En el año 2016 escribí una articulo con el titulo de El amor desde la perspectiva de la economía y en el 2019 un segundo, bajo el nombre de Una visión microeconómica del amor, ambos pueden leerse en mi blog Haivanjoe.com. Estas dos opiniones procuran entender, desde la perspectiva económica, algunas conductas del hombre y la mujer, cuando de sentimientos de géneros opuestos se trata.
En esta oportunidad, al celebrarse en el mundo y en el país el 14 de febrero el día de San Valentín, he querido referirme a la fecha, asociándola a otra que convoca el 18 de febrero y el 19 de mayo de 2024, a más de 8 millones de electores dominicanos a votar por sus candidatos de preferencia a nivel municipal, congresual y presidencial, que se encargaran de la administración pública durante los próximos 4 años.
El votante dominicano, como cualquier otro fuera del país, tiene sentimientos y los expresa de diversas formas, así como también. Las decisiones que toman los electores están influenciadas por innumerables situaciones y eventos que lo inducen a tomar posturas que son trascendentes, al margen de la valoración que ellos puedan tener de la coyuntura electoral y de sus actores protagónicos.
Penosamente en el país no contamos con ninguna fuente de recolección de datos que permita tener una métrica acerca de la disposición de los votantes en torno a sus preferencias electorales de conformidad a cómo se encuentra su situación de relación de pareja. De acuerdo a hallazgos en otros países, cuando la pareja no está contenta, la tendencia es a que se produzca una inclinación hacia fijar sentimientos de adhesión a favor de aquellos candidatos que muestran un discurso de protesta, critica y defensa a favor de los tipificados como víctimas de la mala acción o inacción pública.
Si fuéramos a utilizar algún dato objetivo y oficial para acercarnos a la ausencia de encuestas que capturen este tipo de información, los que más pueden ser útiles para este fin son los divorcios que acontecen en el país y que de acuerdo a cifras publicadas, la más actualizada corresponde al 2022, año en el que separaron 28,645 conyugues y en el 2021 se elevó a 28,694, ambas cifras son las más altas de la historia dominicana. En contraposición, se encuentran los matrimonios, para los referidos años se registraron 45,612 y 45,292, respectivamente, mientras que, el pico aconteció en el 2016 con 52,898, seguido del 2019 con 51,938.
El incremento en el número de divorcios, al margen de las causas por incompatibilidad de caracteres o mutuo consentimiento, en la mayoría de los casos desencadena en un rompimiento que genera un escenario agravante para ambos, condición que altera el estado de ánimo y condición económica y puede inclinarlo en general a favorecer a los candidatos que en el momento no ocupan posiciones gubernamentales, provocándole una postura de rechazo o desaprobación. Si una de las causas del divorcio es la razón económica, puede que produzca una mayor predisposición a castigar a quienes ellos consideran los ha perjudicado y llevarlos a tomar su decisión como elector, basado en el voto económico, que implica un castigo contra quienes los han perjudicado.
En cuanto a una de las interpretaciones que se le puede dar a la disminución de la cantidad de matrimonios en la República Dominicana, a pesar del incremento de la población, son las condiciones económicas adversas que los jóvenes entienden les proporciona dificultades para contraer nupcias, por la derivación de compromisos que implica y que en una conducta racional, al cruzarla con sus niveles de ingresos monetarios, no le resulta favorable en el ejercicio de evaluar los beneficios y costos de una decisión como la del matrimonio.
En la línea de lo racional, el comportamiento de los electores está acompañado por sentimientos de afectividad hacia los candidatos que lo pueden expresar de diversas formas, una de ellas es la reciprocidad, que acontece cuando el elector muestra disposición a favor de un candidato que ha considerado ser doliente de sus carencias y anhelos, aconteciendo, muy a pesar del incentivo material que pueda recibir, ante el hecho de que como votante racional ha considerado que también su voto tiene utilidad para el resto de sus iguales.
Cuando el voto racional adquiere la categoría de reciprocidad y esta se alinea a las aspiraciones sociales de carácter colectiva, acompañadas de sentimientos morales, como el de la solidaridad ante la carencia y el dolor y alegría frente a la superación individual y grupal, pesan mucho más que las tentaciones de compra de votos, expresada en casos particulares en el pasado reciente con “regalos” de todo tipo y en el presente ante los bonos por votos.
La conducta electoral reciproca es la ideal en una época como el mes del amor y la amistad, entonces al ser febrero un tiempo ideal, considerar en el día de la decisión de elegir a un candidato, examinando las variables socioeconómicas que perjudican al individuo y a los grupos sociales, sobre aquellas variables como las mediáticas y relatos que promueven la creación de percepciones infundadas y que solo existen en el imaginario del que se encuentra en una burbuja en donde el confort nubla la razón, potenciados a través de un gasto público en publicidad en el 2023 que se acercó a los 9 mil millones de pesos, resultando en una oportunidad para expresar sentimientos de repudio, al tiempo de que brinda la ocasión para el apoyo reciproco. .
El sentimiento que expresa amor por el otro y por uno mismo se potencia en una coyuntura como la actual, donde la población es agredida por los altos precios de la comida, la gente tiene menos dinero en los bolsillos, la inseguridad ciudadana se eleva, los sistemas de canalización de aguas en las ciudades son casi nulos, terminado siendo letales y la acumulación de basura atenta contra la salubridad pública, son condiciones materiales que inducen a promover el voto sobre la abstención, especialmente en la postura consciente de la utilidad del sufragio a favor de la reciprocidad.
En época de amor tu voto cuenta más por la oportunidad que ofrece poder demostrar sensibilidad social, sin que la aspiración individual desaparezca, porque ofrece utilidad y satisfacción de contribuir a ganar y aportar a derrotar a los culpables de quienes por su accionar agravan lo socioeconómico, provocando que hoy se divorcien más parejas y se casen menos en la formalización de una relación sentimental.
La utilidad del voto en este febrero del amor y la amistad, sugiere reciprocidad, en la que, en una relación biunívoca, solo se gana. Con tu voto ayudas a ganar y a no perder.