Escritor y crítico de literatura, Álex Ferreras.

Obra del Dr. Alex Ferreras.

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Ilustraciones del hermeneuta y pintor, Dr. Odalís G. Pérez

Si de algo adolece la sociedad dominicana, es de tener su realidad histórica con cierta objetividad, porque la mayoría de los llamados «historiadores» de este país, se han convertido, en gran parte, no todos, en ser unos fabuladores, vocinas repetidoras de falsedades que tergiversados el real acontecer histórico nacional, desde el mal llamado «descubrimiento» de nuestra isla, hasta nuestras luchas y guerras patrias, incluyendo el caso de «los padres de la patria».

Ni hablar de las llamadas invasiones del naciente imperio norteamericano, a nuestro territorio, cuántas mentiras presentadas como «verdades», engañando desde ayer, hasta nuestros dias, a esta nación.

Antes de entrar al espinoso terreno que el sujeto-autor aborda en esta obra, me permito asumir la libertad de decirle al lector que, el autor de este libro, es un colega investigador, narrador y poeta que, necesariamente, como yo, se vió en la obligación de leer el libro «La ocupación militar de Santo Domingo por los Estados Unidos de América» (1916-1924), del narrador Sócrates Nolasco, autor del libro de cuentos «El diablo ronda en los guayacanes«, Editora Búho, República Dominicana,1971) y el libro «El impacto cultural de la primera ocupación militar norteamericana en la República Dominicana» (Editora de la UASD. República Dominicana, 2016).

Hay más títulos al respecto, pero he querido resaltar esos dos, por los enfoques investigativos diferentes dados, al abordar el tema.

Eso me ha permitido asumir mis juicios, con determinada libertad en la exposición de los criterios. Este es un tema poco discutido de manera pública, dentro y fuera de las academias, y ni hablar de esto en el currículum escolar dominicano, por lo que seguimos viviendo de espaldas a nuestra realidad histórica.

 Portada del libro 'La imagen de la primera intervención militar de los Estados Unidos en la literatura dominicana (1916-1924)', del Dr. Alex Ferreras.Portada del libro ‘La imagen de la primera intervención militar de los Estados Unidos en la literatura dominicana (1916-1924)’, del Dr. Alex Ferreras.El libro «La imagen de la primera intervención militar de los Estados Unidos en la literatura dominicana (1916-1924)«, del Dr. Alex Ferreras, consta de siete (7) capítulos, los cuales están organizados de una forma que el lector vaya situándose, de forma didáctica, en el centro político e ideológicos del tema, lo que hace alejar bastante al autor del enfoque literario que nos anuncia, desde un principio.

Pero más que esa realidad de amañar nuestra historia, en este trabajo, hay un dato que nos permite referirnos a los niveles de criticidad del investigador ante los hechos históricos, como acontecimientos comprobables por cualquier vía o método de investigación que se aplique.

El sujeto-autor parte de la «literatura testimonio», lo que lo induce a ver los textos poéticos, desde el plano de la lengua, como comunicación situacional o como realidad informativa, tratamiento este que lo aparta de asumir esos poemas desde su estatura estética, como signo o como realidad semiótica de la lengua, sin importar que dice, sino escudriñando el cómo lo dice.

Pero hay que respetar su tratamiento analítico, por lo que debo resaltar un detalle significativo en este estudio y es el referente a que obliga a tener que mirarnos desde la palabra, desde el decir, para autodescubrirnos, como territorio invadido… desde que «nos descubrieron», saqueándonos, hasta la fecha.

Otro detalle que despierta esta investigación, es el reclamar al Estado Dominicano la modificación urgente de la currícula del sistema educativo nacional, lo cual, siendo justos, va dando nuevos giros, con la decisión de poner a algunas entidades públicas y privadas, a regentear la redacción de los libros de textos, incluyendo los libros de lengua española, de historia y de literatura.

Esa acción del Ministerio de Educación, es una acción que responde a una necesidad nacional de formar al nuestros niños y a nuestras niñas, con una visión de sujetos imaginativos, no sujetos-momias, sin en verdad queremos una sociedad más democrática, creativa, crítica y reflexiva.

Y usted, amigo lector,vuelve a preguntarse, y por qué este señor, incluye este tema en este momento, y yo le respondo, porque el autor a hecho mención de la literatura dominicana, y queriendo o sin querer, nos ha inducido al tema de estético, no desde el signo o desde el estudio de la metáfora.

Además, también ha despertado el interés por lo ético en el sujeto actuante, o sujeto en movimiento, al momento de presentar el responder de aquellos que «recogen» y plasman, desde la lengua, el supuesto acontecer, pautados por los intereses en el poder y nos cuentan su historia, con la «palabra de autoridad» de los sectores que «nos dirigen», o que nos manipulan, desde el Estado, antes y después de esas invasiones (1905-1908, invasión económica y financiera; 1916-1924 y 1965-1966, invasiones militares), hasta la fecha.

A pesar de las observaciones críticas realizadas, por el enfoque analítico, como académico, yo respeto, dentro del sentido de democracia que asumimos, en la práctica, esta obra conlleva a un recurrir a los sentidos de la literatura, como parte del conocimiento humanístico, que, junto a la historia, se integre como soporte de la construcción de las identidades dominicanas, desde el panorama abierto y desnudo de los hechos.

Desde esta obra, se nos activa, nuestra memoria histórica. Ella nos pone sobre el eco de un currículum que, desde los onomásticos o la celebración de calendario, se pretende borrar nuestra historia, la que hemos edificado, a pura lucha cotidiana, como sujetos defensores de nuestro espacio vivencial, contra el olvido.

Me he hecho como el menso, para alejarme de las anotaciones que tenía en torno al signo y al discurso y las he dejado en un rincón, procurando resaltar en este libro otro aporte que nos puede servir de balance social y político, al momento de juzgar los valores estéticos y éticos existente en el tratamiento discursivo del sujeto-autor.

Es un libro que provoca y nos convoca a interrogarnos y buscar respuesta a interrogantes como estas, y dónde ha quedado la «celebración» de nuestra toma de conciencia como nacionales intervenidos? «

¿Por qué celebrar nuestro propio dolor, por el atropello del invasor? Desde este enfoque hay una voz de rechazo a la indignación de vivir arrodillados, llenos de impuestos olvidos.

Hay aquí un discurso para revivir la memoria del discurrir de nuestra cotidianidad histórica, centrado en el período que abarca los años 1916-1924. Hechos que no se vociferan en nuestras escuelas, ni en nuestras academias. ¡¡¡Qué vergüenza!!!

Es una defensa a la memoria patriótica de nuestros y nuestras mártires de ayer y de hoy. Es una investigación para, desde lo académico, revivir el humanismo transformador, teniendo la investigación como el camino para rebuscar los caminos que nos conducen a encontrar aquello que fuimos y lo que hoy somos, desde el rescate de nuestra literatura, como resultado vivo y activo, de nuestra lengua.

Fuente: Acento.com.do