Día de finaó. Así llamaban nuestras devotas ancianas al día de visitar el cementerio y embellecer las tumbas de nuestros familiares por los que oramos en cada Misa para que participen en la alegre compañía de los Santos del Cielo.
Plena seguridad en que mucha gente buena está en el Cielo: mi madre, la tía Consuelo y muchos más. Otros por su virtud han llevado a familiares y conocidos nuestros al cielo como a mi padre, y por un importante número de difuntos tenemos que orar mucho, ofrecer sacrificios y aprender de sus errores y limitaciones humanas para que sean perdonados por el amor Eucarístico que es más fuerte que la muerte.
!Quiero reencontrarme para siempre en el cielo con mis padres y gente buena que conocí en esta vida!… Y experimentar la grandeza del perdón divino con aquellos que no supieron en esta vida amar.