Al menos 50 personas han sido asesinadas en Nigeria en un ataque llevado a cabo por hombres armados en plena misa de Pentecostés en la iglesia de San Francisco Javier, en el estado sureño de Ondo. Según los testigos, un grupo de cinco personas comenzó a disparar de modo indiscriminado tanto dentro del templo como en los alrededores, y explosionó una bomba, antes de secuestrar al sacerdote celebrante y a un puñado de fieles.
El balance hasta el momento es de medio centenar de muertos y numerosos heridos, según han informado fuentes médicas a las agencias de noticias.
Ningún grupo ha reivindicado aún el brutal ataque. Nigeria es objeto de frecuentes atentados yihadistas contra cristianos, pero estos se limitan casi siempre al norte del país, de mayoría musulmana. La mayoría de los 98 millones de cristianos -en una población de poco más de 200 millones- viven en el sur de Nigeria, donde sí es frecuente la acción de bandas criminales, o de grupos separatistas en el sureste.
Un diputado local, Olayemi Adeyemi, ha acusado del asalto a pastores de la etnia fulani, que querrían así protestar contra las restrictivas políticas ganaderas y de pastoreo establecidas por el gobernador del estado de Ondo, Rotimi Akeredolu, según declaraciones recogidas por el portal ‘People’s Gazette’. Las características del ataque -centrado en los fieles católicos, en una de las celebraciones religiosas más importantes del año- no da mucha consistencia a esa tesis.
El odio religioso que muestra la masacre es sin embargo más propio de los grupos yihadistas que operan en el nordeste de Nigeria, en particular el más sanguinario, Boko Haram, que trata de amedrentar así a las poblaciones cristianas para que huyan antes de proclamar un ‘califato’ en ese territorio.
Según Pew Research Center, el cristianismo crece en África más que en ningún otro continente del mundo. Hoy, tres de los diez países con más cristianos en el mundo están en África; si no cambia la tendencia, en 2060 habrá seis en la lista de «top ten».
Al fenómeno sociológico, que amenaza los actuales equilibrios del poder, se suma el traslado a tierras del Sahel y norte de África de células y recursos yihadistas que han perdido –hoy por hoy– la batalla por el ‘califato’ en Irak y en Siria.
Viejos y nuevos grupos armados que predican la «guerra santa» causan estragos en un inmenso triángulo que comprende Nigeria, Niger, Chad, Burkina Fasso, Camerún y Mali, y se ceban en poblaciones de civiles cristianas e indefensas.
Fuente: abc.es