ALBERTO QUERO

La relación de los neandertales con este mundo nació hace unos 350.000 años. La de Rebecca Wragg Sykes (Londres, 40 años) con ellos surgió cuando ella apenas tenía 14 años. En una visita organizada por su colegio, Wragg Sykes pudo conocer de primera mano cómo se trabajaba en un yacimiento arqueológico de la edad romana. “Entonces me di cuenta de que quería estudiar arqueología”, dice.

Años más tarde, un vídeo proyectado en el Museo de las Cuevas de Altamira le hizo cerrar el foco sobre lo que realmente le apasionaba. Los restos romanos estaban bien, pero el periodo del Pleistoceno era un campo mucho más “apasionante”. “No tenemos textos, no tenemos registros escritos, incluso comparado con la prehistoria más reciente no tenemos tanto material, por lo que tenemos que emplear aún más inventiva para obtener tanta información como sea posible”, asegura Wragg Sykes en una entrevista por videoconferencia.

Quince años de estudio se han concentrado ahora en su libro, Neandertales: la vida, el amor, la muerte y el arte de nuestros primos lejanos (Editorial GeoPlaneta), que llega a las librerías españolas este miércoles 1 de septiembre, y que The New York Times incluyó entre los 100 más destacados de 2020. “Una nueva y completa historia sobre los neandertales que sintetiza miles de estudios académicos en un único relato accesible”, dice este medio sobre el libro en una de sus críticas. El objetivo es acercar a todos los públicos los grandes descubrimientos recientes en torno a los neandertales, pero también otros detalles sobre su vida y su día a día que no tienen espacio en muchos medios convencionales.

Pregunta. ¿Cuál era su objetivo al escribir el libro?

Respuesta. Los neandertales son interesantes porque aparecen mucho en los medios. Suelo decir que son como unas celebridades. Si hay un descubrimiento sobre neandertales, a menudo se cubre. Pero lo que no se cubre es otra información que los arqueólogos sí conocemos y que es complicado explicar en un solo artículo. Así que quería escribir un libro que reuniera todo lo que la arqueología moderna puede decir sobre los neandertales, incluyendo los grandes descubrimientos, pero también cómo trabaja la arqueología actualmente. Quería señalar las diferentes dificultades que encontramos en lo que hacemos y cómo las solventamos para crear este conocimiento tan rico sobre la vida de los neandertales. Creo que a veces no se comunica fuera de nuestro ámbito. Algunos de los temas principales que aparecen en televisión o grandes periódicos son a menudo sobre la extinción y yo quería hablar sobre el resto de los neandertales, de los 300.000 años antes de eso ocurriera, que también son muy interesantes. Y quería pensar en ellos en sus propios términos, sin tenernos a nosotros de fondo.

“Las oportunidades y la suerte juegan un papel fundamental en lo que nos ocurre como especie”

P. ¿Cómo fue el proceso de creación, con la pandemia de por medio?

R. Empecé a hablar con mi editor sobre el tema hace unos ocho años, pero en realidad tardé unos tres años y medio en escribirlo. Empecé a principios de 2017 mientras estaba en Francia y después volví al Reino Unido. Aunque fue una experiencia maravillosa, es difícil pasar de un lenguaje académico, donde para cada ejemplo tienes que basarte en una prueba de ADN o demostrar tu punto de vista, a escribir para todos los públicos. Tuve que reestructurar el libro. Era el doble de largo de lo que es ahora. Por todo ello, el proceso fue difícil, aunque me gustó escribir la introducción de los capítulos, que son mucho más narrativas. Lo disfruté mucho. En cuanto a la pandemia, no me ha sido difícil en comparación con lo que el resto de la gente ha tenido que lidiar a nivel profesional. Al final del libro menciono la covid y la pandemia porque el epílogo ya se centraba en preguntas existenciales en torno a crisis climáticas y las preocupaciones de la gente en torno a este tema. La pandemia fue otro elemento. Para mí, remarcó cómo las oportunidades y la suerte juegan un papel fundamental en lo que nos ocurre como especie y creo que eso es muy importante.

