Si… Al verdadero misionero se le desarma la vida. Solo quien ha dejado comodidades del hogar, gustos y el calor de familia por amor a Jesús Eucaristía, que todos le reciban, sabe lo que es pasar hambre, sufrir desprecios, y también encontrar a personas muy buenas que suman a la Iglesia, y por ende a la sociedad. ¡Sigamos adelante!. ¡No miremos atrás!. Muchas veces nos equivocamos y nos volveremos a equivocar en la misión, al afrontar las dificultades y desafíos, pero estará la Iglesia, nuestra Casa y Hogar para acogernos.