Yaneisy Rodríguez, de 4 años, Verónica Martínez Joseph, de 14 años, Yenifer García López, de 15 años, y Carla Nicole Félix Medina de 17
Yaneisy Rodríguez, de 4 años, Verónica Martínez Joseph, de 14 años, Yenifer García López, de 15 años, y Carla Nicole Félix Medina de 17, son cuatro niñas que se suman a la lista de menores víctimas fatales que fueron asesinadas en este año por hombres mayores que acabaron con el ímpetu de sus vidas llenas de aspiraciones y que sumen en el dolor a sus familias que creen no superar nunca sus tragedias.
La pequeña fue asesinada cuando apenas tenía sólo cuatro años y que aún no había terminado de mudar sus dientes de leche. A 10 meses del abuso y asesinato de la niña en la comunidad Las Charcas, al sur de Santiago, su madre y abuela están separadas de las otras dos hermanas.
Desde enero de este año, cuando ocurrió el crimen, no han podido abrazar a las dos hermanas de la víctima, de 8 y 7 años, quienes están bajo custodia del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani).
«Con la muerte de Yaneisy siento que perdí a mis tres hijas», expresó la madre Yanery Altagracia Rodríguez, de 24 años. Considera como muy cruel y abusivo el castigo impuesto por las autoridades.
«Solo he podido hablar con ellas por teléfono. No me conformo con que mis niñas me digan mami estamos bien. Mi gusto sería verlas, abrazarlas y tenerlas conmigo de regreso», manifestó.
El Ministerio Público decidió en ese momento enviar a las niñas a Conani por considerar que se encontraban en estado de riesgo y vulnerabilidad con cualquiera de los padres atendiendo que Yaneisy Rodríguez fue abusada y asesinada por un descuido. Se recuerda que la niña desapareció tras ser enviada a un colmado alrededor de las diez de la noche.
La comunidad se había desplegado junto a organismos policiales y de rescate en la búsqueda de la pequeña. Cuatro días después su cadáver fue encontrado desnudo y en estado de descomposición en unos matorrales próximo a donde residía junto a su familia materna.
En el caso de la madre, Yanery Altagracia Rodríguez, la Unidad de Violencia de Género de Santiago dispuso sea sometida a terapia psicológica.
“Me siento preparada para tener a mis hijas de regreso”, asegura Yanery Altagracia, quien asumió el cuidado junto a su madre, pues el padre de las niñas no las reconoció y nunca las amparó económicamente.
«Durante estos meses nos hemos preparado para cuidar a las niñas. Lo primero que hicimos fue reparar la casa y Yanery ha estuvo recibiendo terapia para mejorar su conducta», refirió Leticia Mercedes Rodríguez, abuela de Yaneisy.
Imputados
De la muerte y violación de Yaneisy Rodríguez las autoridades acusan a Franklin Fernández Cruz (Gile), de 31 años, y a un adolescente de 16, cuyo nombre se omite por razones legales.
A Fernández Cruz le fue impuesta una medida de coerción de 12 meses de prisión, mientras que al adolescente una sanción de seis meses de arresto en un centro carcelario.
Manuela Vargas, del Núcleo de Apoyo a la Mujer, dijo que ese caso ocurrió por la irresponsabilidad de sus padres.
“Lamentablemente esa niña terminó así porque dependía de unos adultos que no son responsables. Esa y otras niñas cayeron por descuidos de sus padres, madres o tutores”, dijo.
Además, Vargas entiende que desde el Estado dominicano carecen de medidas preventivas para evitar la violencia de género. Sin embargo, se mostró esperanzada de que los feminicidios disminuyan tras la medida anunciada por la procuradora general, Miriam Germán Brito, quien prohibió a todos los fiscales del país que conocen de violencia de género levantar “actas compromisos” que dejen en libertad a agresores en los casos que reúnen una serie de características que alertan a las autoridades sobre un potencial feminicida.
Verónica Martínez Joseph, de 14 años, formaba parte de la selección de karate en su edad en la provincia Valverde y su sueño era representar el país en eventos internacionales. Desafortunadamente, la estudiante de octavo curso no pudo hacer realidad ese anhelo por causa del hombre que la agredió sexualmente y asesinó el pasado 25 de mayo. Justo hoy han pasado seis meses de ese horrendo crimen.
Los padres de Verónica conservan y exhiben con mucho orgullo los triunfos que obtuvo su hija como karateca. «Conservamos todas sus medallas como una forma de recordarla mirando lo que a ella más le gustaba. A veces yo amanezco despierto mirando sus fotos y logros obtenidos en el karate», expresó Elvis Martínez Madera, padre de la joven.
