Ofrecemos algunas recomendaciones para buscar apoyo durante esta época de distanciamiento social y confinamiento pandémico.
El ser humano puede sobrevivir tres minutos sin aire, tres días sin agua, tres semanas sin comida y, según la sabiduría popular, tres meses sin compañía. Sea cierto o no, lo que está claro es que las personas necesitan a otras personas, y muchos estamos aprendiendo que las pandemias pueden ser épocas solitarias.
Después de meses de cierres y órdenes de resguardarse en casa, a algunos expertos les preocupa el aumento de la cantidad de personas que se sienten solas, en especial jóvenes y adultos mayores; sin embargo, la resiliencia también está muy extendida y los estudios sobre la soledad pueden revelar una diversidad de maneras de combatirla.
“A la luz de la pandemia, hay maneras de aumentar ese sentido de conexión o disminuir los sentimientos de soledad de modos que podemos realizar con seguridad y a distancia”, comentó Julianne Holt-Lunstad, profesora de Psicología y Neurociencia de la Universidad Brigham Young. “Una de las cosas que han demostrado las investigaciones es que el apoyo social es increíblemente útil en épocas de estrés”.
La soledad es más que estar solo
La soledad es una emoción compleja. Puedes sentirte solo en una habitación abarrotada de gente o sentirte feliz con tu propia compañía y, según cada persona, varía mucho el grado de conexión humana que necesitan, señaló Holt-Lunstad. Una manera útil de pensar en la soledad, dijo, es como la diferencia entre cuánta conexión social desean las personas y cuánta están recibiendo.
Es un sentimiento subjetivo, pero los investigadores han comenzado a descubrir señales en el cerebro que ponen la necesidad de interacción social en el mismo nivel que la necesidad de comer. En un estudio publicado en noviembre, los científicos privaron a los participantes del contacto con otras personas y luego hicieron una resonancia de su cerebro. Al cabo de solo diez horas de aislamiento en un laboratorio (donde podían leer o dibujar, pero no tenían acceso a sus teléfonos o computadoras) las personas reportaron sentirse solas y deseaban interacción social. Cuando los participantes vieron fotografías de personas que participaban en actividades sociales, las resonancias mostraron una activación del mesencéfalo idéntica a la de quienes vieron fotografías de comida después de diez horas de ayuno.
“Fue una constante asombrosa en todas las personas”, dijo Livia Tomova, neurocientífica cognitiva de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido y coautora del estudio. “La interacción social no solo es algo divertido o reconfortante. Es algo que necesitamos para funcionar”.
Sin esa conexión social, con frecuencia las personas se deprimen, lo que alimenta aún más los sentimientos de soledad. La soledad crónica también está relacionada con mayores índices de enfermedades cardiacas, alzhéimer, suicidio e incluso la muerte.
Busca a un amigo
Si la soledad está interfiriendo con tu capacidad de funcionar o si estás pensando en hacerte daño a ti mismo, busca ayuda profesional. La Línea Nacional de Prevención del Suicidio en Estados Unidos ofrece apoyo gratuito y confidencial en el número 1-800-273-8255, y muchos terapeutas ofrecen sesiones virtuales. En el caso de modos más leves de soledad, décadas de investigación sugieren una serie de estrategias para reducir los estragos que han causado los cierres por la pandemia.
La estrategia más evidente consiste en buscar el apoyo de amigos. Según varios estudios, las personas con relaciones sociales sólidas tienen una mayor probabilidad de vivir más tiempo que las personas con conexiones más débiles. El hecho de saber que puedes contar con la gente, dijo Holt-Lunstad, tiene como resultado una reducción del estrés. En un pequeño estudio, los sujetos pudieron completar una tarea estresante (dar un discurso que se les dijo que estaba siendo grabado y juzgado) mientras mantenían una frecuencia cardíaca y una presión arterial más bajas simplemente pensando en un buen amigo en vez de un conocido casual.
En un momento de distanciamiento social esto podría significar hacer llamadas, enviar mensajes de texto, dejar un regalo o conducir y saludar. “Brindar apoyo a los demás, puede crear un sentido de significado y propósito”, dijo Holt-Lunstad. “Puede fortalecer los lazos sociales y, a su vez, conducir a menor soledad”.
