La liberación de los cautivos, la caída de nuestras cadenas solo será posible con la realización heróica de las obras de misericordia, como lo hizo la Virgen María en las bodas de Caná, cuidando de San José en su agonía final, a los pies de la Cruz de su Único Hijo, y con guia maternal al Discípulo Amado. Aunque nadie lo agradezca, sigue haciendo más y más obras de misericordia con el hambriento, el enfermo y el desamparado. Dios te lo recompensará con la gracia total que es la Eucaristía.