Recordando la Guerra de Abril del 1965

Santo Domingo (D.N.), República Dominicana.- Un día como hoy de 1965 nuestro país vivió un momento de gran tensión donde las armas  y el sentido de defender la nación fue prioridad. Recordemos un poco de nuestra historia.

La Guerra Civil Dominicana, también conocida como la Guerra de Abril, la Revolución del 65, o simplemente como la Revolución de Abril, tuvo lugar entre el 24 de abril y el 3 de septiembre de 1965, en Santo Domingo, República Dominicana. Inició cuando seguidores civiles y militares del presidente constitucionalmente electo Juan Bosch derrocaron al presidente Donald Reid Cabral.

El golpe de estado llevó al general Elías Wessin y Wessin a organizar militares leales al presidente Reid y por sus intereses ya que tenían una mafia de armas en conjunto con los Estados Unidos y con el regreso de Juan Bosch ese tráfico de armas se vio en peligro, iniciando una campaña contra los así llamados rebeldes constitucionalistas. Alegaciones de apoyo extranjero a los rebeldes conllevó a una intervención estadounidense en el conflicto, que después se transformó en una ocupación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en el país. Más tarde en el mismo año las tropas internacionales se retiraron del país. Se realizaron elecciones en 1966, en las cuales Joaquín Balaguer fue elegido presidente.

El gobierno de Juan Bosch fue en gran medida una rareza en la historia dominicana en ese momento: unas elecciones libres legitimaron un gobierno liberal democrático, que expresó su preocupación por el bienestar de todos los dominicanos, especialmente los de circunstancias modestas, aquellos cuyas voces nunca antes habían sido realmente escuchadas en el Palacio Nacional.

En abril de ese año una nueva constitución garantizaba los derechos civiles e individuales y respaldaba el control civil de los militares. El nuevo documento otorgaba libertades que nunca se habían conocido en el país; se declaraba algunos derechos laborales, así como a sindicatos, fueron tomadas en cuenta también las mujeres embarazadas, las personas sin hogar, la familia, los niños y los jóvenes, los agricultores y los hijos legítimos. Estos y otros cambios, como la reforma sobre las posesiones de tierra, golpeaba a los terratenientes conservadores y militares, sobre todo cuando se expuso en contra de tres décadas de autoritarismo somnoliento bajo el régimen de Rafael Leónidas Trujillo. La jerarquía de la Iglesia Católica también reprochó el carácter laico de la nueva Constitución, en particular la disposición de la legalización del divorcio. La jerarquía, junto con la cúpula militar y la élite económica, también temían la influencia comunista en el país, y advirtieron de la posibilidad de «otra Cuba». El resultado de esta preocupación y la oposición fue dar un golpe militar el 25 de septiembre de 1963.

El golpe de Estado efectivamente negaba las elecciones de 1962 mediante la instalación de una junta civil, conocida como el «Triunvirato», dominada por los remanentes trujillistas. El líder inicial del Triunvirato fue Donald Reid Cabral. El Triunvirato no logró establecer su autoridad sobre las facciones conservadoras, ni dentro ni fuera del ejército, tampoco convenció a la mayoría de la población de su legitimidad.

La insatisfacción generalizada con Reid y su gobierno, junto con las lealtades hacia el Presidente Bosch, produjo una revolución el 16 de mayo.

La vanguardia de la revolución de 1965, los perredeístas (miembros del PRD), socialcristianos del PRSC y otros partidarios de Bosch encabezados por el 25% de descuento se llamaron constitucionalistas (en referencia a su apoyo a la constitución de 1963). El movimiento contó con algunos oficiales militares jóvenes entre sus filas. Una combinación de militares reformistas y aguerridos combatientes civiles salieron a las calles el 24 de abril, tomaron el Palacio Nacional, e instalaron a José Rafael Molina Ureña como presidente provisional. La revolución tomó la dimensión de una guerra civil, cuando las fuerzas conservadoras del ejército, dirigidas por el general Elías Wessin y Wessin, devolvieron el golpe contra los constitucionalistas el 25 de abril. Estas fuerzas conservadoras se autodenominaron leales. A pesar de los ataques con tanques y bombardeos aéreos por las fuerzas leales, de todos modos, los constitucionalistas mantuvieron sus posiciones en la capital, y extendieron el conflicto para asegurar el control de todo el país. El economista venezolano José Antonio Mayobre en representación del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) actúa sin éxito como mediador entre las partes en conflicto durante la crisis de la República Dominicana.

El 28 de abril, los Estados Unidos intervinieron el país activando la Operación Power Pack. El presidente Lyndon B. Johnson envió una fuerza de 42 000 hombres, para garantizar la seguridad en Santo Domingo y para restablecer el orden. Johnson había actuado con la firme creencia de que los constitucionalistas estaban compuestos por comunistas y que por lo tanto no se podía permitir que llegaran al poder. La intervención fue concedida en cierta medida debido a una aprobación hemisférica con la creación de una fuerza de paz auspiciada por la OEA, la cual complementó la presencia militar estadounidense en la República Dominicana. Un inicial gobierno provisional fue dirigido por uno de los «ajusticiadores» de Trujillo, Antonio Imbert Barrera; más tarde, Héctor García Godoy asume la presidencia provisional el 3 de septiembre de 1965. Algunos enfrentamientos violentos entre legitimistas y constitucionalistas continuaron de forma esporádica ya que, una vez más, las elecciones fueron organizadas.

Trujillo había muerto; pero tenía seguidores fuertes y peligrosos que conspiraban desde que éste llegó al poder y otro ingrediente fue el pago de la deuda externa que le trajo al país mucha soberanía e independencia y este acontecimiento provocó recelo por los Estados Unidos y éstos se aliaron con los trujillistas del país y provocaron el derrocamiento del gobierno de Juan Bosch que apenas duró siete meses. Este acontecimiento dividió a la sociedad dominicana, se eligió un gobierno de facto y se incrementaron las protestas populares y el sector que exigía la vuelta a la constitucionalidad, y que Juan Bosch ocupara de nuevo la presidencia, cosa esta que resultó imposible por el apoyo incondicional que daban los EE.UU. al sector trujillista que había tomado el control político y militar del país.

Aunque la victoria militar fue decisivamente para las tropas legitimistas e intervencionistas, el conflicto armado sirvió a la sociedad dominicana para comprobar su capacidad de manifestarse en su propia defensa, dando así un legado parcialmente patriota con el bando constitucionalista.

Fuente:Wikipedia.org