El pontífice dio la bendición «Urbi et Orbi» (a Roma y al mundo) desde la Basílica de San Pedro y en su discurso denunció de las situaciones que atraviesa el mundo.
El Papa Francisco denunció hoy que la crisis social y económica es muy grave, especialmente para los más pobres; y a pesar de todo, y es escandaloso, los conflictos armados no cesan y los arsenales militares se refuerzan», consideró el pontífice antes de dar la bendición «Urbi et Orbi» (a Roma y al mundo) desde la Basílica de San Pedro.
En la celebración marcada por la pandemia, es la segunda consecutiva que se realiza sin la presencia de los fieles, el Papa estuvo obligado a cambiar su tradicional presencia en el balcón central de la Basílica. Francisco se refirió a las vacunas contra el coronavirus y expresó: «A toda la comunidad internacional le pido a un compromiso común para superar los retrasos en su distribución y para promover su reparto, especialmente en los países más pobres».
Y agregó: «Todas las personas, especialmente las más frágiles, precisan asistencia y tienen derecho a acceder a los tratamientos necesarios. Esto es aún más evidente en este momento en que todos estamos llamados a combatir la pandemia, y las vacunas son una herramienta esencial en esta lucha».
Asimismo, solicitó «que el Señor inspire la acción de las autoridades públicas para que todos, especialmente las familias más necesitadas, reciban la ayuda imprescindible para un sustento adecuado». En ese marco, y luego de celebrar la Misa en el día en el que según la tradición católica se produce la resurrección de Cristo, sostuvo que «desgraciadamente, la pandemia ha aumentado dramáticamente el número de pobres y la desesperación de miles de personas».
Entre sus preocupaciones, mencionó la situación de «tantos jóvenes que se han visto obligados a pasar largas temporadas sin asistir a la escuela o a la universidad, y sin poder compartir el tiempo con los amigos». Y también denunció que «todavía hay demasiadas guerras y demasiada violencia en el mundo» y pidió por la liberación de prisioneros en Ucrania oriental y en Nagorno-Kabaraj.
Por último, expresó que «todos necesitamos experimentar relaciones humanas reales y no sólo virtuales, especialmente en la edad en que se forman el carácter y la personalidad», y lamentó que «en diversos lugares, muchos cristianos han celebrado la Pascua con graves limitaciones y, en algunos casos, sin poder siquiera asistir a las celebraciones litúrgicas», por las restricciones sociales.
Fuente: Filo News