La adolescente tenía proyección de ser una campeona mundial en karate, de acuerdo a Aquiles Belliard, quien era su entrenador. «Ella era una jovencita con mucho talento y tenía mucho futuro», contó Belliard a Diario Libre.
Además de ser karateca profesional, quería ir a la universidad para estudiar derecho, contaron sus familiares.
«Siempre me decía que quería graduarse de abogada si no podía llegar a ser karateca profesional», indicó Evelina Martínez Joseph, hermana de la víctima.
En el rostro de Martínez Madera se refleja la impotencia por no haber podido defender a la más pequeña de sus tres hijas de quien consideraba su amigo y compañero de trabajo, Makendy Jean Pierre (Blanco), señalado como el asesino de su descendiente.
Según la acusación, el 25 de mayo fue la última vez que vieron a la joven, acompañada por el imputado saliendo del barrio a bordo de una pasola.
Dos días después las autoridades encontraron su cadáver desnudo, con signos de violencia en unos matorrales próximo al sector donde residía con sus padres.
El presunto responsable de ese crimen fue apresado en Villa Altagracia, provincia San Cristóbal, donde escapó cuando empezaron a sospechar que él era el homicida de Verónica. El joven cumple prisión preventiva. Se espera que en los próximos meses sea fijada la fecha para conocer el juicio preliminar, para determinar si envían el caso a juicio de fondo.
La familia espera del sistema que se haga justicia y el asesino sea condenado a la pena máxima por el crimen de Verónica. “Confiamos de que Blanco será condenado. Lo que hizo no tiene perdón”, subrayó Elvis Martínez Madera.
Verónica Martínez Joseph es una de las seis menores de edad que han sido asesinadas en el país en lo que va de este año 2020.
Elizabeth Vélez, de la organización católicas por el Derecho a Decidir, expresó que cuando matan a una menor de edad es mucho más doloroso debido a la forma como son asesinadas, en muchos de esos casos por personas muy cercanas a las familias.
«La alta cantidad de niñas que han muerto en este año a manos de hombres es una alerta», subrayó.
Externó la necesidad de que las autoridades aumenten las medidas preventivas para disminuir la cantidad de mujeres que mueren cada año a manos de hombres.
Sus últimos meses fueron muy intensos para su corta vida. Huérfana de madre desde los seis, vivió en medio de la disputa de su abuela y su padre que se peleaban la custodia que finalmente obtuvo su progenitor en el 2019.
Sin embargo, en un audio que envió días antes de su desdicha que truncó todos sus sueños reprochó a su padre que la descuidara por una pareja.
La adolescente se rodeó de personas adultas que la llevaron a realizar actividades no aptas para su poco desarrollo y los consejos y todo el afecto que su abuela le prodigaba le llegaban difusos en marzo y en abril por la distancia entre las dos que impuso también la situación del COVID-19.
Yenifer llamaba a Francisca López y le decía que los más jóvenes no podían acercarse a los mayores para no ponerlos en riesgos y le prometía que cuando todo se normalizara se la iba a comer a besos.
La impulsiva vida de la niña no le impedía soñar con lo que quería ser cuando llegara a la etapa de la adultez. Cursaba el tercero de bachiller (quinto grado del segundo ciclo secundario), responsabilidad que no descuidaba y le dejaba su fruto de buenas calificaciones, relata Francisca.
Yenifer era responsable con sus estudios porque aspiraba llegar a ser doctora para seguir los pasos de su madre, Yesenia María López, quien laboraba en el área de la medicina, como técnica de rayos X. Yesenia falleció en un accidente de tránsito hace nueve años.
Al igual que su madre, el impulso vital de Jennifer fue apagado de manera violenta, pero a manos del exnovio de su amiga Daribel Sepulveda, de 25 años, el 24 de abril de este 2020. Ambas celebraban con amigos y alcohol el cumpleaños de Daribel, en la casa de esta última en la comunidad Los Caimitos en el municipio de Yamasá en Monte Plata.
Su agresor, Edward Manzueta (Ruddy) , de 39 años, asediaba a Sepúlveda y la noche del crimen llegó a la vivienda de esta con un machete y le causó varias heridas en la cabeza, en la cara y en el brazo y la dejó por muerta.
Ruddy también atacó a Jennifer con el machete segándole la vida, por lo que no tuvo la suerte de su compañera que sobrevivió a las lesiones.
Daribel tenía alrededor de cinco meses separada de Ruddy, con quien convivió ocho años entre casa y por las peleas que sostenían la joven terminó la relación.
