El relato del Banco Central cuenta que la inflación dominicana se acerca al rango meta, porque la inflación interanual a abril se ha colocado en un 5.15 %, mientras que, otros, cercanos a esa posición, en un afán por agregarle valor a la narrativa oficial, afirman que estamos en un periodo de desinflación, porque desde abril de 2022 se frenó el aumento mensual de los precios.
No seria la primera vez que la autoridad monetaria afirma en sus informes sobre el comportamiento de los precios al consumidor dominicano, que la inflación converge al rango meta, pues en cerca de una docena de ocasiones lo ha reiterado, desde octubre de 2020, a la más reciente, abril de 2023. A partir de que la inflación en el país abandonó su tasa negativa en mayo de 2020 (-0.11 %), la variación de los precios, unas veces más intensas y otras menos, ha ido acumulando nuevos aumentos de precios, que la ha llevado a acumular un 24.4 %, para el periodo junio de 2020 a abril de 2023.
Sobre la afirmación de que la economía experimenta un proceso de desinflación, argumentando una reducción en la inflación y que va a velocidad de crucero, no parece tener sustento, porque no hay evidencia que soporte que la tasa de variación de los precios en el país sea constante, por el contrario, resulta zigzagueante y lo testimonia el hecho de que, solo en el último año de abril de 2022 a al mismo mes de 2023, los cambios de precios hacia el alza, respecto a su variación intermensual, se ha producido 6 veces.
Veamos, con tomar la tasa de inflación de abril de 2023, que fue de 0.24 %, se puede apreciar que es mayor que la de marzo que registró un 0.21 % y esta fue mayor que la de febrero que resultó ser de un 0.11 %, de manera que, a ese comportamiento no podemos llamarle desinflación, por el incremento intermensual de precios, a no ser que el comparativo sea interanual, en donde sí se puede verificar una reducción en la inflación, pero claro está, nada es permanente, la meta de inflación se alcanzará hasta por cansancio.
El nivel de la tasa de inflación interanual a abril de 2023 de un 5.15 %, ciertamente es señal de que la inflación ha perdido intensidad, sin que signifique que los precios hayan descendido, pues a la inflación de los últimos 35 meses le pasa exactamente como a la edad de las personas, que nunca dejan de sumar años, como tampoco los precios no han dejado de sumar más aumentos al costo de la canasta básica de alimentos.
A la política monetario del Banco Central le ha tomado 29 meses para poder acercarse al cumplimiento del rango meta y todavía se encuentra a cierta distancia de ella. El piso del rango es de un 3.0 % y el techo de un 5.0 % y no fue sino hasta abril de 2023 que ha podido situarla en el interanual a un 5.15 %, faltándole 0.15 puntos porcentuales para situarla a nivel del techo y si la comparamos con la meta, se encuentra a una discrepancia mayor de 1.15 puntos porcentuales.
Para acercarse a la meta de inflación y al nivel superior del rango, el Banco Central tuvo que subir su tasa de política monetaria de un 3.0 % a un 8.5 %, desde el 24 de noviembre de 2021 a abril de 2023 y, además, restringir la oferta monetaria, decisiones que han tenido colateralmente costos asociados a la economía dominicana, como son los casos de una menor tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) y de un menor poder de compra de la población, que puede ser asociada a una menor calidad de vida, ya sea por aquello de la reduflación o de una menor calidad de los productos que consume.
La subida de la tasa de referencia del Banco Central en 550 puntos básicos, hizo que la tasa de interés bancaria, promedio ponderado, pasara de un 9.82 % a un 17.04 % al 18 de mayo de 2023, significando un aumento del costo del dinero de 7.22 puntos porcentuales para las actividades de consumo y de inversión de los agentes económicos que procuran recursos en el sistema bancario para sus negocios en las áreas de producción y servicios.
El incremento del precio del dinero se ha reflejado en la dinámica económica nacional, en virtud de que en el primer trimestre de 2022 la demanda interna, medida por las operaciones totales del impuesto a las transferencias de bienes industrializados y servicios, creció en un 29.2 %, en cambio, en la de 2023 se ha movido en un 11.6 %, para una contracción del orden de 17.6 puntos porcentuales.
La subida de la tasa de referencia monetaria se transfirió a la tasa de interés bancaria como era lo esperado y por esa vía ha frenado la demanda, como también era el objetivo, a fin de que la merma en la demanda agregada influyera en el control de la inflación, teniendo un impacto colateral sobre el IMAE/PIB, que para el primer trimestre de 2023 creció en un 1.4 %, que, al compararse con igual periodo de 2022, que fue de un 6.1 %, denota una disminución importante de 4.7 puntos porcentuales.
La postura restrictiva de la política monetaria, también se ha reflejado en la oferta monetaria, la que medida por la base monetaria restringida, la del 15 mayo de 2023 es menor que la de abril del mismo año, al bajar de RD$ 398,457 millones a RD$ 392,193 millones y lo propio le ha acontecido al medio circulante (M1), que a la mitad de mayo fue de RD$ 710,761 millones y el de abril de RD$ 728,612 millones. Alineado con el referido comportamiento, los valores en circulación continúan elevándose, al situarse en la actualidad en RD$ 993,255 millones, cuando en diciembre de 2022 era de RD$ 870,298, para un incremento equivalente a RD$ 122,957 millones.
El comportamiento mostrado hasta ahora por la economía dominicana puede explicar el por qué las autoridades económicas han reestimado hacia la baja el PIB de 2023, al disminuirlo de un 4.5 % su proyección original a un 4.25 %, la actual y el Fondo Monetario Internacional lo ubica en alrededor de un 4.0 %.
A nivel social, el costo de la inflación acumulada desde septiembre de 2020 a mayo de 2023, que es de un 24.4 %, se aprecia en la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos de la población. Un ingreso nominal de RD$ 1,000 en septiembre de 2020 tenia un valor real de RD$ 974.6 y a mayo del presente año es de RD$ 809.0, lo que significa una perdida del poder de compra, que puede traducirse en una disminución de la calidad de vida de aquellos que no han podido ver aumentar sus ingresos monetarios.
Como se ha podido apreciar, la inflación dominicana y el esfuerzo por controlarla, le ha ocasionado costos a la economía real, haciéndola disminuir; a los usuarios del dinero bancario, encareciéndole su costo y; a la población en general, restándole poder adquisitivo a los salarios.