San José, Nuestro Padre, aparece en el fondo, a la izquierda de la imagen de la Virgen de la Altagracia.

El Padre adoptivo del Niño Divino recién nacido, aparece en su función de Custodio de su Sagrada Familia.

La oscuridad de la habitación en que se encuentran quiere dominar en el fondo, pero el Castísimo Esposo de la Virgen tiene en mano una vela para significar la Luz que nunca será arropada por las tinieblas.

Aquel Niño nos ha sido dado, la Luz de Luz… Esa vela es también callado del pastor y protector de su Hogar Sacratísimo porque la Primera Iglesia Eucarística Doméstica está a punto de partir, huir del mal, a un peregrinar que terminará en esta tierra con la Temprana muerte de San José, en la Cruz de Cristo y la posterior dormición de María Santísima. Más pequeña la imagen del descendiente del Rey David, en tercer plano y en un muy bajo perfil aparece.

Sin embargo, atenta, humilde con su cabeza hacia abajo, en actitud de adoración y sumisión a Jesús, el verdadero hijo de Dios y a su Madre Santísima. En su cabeza la aureola de la Santidad del Hombre Justo que anunciaba el Antiguo Testamento.

San José en la imagen de nuestra Madre Común está de pie, capa y mitra roja, que nos lleva a comulgar de la Pasión, del Cuerpo y la Sangre de nuestro salvador que está en pañales.

Los Dominicanos tenemos el privilegio de una devoción navideña, pilar de la Fe Católica del Pueblo Dominicano.