Por Liza Collado
Santo Domingo (D.N.), República Dominicana.- La madrugada de este domingo se nos fue, se apagaron los sueños de una joven madre que dejó dos niños pequeños y muchos proyectos de su vida profesional y familiar.
El 26 de diciembre de 1990 nació en la ciudad de Santo Domingo a quien llamaríamos Jesmy Elena, llegó grande, con una impresionante cabellera rubia y profunda mirada de color oliva, siempre fue determinada, valiente, le gustaban los retos y el servicio público. Años más tarde inició el camino que la llevaría a materializar sus sueños de niña, quería ser jueza de los Tribunales de la República Dominicana, y para conseguirlo procuró formarse como abogada en la Universidad Autónoma de Santo Domingo donde fue alumna destacada de la facultad de ciencias jurídicas y políticas.
Una sorpresa de amor inesperada la condicionó a decidir entre sus aspiraciones de pequeña y ser madre; sin dudarlo, apostó por la vida y la familia marchándose a los Estados Unidos donde vivió junto a sus hijos y su esposo los últimos años de su corta estadía aquí en la tierra. Es muy triste, desgarrador, ver desvanecerse tanta vida, tanta alegría, tantos sueños.
Sus condiciones humanas la llevaron a convertirse en enfermera de la unidad geriátrica en un hospital de la ciudad de Nueva York, pasión que compartía con el makeup artist, dos contrastes que supo llevar muy bien. En las Redes Sociales era reconocida por sus trabajos con líneas cosméticas de mucho prestigio internacional y sus charlas del Team Mónica, en las que trataba el tema mujer desde el emprendimiento y la superación personal.
En casos como los de Jesmy, en los que pierden la vida mujeres que llegan en perfecto estado de salud a realizarse procedimientos estéticos, siempre hay morbo, uno que surge natural en el imaginario de la gente y otro que se origina de quien se siente amenazado por su falta de compromiso, ética y calidad humana. Nuestra familia vive su duelo en este momento, buscamos consuelo en una hora tan gris.
En este último viaje hablamos de todo, me infló de orgullo ver lo que había conseguido por sus propios méritos; debo confesarles que es muy difícil apartar el dolor para poder escribir. Me robaron una hija, me arrancaron una parte de mi corazón. Nos apagaron una estrella.
En los próximos días y luego de concretar las investigamos que de inmediato emprendimos con un equipo de abogados, médicos, investigadores forenses y otros tantos profesionales que se nos han unido, aquí y fuera del país, la familia a través de la Abogada, Dra. Mirtha Collado, estará ofreciendo las declaraciones respecto de nuestro accionar judicial.