P. Una de las anécdotas más interesantes es la del origen del nombre de los neandertales. ¿De dónde viene?

R. Es una de esas conexiones históricas extrañas. Hay muchas cosas antiguas en la historia de los neandertales que ni siquiera las incluí porque son extremadamente raras. Por ejemplo, en un momento de la Segunda Guerra Mundial había una calavera de neandertal bajo el altar de una vieja iglesia católica en Roma. [Ríe] Una cosa muy extraña. El nombre de los neandertales como especie originalmente viene de la cueva de Feldhofer, en Alemania, que está en el valle de Neander [Neandertal, en alemán]. Ese valle se nombró así por un poeta y compositor [Joachim Neander] del año 1600, unos cien años después de que muriese. Pero antes de eso ya era un valle muy bonito, era un lugar muy turístico, donde la gente iba a inspirarse. Lo curioso es que el apellido original de esta familia era Neumann, pero por una moda de la época su abuelo modificó su apellido y adoptó el de Neander. Neumann significa “hombre nuevo”. Así que el valle de Neander fue nombrado, sin saberlo, como el “valle de los hombres nuevos” muchos años antes de que se encontraran los primeros restos de neandertales. No se puede imaginar un sitio mejor.

P. Leyendo el libro da la sensación de que sabemos todo sobre los neandertales. ¿Es así?

R. Hay muchas cosas que desconocemos. No sabemos cuál es el punto más al este en el que vivieron. La cueva de Denisova, en Siberia, es el punto más al este donde hemos hallado restos. Pero eso no significa que sea el punto más al este al que llegaron. Entre Denisova y el Pacífico hay solo estepa y alguna montaña, pero no hay razón para que no pudieran llegar significativamente más lejos. Tampoco sabemos cómo de lejos eran capaces de moverse como individuos. Tenemos dos formas de medir eso. Podemos mirar los isótopos de sus huesos, que nos dicen que podían andar unos 50 kilómetros. Pero podría no ser una medida real. La única otra forma en la que podemos hacerlo es rastreando la piedra de las herramientas que creaban y decir que una herramienta vino de una montaña de 100 o 300 kilómetros más allá. Cuando tienes esas distancias tan grandes, ¿significa que los neandertales se movían individualmente en esas escalas? ¿O entregaban esa clase de objetos en algún tipo de intercambio? No lo sabemos todavía.

Incluso no comprendemos completamente por qué hay tantas formas de hacer herramientas de piedra, porque las había. No se hacían de una única forma y no sabemos por qué todos los grupos de neandertales conocían todos los tipos de tecnología. Eso es muy difícil de explicar. Si tienes un yacimiento muy bien conservado puedes decir cosas increíbles sobre qué estaba ocurriendo allí, cómo ese lugar está conectado con otros sitios, con el paisaje. Pero hay aspectos fundamentales que no sabemos. ¿Se movían en grupos? ¿Con cuánta frecuencia? Es difícil de decir. Podemos mirarlo desde una perspectiva individual y pensar “quizás se movían mucho entre grupos”, pero probar que todos lo hacían es complicado, porque vivieron durante un lapso de tiempo enorme y en un área amplísima. Creo que en lo que estamos mejorando es en entender que debemos esperar que haya mucha diversidad en las cosas que hacían.

“No hay neandertales a nuestro alrededor y queremos explicarlo de una forma que nos ponga en buen lugar”

P. El libro también pretende derribar los clichés que hay en torno a la figura de los neandertales. ¿Por qué esos clichés están tan arraigados?

