropuerto en construcción de Kerbala, según un comunicado del ejército iraquí, que denuncia una «escalada que pone en peligro la seguridad» del país.
Once militares, algunos de ellos miembros de las unidades pro-Irán de Hashd Al Shaabi, resultaron heridos, además de un civil.
El texto del ejército precisa que se trata de un primer balance. Todavía hay cuerpos bajo los escombros y heridos en estado crítico.
Los milicianos de Hashd forman parte de las fuerzas regulares y suelen estar presentes en las bases de la policía y del ejército.
Según el general Kenneth F. McKenzie, jefe del Comando Central del ejército estadounidensee, los ataques fueron obra de aviones de combate equipados con armamento de precisión para infligir «el menor número de daños colaterales».
– «Soberanía violada» –
Estos disparos de cohetes y los bombardeos de Estados Unidos vaticinan nuevos choques en Irak, donde la tensión entre Teherán y Washington, los dos grandes aliados del poder en Bagdad, estalló estos últimos meses.
Las fuerzas iraquíes siguen llevando a cabo operaciones con las tropas de la coalición contra yihadistas, pero el Parlamento votó recientemente la expulsión de los 5.200 soldados estadounidenses del país. Ahora el gobierno tiene que aplicar esta decisión.
Tras los bombardeos estadounidenses, el presidente iraquí, Barham Saleh, denunció el viernes una «violación de la soberanía de Irak».
También hizo un llamado para evitar que el país se transforme en un «campo de batalla para los otros».
Nujaba, otra importante facción pro-Irán de Hashd, pidió expulsar a los estadounidenses de Irak y amenazó con aumentar la presión contra sus tropas.
Teherán, por su parte, advirtió al presidente de Estados Unidos, Donald Trump contra cualquier «acción peligrosa» y le instó a «reconsiderar la presencia y comportamiento de sus tropas en la región».