Yenifer solo tenía dos meses conociendo a Daribel, con quien hizo empatía de inmediato cuando coincidieron en el sector Perla Antillana, en Santo Domingo Este, donde residía con su padre, y al punto que llegó a mudarse con ella a Yamasá.
Tenía unos meses que había empezado a trabajar en una fonda, en el municipio de la Ciénaga, de Barahona, donde vivía junto a su familia. Estudiaba el tercero de bachiller y le decía a su madre que cuando concluyera la secundaria se mudaría a Santo Domingo para estudiar teatro porque su sueño era ser actriz.
Vivía con su abuela y un hermano de 15 años y visitaba diariamente a su madre, Joanny Medina, de 36, a quien cada vez que podía le llevaba algo de dinero. A Joanny le había comentado que sospechaba que estaba embarazada, lo que según la joven madre no pudieron confirmar.
“Era una niña alegre, contenta, amorosa, era una niña trabajadora (…) cuando venía, subía a mi casa y me decía: mami, yo te traje algo, no mucho, pero te traje algo y ella le compraba la ropa a su hermanito menor y a la grande y en diciembre me compraba una blusa, una zapatilla, en fin, nunca venía con las manos vacías”, se lamenta entre llantos Joanny.
Carla fue ahorcada el lunes 17 de agosto en la noche por su exnovio, de 21 años, quien después quemó su cuerpo tres días después para deshacerse de él. Antes de intentar ocultar su cadáver próximo donde había acabado con la vida de la menor, lo había mantenido debajo de la cama y se había unido a la búsqueda de su víctima.
Durante tres días, antes de admitirle a su padre, Francisco Álvarez, quien es director municipal de Bahoruco, que había matado a la adolescente, Franklin Alberto Gómez Feliz (Cunin) de 21 años, se reunía con sus amigos y llevaba una vida normal.
Se quedó con el celular de Carla y publicaba en su cuenta de Facebook que “estaba felizmente casada”, que no la buscaran.
Según Joanny, Carla era novia de Franklin, pero lo había dejado porque él la maltrataba. Afirma que la joven se había comprometido con otro hombre con quien se iba a casar. Dice que él la secuestró antes de matarla.
Carlos Joel, padre de Carla y sus dos hermanos, murió hace tres años de un tiro que supuestamente le hizo, de manera accidental , un amigo con una escopeta.
Franklin fue entregado a las autoridades por su padre. Joanny dice que desde la cárcel lo amenaza por haberlo presentado ante la justicia.
La mujer, quien pide que la muerte de su hija no quede impune, dice que trabaja en el ayuntamiento de la Ciénaga, pero días después de la muerte de su hija fue cancelada por el alcalde.
Las jovencitas son dos de las seis menores que en este año fueron asesinadas entre el 1 de abril al 13 de noviembre, en la mayoría de los casos por hombres disgustados por una separación. En ese período 34 mujeres adultas también fueron ultimadas por parejas y ex, que no soportaron que sus víctimas concluyeran la relación.
Argentina Feliz, de 69 años, tenía unos días que se había mudado donde una hija por problemas de salud, a una casa próxima donde vivía con Carla y su otro nieto de 15 años.
Antes de acostarse, Carla le había ido a comprar cena y cuando la joven bajaba para la vivienda donde dormía con su hermano, Argentina observaba sus pasos para asegurarse que llegaba bien.
Cuando intentó dormir no pudo por un dolor en el pecho similar al que sintió cuando el padre de la adolescente falleció por el disparo de la escopeta. En ese momento se dio cuenta que le había pasado algo trágico.
No le convencía lo que se comentaba días después, de que se había casado.
“Mi hija no se casó porque ella no iba a salir en calizos”, sostuvo y describió que Carla no salía si no estaba muy bien vestida.
Franklin Alberto Gómez Feliz (Cunin) “es una persona muy fría que en ningún momento mostró arrepentimiento” por haberle causado la muerte a la menor.
La fiscal Sarah Ysabel Alcántara Sánchez, quien lleva el caso del asesinato, dice que las investigaciones han arrojado que en la habitación en donde Gómez Feliz ahorcó a Carla “hubo una violencia muy grande” y que hay posibilidades de que ella fue violada porque se encontró sangre y semen en el cuarto. El acusado presentaba arañazos que indican que la víctima batalló hasta el final para defenderse de su agresor.
En sus declaraciones, en presencia de su abogado, Franklin Alberto dijo que lanzó el cadáver desde una pendiente, luego descendió, lo roció con gasolina, lo quemó en gran parte y lo ocultó. Cumple una medida de coerción de tres meses por el asesinato.
Fuente: Diario Libre