Por Alexandra Peña
Un vientre en alquiler se define, como la práctica en previo acuerdo, en la que una mujer presta su cuerpo para gestar y parir un bebé que luego cede a otra persona tras su nacimiento. Es entregado a la persona o pareja del acuerdo, y la “madre de alquiler” que lo ha gestado durante todo el embarazo debe renunciar a cualquier derecho legal que pudiera tener sobre el recién nacido.
En la política, un vientre en alquiler se presenta de dos formas.
Un primer enfoque es realizado directamente por los partidos políticos, cuando en los procesos electorales -especialmente a nivel presidencial- buscan figuras empresariales, artísticas o de otro sector, que les pueda garantizar una victoria electoral en ese momento, ya sea por la simpatía, por posiciones que estas figuras tengan en la sociedad, o por la inversión que puedan realizar en el mismo proceso.
También puede ser una figura que le permita mantener la personería jurídica como partido a menos que no realicen una alianza.
En la República Dominicana esta práctica no se ve mucho en la actualidad, porque los partidos políticos poseen dirigentes con ambiciones y la mayoría de los dirigentes si están en el gobierno se sienten presidenciables. Aunque en las pasadas elecciones el partido de gobierno, PLD, quería quedarse en el poder y por la necedad, egocentrismo y ambición del expresidente Danilo Medina, quien impuso un candidato a la presidencia por encima de los del partido.
De haber ganado la elecciones, iba ser un presidente títere, porque el que seguiría gobernando iba hacer él y no quien ganó.
El vientre en alquiler en la política en nuestro país, es más frecuente en las candidaturas congresuales, específicamente en la Cámara de Diputados, lo que se ha convertido en una costumbre y podemos ver cómo personalidades que le interesan mantener beneficios y poder de decisiones en el Congreso, invierten en candidatos que nunca han estado involucrados en política, pasándole por encima a los dirigentes locales, ya que estos no podrán ser manejados a su voluntad ni ser títeres.
A quienes pagan por los vientres en alquiler para candidaturas, o sea, quien paga la propaganda, la publicidad, los planes sociales solo en el tiempo de campaña porque luego desaparecen, aquellos que ponen el dinero en los famosos “sobrecitos” no les interesa el pueblo que vota por ese engaño, sino que una vez ganada dicha posición no hacen nada por la comunidad que fueron elegidos y se siente la ausencia de esas figuras durante todo el período para la cual fueron escogidos.
Su misión simplemente era ganar sin importarle la gente o la localidad que lo eligió, y el que pagó por ganar esa posición es quien tiene las decisiones y recibe los beneficios de dicha curul y lo aplica según sus intereses.
Esto está provocando varios inconvenientes en nuestra sociedad. En primer lugar, porque los ciudadanos se sienten burlados ya que no tienen quien les represente, pues por quien votaron ha desaparecido de la localidad y se sienten huérfanos al ver que echaron su voto en vano.
Y por otro lado, el debilitamiento de los partidos políticos por el surgimiento de la famosa sociedad civil que el pueblo cree verla como la opción a la solución de sus problemas.
A tres años de unas próximas elecciones los partidos políticos en nuestro país tienen el tiempo suficiente para poder preparar a sus dirigentes, y no poner paracaídas como candidatos en las diferentes posiciones. Y que el trabajo que realizan los dirigentes de cada localidad sea respetado desde arriba hacia abajo y así garantizar el fortalecimiento del sistema.
De lo contrario, habrá una diligencia que cada día tendrá menor interés en participar en política y se moverá a la sociedad civil, en donde podrán luchar por el bienestar de la mayoría que es el pueblo.