Uniones civiles de personas del mismo sexo, no son lo mismo que matrimonio católico entre hombre y mujer. Nada nuevo bajo el sol.
El papa Francisco expresó su apoyo a la dignidad de las personas homosexuales, que no pueden ser rechazadas por su núcleo más íntimo: la familia. Lo hizo en el documental “Francesco’ que se estrenó el 21 de octubre de 2020 en el Festival de Cine de Roma, reiterando su punto de vista de que las personas homosexuales son hijas de Dios.
Después de la presentación del documental del director Evgeny Afineevsky (2020), la prensa internacional lanzó grandes titulares sobre el respaldo del Papa a las uniones civiles de personas del mismo sexo por 18 segundos que dura su frase en la película.
La frase en cuestión: “Las personas homosexuales tienen derecho a estar en una familia, son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de una familia a nadie, ni hacerle la vida imposible por eso. Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil, tienen derecho a estar cubiertos legalmente. Yo defendí esto”.
Cabe decir que esta máxima es coherente con el punto 250 de Amoris Laetitia de 2016 con el soporte de los obispos fruto del Sínodo sobre la familia:
«La Iglesia hace suyo el comportamiento del Señor Jesús que en un amor ilimitado se ofrece a todas las personas sin excepción. Con los Padres sinodales, he tomado en consideración la situación de las familias que viven la experiencia de tener en su seno a personas con tendencias homosexuales…Por lo que se refiere a las familias, se trata por su parte de asegurar un respetuoso acompañamiento, con el fin de que aquellos que manifiestan una tendencia homosexual puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida«.
Sin embargo, el tema no es nuevo. El papa Francisco criticó en 2018 los giros de palabras que están detrás de la teoría de género respecto a las uniones civiles y el intento de equiparación de ésas uniones al matrimonio, vínculo natural entre hombre y mujer. En ocho años de pontificado, la doctrina católica sobre el matrimonio sigue igual y seguirá así.
En el libro-entrevista Política y Sociedad (Ediciones Encuentro), presentado como diálogo entre Francisco y el sociólogo francés, Dominique Wolton, se lee: «Eso no se puede cambiar. Está en la naturaleza de las cosas. Son así. Llamémoslas, pues, «uniones civiles». No bromeemos con las verdades».
«Es cierto que detrás de esto está la ideología de género. En los libros también, los niños aprenden que se puede elegir el propio sexo», responde el papa Francisco al entrevistador sobre la dictadura que está detrás de las mascaras de una supuesta modernidad.
«Porque el género – continuó – , ser una mujer o un hombre, sería una opción y no un hecho de la naturaleza. Esto favorece este error. Pero digamos las cosas como son: el matrimonio es la unión de un hombre con una mujer. Ese es el término preciso. Llamemos a las uniones del mismo sexo ‘unión civil’».
De hecho, el Papa desenmascara la mundanidad detrás de la llamada modernidad porque cambia el sentido del orden natural de las cosas. «¿Qué pensar del matrimonio de las personas del mismo sexo? La palabra ‘matrimonio’ es una palabra histórica. Desde siempre en la humanidad, y no solo en la Iglesia, ha sido la unión de un hombre y de una mujer. No se puede cambiar eso así como así, a la intemperie…(á la belle étoile…)», argumentó Francisco.
El Pontífice confirma lo dicho en una audiencia general: «Hay ideas nuevas, y yo me pregunto si estas ideas nuevas, como la ideología de género, no reposan en el fondo sobre el miedo a las diferencias» (05.10.2017).
En el documental, Francisco no dice «uniones civiles», como replican varios medios, en español dice «ley de convivencia civil«. Si es el momento de los laicos católicos en el mundo, el Pontífice pasa la pelota al campo de una solución civil, una la ley del Estado que pueda intentar integrar y proteger a todos los ciudadanos de una nación, sin distinción entre una ciudadanía de clase A o de clase B. «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios» (Mateo 22, 15-21).
Sus comentarios provocaron reacciones mixtas. Francisco defendió el matrimonio católico de hombre y mujer, en contraposición a lo que la ideología de género quiere hacer pasar como matrimonio del mismo sexo. El Arzobispo de Buenos Aires entonces indicaba que al máximo esas eran uniones civiles entre personas del mismo sexo. Posición, sabida por sus biógrafos más conocidos, Sergio Rubin en Argentina y cuando subió a la cátedra de Pedro, el británico Austen Ivereigh.
Los católicos homosexuales, sus familias y sus aliados sostienen que su oposición al matrimonio homosexual dentro de la iglesia sigue siendo absoluta.
Volvamos al contexto fílmico en el que se lanza la frase del pontífice sobre la dignidad de los homosexuales como hijos de Dios, según la sensibilidad del director norteamericano de origen ruso, Evgeny Afineevsky, quien propone antes en su ‘construcción’ el testimonio de Andrea Rubera y Dario Gregorio, juntos desde hace treinta años.