Cuando busques conexiones, concéntrate en tus amigos y familiares más incondicionales. Algunas investigaciones demuestran que las personas se sienten más estresadas y desconectadas cuando en sus redes de amistades hay personas que las han traicionado, que no estuvieron a su lado en los momentos difíciles, que discuten frecuentemente con ellas o que provocan sentimientos negativos. En otras palabras, una llamada con una amistad cercana podría ayudar más que una reunión por Zoom con compañeros de la universidad.
“No basta con aumentar el contacto social”, aseguró Bert Uchino, profesor de Psicología de la Universidad de Utah en Salt Lake City. “Hay que aumentar el contacto en las relaciones que son importantes y muy positivas para ti. Creo que esas son las relaciones que harán que las personas superen la soledad”.
Ayuda a un extraño o domina un pasatiempo
Este también podría ser un buen momento para ayudar a tus vecinos. Por medio de la aplicación social para vecindarios NextDoor puedes asignar al azar pequeños actos de amabilidad a las personas que viven cerca de ti (como entregar víveres, charlar por encima de una cerca o participar en un evento de limpieza del vecindario), Holt-Lunstad y sus colegas revelaron que los índices de soledad se redujeron del diez al cinco por ciento en las personas que realizaron actos de este tipo.
La investigación sugiere que ni siquiera necesitas conocer a la gente que estás ayudando. El simple hecho de donar dinero a una buena causa podría ayudar, dijo Uchino. En una serie de experimentos, los investigadores descubrieron que las personas que les daban dinero a otras eran más felices que si lo gastaban en ellas mismas.
No obstante, si dar te hace sentir abrumado, puede ser perjudicial. En vez de eso, prueba con pasatiempos como cocinar, hacer jardinería, escribir un diario o escuchar música. Las artes creativas también pueden reducir la soledad y, aunque en este momento no sea posible cantar en un coro en persona, hacerlo desde los balcones o a través de grupos virtuales puede ser poderoso.
Busca ayuda en la vida real
La soledad puede atacar a cualquier edad, pero los jóvenes pueden ser los más afectados por la cancelación de actividades y la pérdida de tiempo social. Alrededor del 73 por ciento de los adultos de la generación Z reportaron que se sentían solos en una encuesta publicada en octubre por la Asociación Estadounidense de Psicología.
Aunque las videollamadas grupales y las conversaciones en redes sociales se han apoderado de la vida de muchas personas durante la pandemia, todavía no sabemos cómo afecta la comunicación virtual a la soledad. Un estudio de 2012 reveló que las conversaciones telefónicas o en persona entre madres e hijas provocaban cambios hormonales que reducen el estrés, mientras que los mensajes de texto no tenían el mismo efecto. El uso intensivo de las redes sociales se ha asociado con mayores índices de soledad.
Para los jóvenes, que ya estaban acostumbrados a los métodos digitales de comunicación, como los mensajes de texto, puede resultar un sustituto adecuado para la interacción en persona. Y algunos tipos de uso de redes sociales pueden ayudar a las personas a sentirse más conectadas, añadió Tomova, quien está trabajando para determinar qué es lo que más satisface nuestra avidez de interacción social y por qué. “Aún no está claro”, dijo. “No sabemos muchas cosas”.
Por ahora, muchas personas están lidiando con la dura realidad de una situación única, incluido Henry, de 96 años, residente de Grand Oaks Assisted Living Community en Washington. Al principio estaba bien mientras esperaba a que pasara la pandemia. Luego, durante el verano, su amigo más cercano murió por causas ajenas a la Covid-19.
Ahora Henry, que no quiere que se publique su apellido debido a la naturaleza de su carrera en el gobierno, se siente aislado y solo. Sus parientes y amigos más cercanos viven en Inglaterra y en otras partes de Estados Unidos, y la pandemia les ha impedido visitarlo. Incluso si pudieran, tendrían que hablar con él a través de una ventana que da al patio.
Para tener interacción social depende de las llamadas telefónicas y las salidas a la calle, donde puede interactuar con los extraños que pasan. “Me gustaría poder tener un contacto más cercano con algunas personas”, dijo. “El aislamiento es inevitable, por lo que hay que adaptarse. Eso es lo que estoy haciendo”.
Emily Sohn es una periodista independiente radicada en Minneapolis.
Fuente: NY Times