R. Creo que es algo extraño, porque los neandertales fueron los primeros homínidos que nos encontramos. Fue la primera vez que supimos que había otro tipo de humano en el planeta. Se les había mostrado como algo con lo que compararnos desde el principio de los orígenes humanos. Creo que en ese sentido, siempre hemos mirado de forma muy entusiasta las diferencias y hemos subrayado que ellos son como basura. Tenemos una visión negativa porque queremos explicar por qué ya no están aquí. No hay neandertales a nuestro alrededor y queremos explicarlo de una forma que nos ponga en buen lugar. Y lo queremos hacer así porque es como enmarcamos nuestra explicación de las cosas. Definitivamente, hay una visión negativa persistente de los neandertales, tanto en la ciencia como en la cultura. Pero por otro lado, si conozco a alguien, en un tren o una situación similar, y les digo que trabajo con neandertales, muy a menudo la gente me dice “oh, no son tan estúpidos como se pensaba”. Pero a la gente todavía le hace feliz utilizar la palabra neandertales como insulto. Eso se ha separado de la arqueología, el insulto sigue ahí.

P. Pero los neandertales vivían en grupos, se preocupaban de los demás, dormían en camas, les interesaba el arte, tenían una cultura y algo parecido a un lenguaje. Se podría pensar que en el fondo no somos tan diferentes.

R. Si observa lo que los Homo sapiens hacían en la época en la que los neandertales estaban vivos, la mayor parte de ese tiempo, hace entre 350.000 y 40.000 años, los restos arqueológicos son muy parecidos. Hay muy poca diferencia. Es solo un poco después de 100.000 o 60.000 cuando se empiezan a ver algunas diferencias en lo estético y posiblemente también en algunas tecnologías de caza. […] Creo que uno de los grandes elementos que pueden suponer una diferencia, en términos de la extinción, es que en este punto, los grupos de Homo sapiens tenían una organización social diferente. Tenemos evidencias arqueológicas de objetos simbólicos, como colgantes de piedra. Incluso la genética sugiere que los primeros grupos de Homo sapiens no estaban aislados unos de otros. Vivían en grupos pequeños, pero estaban bien conectados. Y eso se parece mucho a lo que vemos en la población cazadora y recolectora reciente. La gente se movía entre grupos todo el tiempo. Muchos de ellos no tenían un vínculo de sangre, pero tenían redes de apoyo amplias. Y eso es lo que quizás no tenían los neandertales, así que creo que lo que quizás marcó realmente la diferencia está relacionado con las comunidades sociales de los primeros Homo sapiens.

Portada del libro 'Neandertales: la vida, el amor, la muerte y el arte de nuestros primos lejanos
Portada del libro ‘Neandertales: la vida, el amor, la muerte y el arte de nuestros primos lejanos.

P. Los neandertales eran casi tan inteligentes como nosotros, pero aun así desaparecieron. ¿Podemos aprender algo de eso?

R. Creo que tenían una inteligencia impresionante, y de alguna forma podemos decir que era la misma. Pero quizás ellos no pensaban en el mundo exactamente como nosotros pensamos, como esa idea de uniones entre personas. Quizás no hacían tantas conexiones entre ideas. Creo que tenemos que pensar que los neandertales tuvieron mucho éxito en lo que hicieron, no fueron unos fracasados. Se logra una buena comparación observando la historia profunda de la Tierra y las grandes extinciones masivas previas. A menudo hay animales que estaban muy bien adaptados al medio ambiente y aun así se extinguieron. Hubo un elemento de fortuna. Y tenemos que preguntarnos ¿por qué llevó tanto tiempo? Sabemos que los Homo sapiens salieron de África hace entre 150.000 y 200.000 años. Si fuimos tan superiores, ¿por qué nos llevó tanto tiempo reemplazarlos y llegar a Europa? ¿Por qué ocurrió tan tarde? Más aún cuando lo que vemos de ese periodo de tiempo es que hubo numerosos encuentros, por lo que vemos a través de la genética, sabemos que hubo mestizaje. Hay algo que es diferente y quizás la suerte sea el factor principal. Nuestro deseo de conectar con todos y socializar no nos hace más inteligentes, solo nos hace diferentes. Y eso podría ayudar.

Fuente: elpais.com