Aquí la premisa es que el Papa expresa misericordia ante una situación concreta y real donde hay involucradas criaturas inocentes, niños, por tanto, tampoco es un apoyo papal a la adopción de menores por parte de personas del mismo sexo. La historia contada en el documental se remonta a septiembre de 2015.
Rubera – dice en la película – una mañana le dio al Papa una carta en la que explicaba que quería criar a sus hijos en la fe católica, pero tenía miedo de cómo podrían ser acogidos en la parroquia local. El Papa le llamó por teléfono, diciéndole que estaba conmovido, y le instó a introducir a los niños en la vida de la parroquia, pero dispuesto a encontrar resistencia. Rubera, en la película, dice que en realidad hizo que los niños asistieran a la parroquia, y que estaba contento con la elección hecha.
Rubera y De Gregorio se unieron en 2009 en Canadá y, usando el «vientre de alquiler», recibieron tres niños. Primero Artemisia, la hija biológica de Andrea, luego las gemelas Cloe e Iacopo, los hijos biológicos de Darío.
Obviamente, un observador atento, se dará cuenta que hay una intencionalidad en la edición de la película para suscitar emociones por parte del director. En efecto, mezcla la narración con la liturgia, un momento sagrado para los católicos, y luego las fotos de los niños, sin vetar sus rostros, junto a Rubera y De Gregorio en momentos de esparcimiento y alegría.
A continuación, siete frase del Papa sobre las contradicciones de la teoría de genero en otros discursos, homilías y entrevistas para romper el mito de que las palabras del Papa son una “aparente ruptura con la doctrina de la iglesia”:
- ¡Hombre y mujer! “La reciente hipótesis de reapertura del camino para la dignidad de la persona neutralizando radicalmente la diferencia sexual y por lo tanto el acuerdo del hombre y la mujer no es justa” (Audiencia a los participantes en la XXIII Asamblea General de los miembros de la Academia Pontificia para la Vida, 05.10.2017).
- Diferencia sexual. “En vez de combatir las interpretaciones negativas de la diferencia sexual, que mortifican su valencia irreductible para la dignidad humana, se quiere cancelar, de hecho, esta diferencia, proponiendo técnicas y prácticas que hacen que sea irrelevante para el desarrollo de la persona y de las relaciones humanas”.
- “La utopía de lo ‘neutro’ elimina, al mismo tiempo, tanto la dignidad humana de la constitución sexualmente diferente como la cualidad personal de la transmisión generativa de la vida”.
- Elección del sexo con una operación no es libertad. “La manipulación biológica y psíquica de la diferencia sexual, que la tecnología biomédica deja entrever como plenamente disponible para la elección de la libertad –¡mientras no lo es!– corre el riesgo de desmantelar así la fuente de energía que nutre la alianza del hombre y la mujer y la hace creativa y fecunda”.
- No a las colonizaciones ideológicas. El cristiano debe dar su testimonio frente a las «colonizaciones ideológicas y culturales» que suenan como verdaderas y propias «blasfemias» y suscitan «persecuciones» furiosas. Introduciendo «novedades» malas, hasta llegar a considerar normal «matar a niños» o perpetra «genocidios» para «anular las diferencias», tratando de hacer «limpieza» de Dios con la idea de ser «modernos» y al compás de los tiempos. (Misa en Santa Marta. L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 47, viernes 24 de noviembre de 2017)
- Intolerancia por las diferencias «Así avanza siempre —prosiguió— una persecución nacida de una colonización cultural, de una colonización ideológica, que destruye, hace todo igual, no es capaz de tolerar las diferencias».
- Denunciar la teoría de género no es ir contra los homosexuales. “Ante todo, yo he acompañado en mi vida de sacerdote, de obispo —también de Papa—, he acompañado a personas con tendencia y también con prácticas homosexuales. Las he acompañado, las he acercado al Señor, algunos no pueden, pero las he acompañado y nunca he abandonado a nadie. Esto es lo que se debe hacer. A las personas hay que acompañarlas como lo hace Jesús. Cuando una persona que tiene esta condición se presenta ante Jesús, seguramente Jesús no le dirá: «¡Vete de aquí porque eres homosexual!». No. Lo que yo he dicho se refiere a esa maldad que hoy se siembra con el adoctrinamiento de la teoría del gender. Me contaba un papá francés que en la mesa estaban hablado con los hijos —él católico, la mujer católica, los hijos católicos, algo tibios, pero católicos— y preguntó al chico de diez años: «¿Tú qué quieres ser cuando seas mayor?» —«Una chica». Y el papá se dio cuenta de que en los libros de la escuela se enseñaba la teoría del gender. Y esto es contrario a las cosas naturales. Una cuestión es que una persona tenga esta tendencia, elija esta opción, y también hay quien cambia de sexo. Otra cosa es la enseñanza en las escuelas siguiendo esta línea, para cambiar la mentalidad. A esto yo lo llamo «colonizaciones ideológicas»”. (Conferencia de prensa del Papa durante el vuelo de regreso a Roma de Georgia y Azerbaiyán, domingo 2 de octubre de 2016. ).
Fuente: https://es.aleteia.org/