Kanecia Zimmerman y
Zimmerman es profesora asociada de pediatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke. Benjamin es un especialista en enfermedades infecciosas pediátricas en Duke Health.
Si mandamos a los niños a las escuelas sin cubrebocas, aumentamos su riesgo de contraer COVID-19. Algunos podrían padecer la enfermedad y morir. Si cerramos las escuelas, millones de niños padecerán por la pérdida de aprendizaje y muchos sufrirán consecuencias toda la vida de los efectos en su salud física y mental.
Durante más de un año hemos trabajado con los distritos escolares de Carolina del Norte y las escuelas autónomas y estudiamos la tasa de nuevos casos de covid, la eficacia de las medidas de mitigación como el uso de mascarillas y los riesgos crecientes de participar en deportes organizados por la escuela. Hemos aprendido algunas cosas con certeza: a pesar de que la vacunación es la mejor manera de prevenir la COVID-19, el uso universal de mascarillas está en un cercano segundo lugar y, si se usan cubrebocas, el aprendizaje presencial es seguro y más efectivo que la instrucción a distancia, independientemente de las tasas de contagio.
El uso generalizado de mascarillas en las escuelas puede salvar vidas. Su uso voluntario en las aulas será probablemente mucho menos efectivo y podría causar el cierre de escuelas y la transmisión comunitaria del virus. Este verano hemos visto el fracaso del uso voluntario de cubrebocas en algunas escuelas de Missouri y Carolina del Norte, en donde se registraron aumentos en casos de COVID-19 y pérdida de días de clases debido a las cuarentenas, lo que motivó a varios distritos a volver a implementar el mandato de usar mascarillas.
¿Cómo sabemos que usar cubrebocas ayuda a prevenir la propagación entre las personas sin vacunar en las escuelas? En julio de 2020 junto con nuestros colegas desarrollamos ABC Science Collaborative, un colectivo que reúne científicos con líderes escolares y comunitarios para asegurarse de que los dirigentes de las escuelas contaran con la información científica más actualizada relacionada con la COVID-19 y las escuelas de educación básica y media. En conjunto con el estado de Carolina del Norte, el ABC Science Collaborative recolectó datos de más de un millón de estudiantes y personal de las escuelas del estado de marzo a junio de 2021. A través de legislación firmada por los dos partidos de Estados Unidos, a ciertos distritos escolares en Carolina del Norte se les exigió que enviaran datos de infecciones al ABC Science Collaborative como un tercero de confianza.
En ese momento, más de 7000 niños y adultos habían contraído el coronavirus y asistido a la escuela cuando eran infecciosos. Debido al contacto cercano con esos casos, más de 40.000 personas tuvieron que estar en cuarentena. A través del rastreo de contactos y las pruebas de diagnóstico, sin embargo, encontramos que solo otros 363 niños y adultos contrajeron el coronavirus. Creemos que esta tasa reducida de transmisión ocurrió debido al ambiente escolar en el que todos llevaban mascarillas: tanto las personas enfermas como aquellas con las que estuvieron en contacto iban con mascarillas. Las escuelas brindaron esta protección sin las costosas pruebas de tamizaje ni enormes reformas a los sistemas de ventilación.
Debido a que Carolina del Norte implementó un requerimiento para que todas las escuelas del primer al doceavo grado llevaran cubrebocas, no podíamos comparar a las escuelas con mascarilla versus las escuelas sin mascarilla. Para comprender el impacto preventivo que el uso de cubrebocas podía tener, buscamos comparaciones en otros estados. Los datos de nuestra investigación y los de estudios llevados a cabo en Utah, Missouri y Wisconsin muestran que las tasas de transmisión escolar del coronavirus eran bajas cuando las escuelas imponían el requisito de usar mascarillas. En contraste, una escuela en Israel en donde no se requería usar cubrebocas ni se implementaron protocolos de distanciamiento social adecuados reportó un brote de COVID-19 con 153 estudiantes y 25 integrantes del personal.
Los brotes recientes en campamentos de jóvenes en Texas, Illinois y Florida muestran la rapidez con la que el virus puede propagarse entre adolescentes y adultos que en su mayoría están sin vacunarse y no llevan mascarillas, y la posibilidad de que se contagie a las comunidades cercanas. La posibilidad de este tipo de propagación comunitaria fue la razón por la que las escuelas cerraron sus puertas en marzo de 2020.
Con la evidencia, ahora clara, de que el requerimiento de uso universal de mascarillas está vinculado a una menor propagación, ¿por qué no requerir que todos lleven cubrebocas? ¿Por qué buscar reunir a cientos de personas sin vacunar y sin protección facial en un espacio cerrado durante varias horas al día, cinco días a la semana?
Las escuelas que no requieren el uso de mascarillas tendrán más contagio de coronavirus. Y aunque la mortalidad de covid fue de solo 2 de cada 100.000 niños en edad escolar hasta el mes de abril, en lo tocante a más de 50 millones de alumnos de escuelas públicas en Estados Unidos, eso significaría muchas muertes infantiles prevenibles en un año.
Una vez que la vacunación esté disponible para todos los niños, los distritos escolares pueden beneficiar a sus estudiantes al crear incentivos que animen al uso de mascarillas y la vacunación. Por ejemplo, si se implementa el uso universal de cubrebocas o si los estudiantes están vacunados, es razonable que las escuelas decidan no recurrir a las pruebas o las cuarentenas después de la exposición al virus en el caso de niños y adultos asintomáticos. De manera similar, las escuelas pueden considerar permitir que los estudiantes vacunados que participan en actividades extracurriculares sigan en actividad, incluso si han estado expuestos a alguien que dio positivo en la prueba. Los distritos escolares que no requieren el uso universal de mascarillas deben seguir usando estrategias como ventilación y distanciamiento social y continuar realizando pruebas de rutina para los estudiantes no vacunados.
En las escuelas que eligen abrir sin requisito de mascarillas y admisión limitada de vacunación es probable que haya más covid. Mientras no se vacunen todos los niños, los cubrebocas siguen siendo una solución bien investigada para disminuir el riesgo de contraer covid. Los niños deberían estar en las escuelas y nosotros deberíamos aceptar las medidas que pueden mantenerlos seguros.
Kanecia Zimmerman es profesora asociada de pediatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke. Danny Benjamin Jr. es un especialista en enfermedades infecciosas pediátricas en Duke Health y profesor distinguido Kiser-Arena de pediatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke.
Fuente: nytimes.com