Bajo costras de árboles, de lodo y de tiempo, cerca de la frontera entre México y Guatemala, yace oculta una de las marcas primitivas de la grandeza de la condición humana.
Allí, en Aguada Fénix, en el estado de Tabasco, un grupo de científicos descubrió recientemente la que se cree es la construcción monumental más antigua jamás encontrada de la civilización maya.
Y la más grande -hasta ahora- en toda la historia prehispánica de la región.
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«Fuimos a esta área buscando asentamientos primitivos, pero nos sorprendió encontrar este enorme sitio en esta etapa temprana (de la civilización maya)», cuenta a BBC Mundo el antropólogo Takeshi Inomata, profesor de la Universidad de Arizona y líder del equipo que realizó el hallazgo.
De acuerdo con el académico, tuvieron un primer indicio de la existencia de ruinas en el lugar tras unas pruebas con láser en el terreno en 2017, aunque no fue hasta dos años después cuando quedaron deslumbrados con sus proporciones.
Las imágenes comenzaron a mostrar una meseta artificial de entre 10 y 15 metros de altura y de 1.400 metros de largo y 400 de ancho, lo que le da un volumen superior al de la Gran Pirámide de Giza del Antiguo Egipto.
La estructura – construida con arcilla, algo inusual entre los mayas- tiene nueve calzadas que irradian desde su superficie y, según un estudio publicado el miércoles en la revista Nature, pudo haber servido para la práctica comunitaria de rituales.
La investigación indica que, tras pruebas de radiocarbono, se determinó que fue construida entre 1.000 y 800 años antes de Cristo, lo que la data como la edificación maya más antigua de la que se tiene registro.
Y para Inomata y su equipo es también una de las primeras pruebas que demuestran el paso que dio esta civilización maya del nomadismo a un estilo de vida más sedentario: el inicio de sus ciudades-estado mayas.
¿Cómo la descubrieron?
Por alguno motivo que se desconoce, el sitio fue abandonado y no se volvió a construir nada sobre el terreno, que con el paso del tiempo fue cubierto de bosques e incluso de algunos ranchos ganaderos.
Inomata y su equipo explorabas la zona donde se han encontrado otras construcciones mayas hace tres años, cuando localizaron la parte sur de la meseta, aunque no tenían en ese momento idea de sus proporciones reales.
«Esta estructura era tan grande que parece una parte del paisaje natural cuando caminas sobre ella», cuenta Inomata.
De acuerdo con el investigador, en un inicio los arqueólogos solían realizar levantamientos de terreno y mapeos en el nivel del suelo para localizar asentamientos precolombinos perdidos. Sin embargo, esta técnica tomaba mucho tiempo y esfuerzo.
Para la detección de esta nueva estructura, el equipo, del que forman parte varios expertos mexicanos, utilizó una nueva tecnología llamada Light Detection and Ranging (Lidar) que, a través de láseres, permite obtener un mapa preciso de los sitios rápidamente.
«El equipo es colocado en un avión y emite rayos láser que penetran a través de las copas de los árboles. Sus reflejos nos permiten medir la superficie del suelo tridimensionalmente», señala Inomata.
Según cuenta, en un inicio, dado su tamaño, el equipo no tenía idea de qué se trataba, pero una vez que utilizaron el Lidar, «su forma perfectamente rectangular se hizo clara«.
Tras el descubrimiento, el equipo realizó excavaciones en algunas partes de la estructura que revelaron varios objetos que habían pertenecido a la civilización y que habían estado ocultos por siglos.
Entre ellos, localizaron varios objetos decorativos y de carácter religioso o funcional, desde vasijas de barro hasta piedras talladas con formas de animales.
«Excavamos áreas pequeñas que nos permitieron pasar por toda la secuencia de su construcción y pudimos fechar su comienzo y fin», indica al académico.
¿Cuál es la importancia del hallazgo?
Para Adriana Velázquez, directora del mexicano Instituto Nacional de Arqueología e Historia en Campeche, se trata de un «hallazgo muy relevante» dado que ofrece nuevas aportaciones sobre las «dinámicas tempranas» de la civilización maya.
«Es una investigación en proceso, apenas está comenzando, pero creo que puede ofrecer detalles muy importantes sobre la organización política de los mayas, su concepción del mundo y su relación con los olmecas (otra de las culturas que se desarrolló durante el periodo Preclásico de Mesoamérica)», le dice a BBC Mundo.
De acuerdo con la experta, el estudio de Inomata y su equipo revela un tipo de arquitectura maya del que se conocía poco, basado en arcilla y no en la piedra, como en sus famosas construcciones en Centroamérica, más tradicionalmente asociado con los olmecas.
«Generalmente se ha pensado que los mayas tomaron varias lecciones sobre la forma de vida, la arquitectura y la sociedad olmeca, pero este descubrimiento nos hace plantearnos que los mayas pueden haber tenido ese conocimiento incluso antes de estar en contacto con los olmecas», señala.
Inomata, por su parte, considera que el hallazgo cambia también la concepción que se tenía sobre la forma en que los mayas organizaron su civilización.
«Tradicionalmente, los arqueólogos pensaban que se desarrollaba la desigualdad social, y luego la élite, los gobernantes u otras personas poderosas organizaban grandes proyectos de construcción», indica.
«Pero Aguada Fénix muestra que las grandes construcciones se hicieron en ausencia de una élite poderosa«, agrega.
De acuerdo con el experto, aunque probablemente hubo algunos líderes que desempeñaron papeles centrales en la planificación y organización de dicho trabajo, el factor principal fue la participación voluntaria de las personas en las construcciones.
«Esto nos habla del potencial de la colaboración humana que no necesariamente requiere un gobierno centralizado», considera.
¿Quiénes fueron los mayas?
Los mayas, que habitaron por casi dos milenios una amplia zona entre Guatemala, el sureste de México, Belice y la parte occidental de Honduras y El Salvador, fueron una de las civilizaciones precolombianas más desarrolladas y misteriosas.
Durante su periodo de apogeo, desarrollaron una escritura jeroglífica que fue uno de los pocos sistemas de escritura plenamente desarrollados del continente americano precolombino.
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Su arte, arquitectura, mitología, así como sus notables sistemas de numeración y sus conocimientos en astronomía, matemáticas y ecología siguen sorprendiendo a los arqueólogos e historiadores a lo largo del tiempo.
Una de las grandes preguntas que ha quedado sin respuesta por siglos fue la causa detrás de la desaparición repentina de una civilización tan desarrollada, que algunas teorías han atribuido a una fuerte sequía reportada entre los años 800 y 900 de nuestra era.
Fuente: BBC Mundo