España vivió este lunes una prudente vuelta al trabajo en sectores no esenciales de la economía, coincidiendo con una nueva bajada del balance diario de decesos por coronavirus, que fueron 517 en las últimas 24 horas.
La reanudación de la actividad concierne a sectores como la industria y la construcción, y se produce tras un parón de dos semanas decretado por el gobierno.
No obstante, el confinamiento de los 47 millones de habitantes del país continúa al menos hasta el 25 de abril, y las escuelas, universidades, salas de espectáculos y deportes cerradas.
Como medida de precaución, el gobierno inició además este lunes el reparto de diez millones de mascarillas en el transporte público, a manos de agentes de policía y voluntarios de Protección Civil o Cruz Roja.
Un reparto que está «muy bien, porque algunas (personas) no van con mascarillas ni guantes», y eso «es un peligro para la demás gente», dijo a AFP en la madrileña estación de Atocha Blanca Cisneros, empleada de una residencia de ancianos.
«Viene bien para la gente que utilizamos el transporte público», añadió José Antonio Cruces, que recibió una mascarilla camino de su trabajo, y aseguró que fue «bastante difícil» conseguir una en los últimos días.
«Están muy caras, y están agotadas» en las farmacias, apuntó Brenda Palacios, auxiliar de enfermería.
La afluencia de usuarios era no obstante muy reducida en Madrid, donde el Metro anunció que la mañana de este lunes se registró un 34% más de viajeros que hace una semana, pero un 86% menos que el mismo lunes hace un año.
Los sindicatos abordaron con cautela la reanudación de la actividad en los servicios no esenciales, y apelaron a la responsabilidad de los empresarios.
«Las empresas tienen que proveer de los instrumentos para poder protegernos», dijo Pepe Álvarez, secretario general de UGT, uno de los principales sindicatos del país, enfatizando que allí donde no haya presencia sindical, «los empresarios tienen que extremar las condiciones» de seguridad.
«Los empresarios nunca van a saltarse las normas», replicó Antonio Garamendi, presidente de la patronal CEOE, en una entrevista al diario digital El Confidencial.
Garamendi advirtió de paso que «como consecuencia de esta crisis económica [derivada de la pandemia] van a caer muchas empresas, porque no podrán aguantar», y abogó entre otras medidas por un aplazamiento de impuestos.
Tras un repunte el domingo, el ministerio español de Sanidad reportó este lunes un nuevo retroceso en su balance diario de fallecimientos, con 517 muertes. El total en España, el tercer país del mundo con más muertos por COVID-19, es de 17.489 hasta la fecha.
España observó además el menor número de contagios diarios desde el 20 de marzo, ubicándose su número global de casos confirmados en 169.496.
Las autoridades sanitarias han señalado que el pico de la epidemia quedó atrás, después de que se llegaran a registrar 950 muertes diarias el 2 de abril.
Una herramienta clave en los próximos días serán los tests serológicos, exámenes que, sobre una muestra representativa inicial de 60.000 personas, permitirán saber en pocas semanas qué porcentaje de la población española ha pasado ya la enfermedad y desarrollado anticuerpos.
Dicho porcentaje será un factor clave que las autoridades sanitarias tendrán en cuenta a la hora de plantearse una «desescalada» del confinamiento. Según la doctora María José Sierra, del centro de emergencias sanitarias, los tests empezarán «en unos días».
A la espera de ello, el gobierno insiste en mantener la máxima vigilancia, y el domingo, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, advirtió que el confinamiento podría continuar más allá del 25 de abril.
«Hoy empezamos una nueva semana de esfuerzo continuado para vencer a nuestro virus querido, el Covid-19. La victoria está cerca, pero no podemos bajar la guardia», apostilló el general del Aire Miguel Ángel Villarroya, jefe del Estado Mayor de la Defensa.