La obsesión de Donald Trump con Barack Obama es de sobra conocida. Algunos analistas sitúan de hecho en la cena de corresponsales en la Casa Blanca del 2011, cuando el presidente, en un discurso autoparódico, se mofó del estilo del magnate inmobiliario y los bulos que difundía sobre su nacionalidad, el momento en que este decidió que un día le disputaría el cargo de presidente de Estados Unidos, con el que llevaba años fantaseando en voz alta. En contra de lo que algunos republicanos esperaban, no llegó a dar el paso en el 2012. Pero por esas fechas Trump se dio el gustazo de despedir a Obama. A un doble del presidente, en realidad, un actor negro con cierto parecido con el presidente estadounidense al que, como si de un concursante de El Aprendiz se tratara, después de leerle la cartilla, le soltó su famoso “¡Estás despedido!”.
En palabras de Michael Cohen, su entonces abogado personal: Trump quería “denigrar ceremoniosamente al primer presidente negro y luego despedirlo”, afirma en su nuevo libro de memorias, en el que insiste en sus acusaciones previas de que durante toda su vida el neoyorquino ha despreciado profundamente a los afroamericanos. Cohen, que pasó de ser su hombre de confianza a un orgulloso traidor, publica mañana Disloyal: A Memoir. El abogado, cumple actualmente una condena de cárcel de tres años por diversos delitos de fraude y perjurio, aporta como prueba una fotografía en la que se ve al entonces empresario en su despacho de Nueva York sentado frente a un hombre negro con cierto parecido con Obama con un pin con la bandera de EE.UU. en la solapa. En la parte superior de la imagen se aprecian unos micrófonos, lo que indicaría que la escena fue filmada. En realidad, no hacía falta que Cohen publicara la foto para que -al menos en este punto- se le creyera: el vídeo de la parodia está en YouTube desde julio del 2013 aunque entonces no se hacía demasiado caso a las diatribas políticas de Trump y había caído en el olvido hasta ahora.
La grabación fue publicada por Breitbart News, el portal de noticias del que salió el futuro estratega político de Trump Steve Bannon, que confirmó que había sido filmada para la convención nacional del Partido Republicano de agosto del 2012. El vídeo, que costó unos 100.000 dólares producir, no llegó a ser emitido. La explicación oficial fue que formaba parte del programa de la primera jornada de la cita, que fue cancelada debido a un huracán. Pero, según el propio Trump dijo entonces a Breitbart, el vídeo no fue emitido porque al equipo de Mitt Romney, que ese año fue proclamado candidato presidencial republicano, les pareció inapropiado. “La razón por la que no lo sacaron fue porque pensaron que era demasiado polémico” y podía “no ser políticamente correcto”, según la versión del magnate, que tras la reelección de Obama endureció sus críticas al Partido Republicano por no estar en contacto con la gente.
En el vídeo, de casi cuatro minutos de duración, se ve al doble de Obama llegando en un coche a la Torre Trump de Nueva York. “A ver qué ha estado haciendo”, le dice el empresario cuando lo tiene sentado ante él, con los efectos sonoros del famoso concurso de televisión que Trump presentó y produjo durante 15 temporadas. El empresario cuestiona que esté cualificado para su actual puesto, le afea el tiempo que dedica a jugar el golf y cuestiona que haya hecho lo que prometió a los estadounidenses que haría cuando lo asumió, exactamente las mismas acusaciones a las que se enfrenta él hoy, a menos de dos meses de las elecciones presidenciales. Los paralelismos continúan. “Tenías usted razón con lo del ‘cambio’. Hoy hay menos gente trabajando que hace cuatro años… Lo sé, lo sé, no fue culpa suya. Nunca es culpa de nadie”, dice en alusión a la grave crisis heredada por Obama cuando llegó a la Casa Blanca en un comentario que hoy podría aplicarse a la pandemia del coronavirus. Sobre la mesa del magnate reposan varias revistas con Trump en la portada y un bote de la colonia Success (Éxito), hasta hace unos años comercializado por la marca Trump. “¿Cuánto puede aguantar la gente?”, se pregunta Trump. “Presidente Obama, ¡está despedido!”, concluye el maestro de ceremonias de El Aprendiz señalando con el índice a su doble, el Faux Obama.
De acuerdo con los avances del libro publicados por The Washington Post y la cadena CNN, Cohen asegura en su libro que Trump “tiene una baja opinión de todos los negros” y cuando inició su carrera presidencial tenía claro que no le votarían. “Son demasiado estúpidos para votar por Trump, no son mi gente”, habría dicho el presidente, según su exabogado. “Además, tampoco voy a conseguir el voto hispano”. Trump lanzó su campaña presidencial en el 2015 llamando violadores y criminales a los inmigrantes mexicanos pero se cree que obtuvo alrededor de un 20% del voto latino y este año está cortejando con especial interés el de los afroamericanos para como mínimo desmovilizarlos y minar las opciones de victoria del demócrata Donald Trump.
Hasta poco después de las elecciones, Cohen era el hombre de confianza de Trump y fue la persona encargada de pagar diferentes sumas de dinero para comprar su silencio a dos mujeres que habían tenido idilios secuales con él, la actriz y directora de cine porno Stormy Danniels y la exmodelo de Playboy Karen McDougal. Estos pagos opacos, que violaban las leyes sobre financiación de campañas electorales, fueron parte de los cargos que le llevaron a ser condenado a 36 meses de cárcel en diciembre del 2018. En el libro admite que su credibilidad puede ser cuestionada después de haber trabajado tantos años para él pero se declara arrepentido y avergonzado y define al presidente como “ un tramposo, un mentiroso, un fraude, un abusón, un racista, un depredador y un estafador”. Un tramposo, un mentiroso, un fraude, un matón, un racista, un depredador, un estafador”. “Cohen es un criminal deshonrado y un abogado inhabilitado que mintió al Congreso. Ha perdido toda credibilidad y no es sorprendente ver su último intento de sacar provecho de mentiras”, ha declarado la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, ante la inminente publicación del libro.
Fuente: La Vanguardia