La más contundente muestra de compromiso político con la profesionalización de la función pública, la dio el presidente Leonel Fernández al promulgar la Ley 41-08 de Función Pública, apostando al desarrollo de la Carrera Administrativa en el sector público, para dignificar no solo los servicios o trámites, sino con ello, a los trabajadores estatales.
Consciente de que el capital humano constituye el principal componente para alcanzar una gestión pública moderna, exitosa, orientada al fortalecimiento institucional, decretó un año más tarde el Reglamento 525-09 de Evaluación del Desempeño y Promoción de los Servidores y Funcionarios de la Administración Pública. Una sumatoria de esfuerzos para ejercer con eficiencia ante los desafíos que presenta el escenario gubernamental.
Un Estado se hace fuerte cuando cada empleado siente orgullo de servir a su país, ese vínculo permite construir una marca, modelo de organización y calidad.
Fue en los gobiernos de Fernández cuándo con el respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo BID y otros organismos de cooperación, se implementó en 2010 el Sistema de Monitoreo para medir los niveles de desarrollo de la gestión pública, desprendiéndose de éste, herramientas como el SASP; SECAP, SISMAP; SISMAP MUNICIPAL, el Marco Común de Evaluación CAF, entre otros. Estos instrumentos se han hecho acompañar de incentivos especiales a los empleados, bonos por desempeño, premios a la calidad, promociones, pensiones especiales y la oportunidad de conformar las Asociaciones de Servidores Públicos ASP.
El Ministerio de Administración Publica revela que la nómina actual de los servidores es de 811,000 empleados, incluye personal fijo, contratado y de carrera, siendo del gobierno central 634,407, cifra que representa un segmento electoral importante en las próximas elecciones presidenciales y congresuales del 5 de julio.
Todas esas grandes conquistas se ven amenazadas ante este escenario electoral. Quien dice representar el cambio no ha ejercido la suficiente autoridad para controlar las desvinculaciones masivas en los gobiernos locales donde ganó su Partido y quienes están, han manejado con sectarismo la cosa pública, está preclaro que solo el Presidente Leonel Fernández garantiza estabilidad y crecimiento en el servicio público.
El nuevo gobierno enfrentará grandes desafíos producto de la crisis global por la pandemia COVID19, debemos retomar la dirección correcta. El poder de los servidores públicos es determinante para escoger nuestras autoridades, debemos hacerlo con conciencia ciudadana, apostando a quien respeta nuestros espacios sin importarle el color de nuestra bandera política, al líder que nos impulsa a crecer y quien tiene la mayor experiencia en el manejo de crisis del Estado.