(AFP).-El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció el martes un plan «histórico» de más de 8.000 millones de euros (8.800 millones de dólares) para salvar a la industria automovilística, golpeada duramente por la crisis del coronavirus.
«El Estado aportará un poco más de 8.000 millones de euros en ayudas al sector», dijo Macron durante una visita a una planta de Valeo, una empresa que produce piezas para coches.
A cambio, «los fabricantes se comprometieron a traer de vuelta la producción con valor añadido a Francia y a consolidar y mantener toda la producción industrial en nuestras plantas», añadió el mandatario francés, que acogió positivamente el anuncio del grupo PSA –que incluye las marcas Peugeot o Citroën– de fabricar su 3008 eléctrico en una planta del este del país.
El exministro Luc Chatel, presidente del sector en Francia, aseguró que el plan «responde a la gravedad de la situación». «Fuera de período de guerra, estamos atravesando la crisis más grave de la historia del automóvil», reaccionó el jefe de la Plataforma automóvil (PFA) en la radio France Info.
Los sindicatos acogieron de manera moderada el plan. «No está a la altura», lamentó el secretario general de la CGT, Philippe Martinez.
«Lo tomaremos» pero «no responde a la urgencia», afirmó a la AFP Franck Don, delegado del sindicato CFTC del fabricante PSA (Peugeot Citroën), que señaló «incoherencias» en los anuncios presidenciales.
El sector automotor, que da empleo directo a 400.000 personas en Francia, registró un desplome en las ventas del 88,8% en abril, respecto al año anterior, un sismo para esta industria clave para la economía francesa.
«Los concesionarios cerraron, los franceses confinados dejaron de comprar (…) actualmente hay más de 400.000 vehículos en el mercado francés que no se han vendido en las últimas semanas. Es algo sin precedentes fuera de tiempos de guerra», dijo Macron.
– «Vehículos limpios» –
El plan pretende proteger la competitividad del sector apostando por una transición hacia vehículos más limpios. El objetivo es «hacer de Francia la principal nación productora de vehículos limpios en Europa», señaló el presidente.
Para impulsar las ventas, Macron anunció un aumento de las ayudas a la compra de vehículos eléctricos, de hasta 7.000 euros (7.700 dólares) para los particulares y 5.000 euros (5.500 dólares) para las empresas, y la creación de un subsidio de 2.000 euros (2.200 dólares) para la compra de coches híbridos recargables en la red eléctrica.
Prevé también un incremento de las ayudas para que los hogares más modestos puedan comprar un vehículo nuevo, menos contaminante, a condición de enviar al desguace el coche viejo.
«Un particular que desguace su vehículo diésel o gasolina» recibirá una ayuda de 3.000 euros (3.300 dólares), que se elevará a 5.000 euros (5.500 dólares) si compra un vehículo eléctrico, explicó.
«Se trata de un plan de defensa de nuestro empleo industrial, que se enfrentará a una de las crisis más graves de su historia, (…) y de un plan para el futuro del automóvil del siglo 21», declaró Macron.
– «Garantías» –
A nivel europeo, el mercado automovilístico cayó un 76,3% en abril, respecto del año pasado. Las plantas y los concesionarios que estuvieron cerrados durante semanas hicieron que cayeran los ingresos y empujaron a las empresas hacia la quiebra.
El fabricante de piezas Novares, que emplea a 1.350 personas en Francia, fue puesto en suspensión de pagos a finales de abril. Incluso un fabricante como Renault se vio obligado a solicitar un préstamo de 5.000 millones de euros (5.500 millones de dólares) garantizado por el Estado.
Sobre este préstamo, Macron exigió que el fabricante dé «garantías» sobre «su futuro» a los empleados de dos plantas en el norte del país frente a rumores de una transferencia de la actividad de ensamblaje.
También anunció que Renault había aceptado «unirse al programa europeo de baterías eléctricas» liderado por su competidor PSA (Peugeot, Citroën, Opel) y el grupo Saft, filial de Total.
Esta decisión forma parte de los compromisos exigidos por el Estado francés para promover la producción en Francia como contrapartida de las ayudas concedidas a la industria.