Por Manuel Antonio García Salcedo
7 LIBRANOS DEL MAL…
Reflexión: Su Adversario el Diablo… León Rugiente (1 Pe 5, 1-11)
UN APROXIMACION BAUTISMAL AL MISTERIO DEL MAL
El poder de las tinieblas es un misterio que se integra en la confesión del credo del Pueblo de Dios y la ruptura con el mismo es el primer eslabón que se ha de romper en los escrutinios requeridos para la renovación del sacramento del Bautismo en el que se proclama a Jesucristo como Salvación.
Nuestra misión para que nuestros pueblos en Él tengan vida, manifiesta nuestra convicción de que en el Dios vivo revelado en Jesús se encuentra el sentido, la fecundidad y la dignidad de la vida humana. Nos urge la misión de entregar a nuestros pueblos la vida plena y feliz que Jesús nos trae, para que cada persona humana viva de acuerdo con la dignidad que Dios le ha dado. Lo hacemos con la conciencia de que esa dignidad alcanzará su plenitud cuando Dios sea todo en todos. Él es el Señor de la vida y de la historia, vencedor del misterio del mal y acontecimiento salvífico que nos hace capaces de emitir un juicio verdadero sobre la realidad, que salvaguarde la dignidad de las personas y de los pueblos (DA 389).
Un dato a tener siempre presente es que el Diablo no es omnipotente. Su poder es limitado y si ejerce influencia sobre aquellos que consciente y voluntariamente se disponen a su servicio. El Papa y nuestros obispos en Aparecida declaran la victoria de Jesucristo, a la que su Iglesia debe acogerse para la derrota total del mal.
Esta V Conferencia, recordando el mandato de ir y de hacer discípulos (cf. Mt 28, 20), desea despertar la Iglesia en América Latina y El Caribe para un gran impulso misionero. No podemos desaprovechar esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza! No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la historia, que Él nos convoca en Iglesia, y que quiere multiplicar el número de sus discípulos y misioneros en la construcción de su Reino en nuestro Continente.
Somos testigos y misioneros: en las grandes ciudades y campos, en las montañas y selvas de nuestra América, en todos los ambientes de la convivencia social, en los más diversos “areópagos” de la vida pública de las naciones, en las situaciones extremas de la existencia, asumiendo ad gentes nuestra solicitud por la misión universal de la Iglesia (DA 548).
Dos son las maneras del ataque del mal personificado: la tentación, segunda y tercera petición para la conversión cristiana del Padre Nuestro o la oración del Señor: nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. La oposición a la obra de Dios es el medio de influencia del enemigo común.
Una vez y solamente cuando se ha hecho pacto o compromiso con el enemigo es que las personas pueden caer en la posesión, la obsesión o la opresión diabólica, tan caturizadas, ficcionadas y manipuladas por grupos religiosos y costumbristas. Un por ciento muy reducido de las personas que han participado en actividades donde se invoca al Diablo y su acción, prácticas supersticiosas o fuerzas sobrenaturales antagónicas al bien entran en la posesión diabólica de la conciencia.
En estos casos se recurre al exorcismo mayor, ámbito propio de los obispos y de aquellos exorcistas que el designe para dicha función en la cual el poseído después de las pruebas médicas y psiquiátricas de lugar para descartar trastornos propios de los desbalances químicos del cerebro, trastornos psicológicos a ordenar con la debida terapia o tradiciones cultuales anímicas y extasiaticas en los que el desdoblamiento de la conciencia y la personalidad son habituales.
A modo de sacramental el exorcismo menor puede ser utilizado en el acompañamiento espiritual, cada vez que se celebra el sacramento de la reconciliación y penitencia, asi com el sacrificio eucarístico en el rito de comunión que nunca debe suprimirse: libranos de todos los males… la oración equilibrada de los grupos de oración y comunidades de fe, asi como la renovación de los sacramentos de indicación cristiana, entre otros momentos.
Es importante resaltar que la oración de liberación es parte integral del proceso de oración de sanación interior. El abandono de lugares relacionados al culto de las fuerzas ocultistas, las prácticas que afectan a la sensibilidad de las personas y los objetos relacionados con las actividades de la oscuridad maligna es requerido para todos.
La obsesión y la opresión diabólica se manifiestan en las llamadas cadenas o ataduras que son los residuos del establecimiento de vínculos con las sesiones o rituales diabólicos que degeneran o van concatenados con vicios destructivos producto del pecado, recurso del maligno por excelencia.
Como el fin último del Diablo es la división de la sociedad, las comunidades eclesiales y la unidad o equilibrio balanceado del ser humano de modo que lleguen a su destrucción y aniquilación total.
Jesucristo Salvador en el bautismo pide un corte radical, sin mirar atrás con las puertas abiertas al mundo de lo oculto del cual forman parte el espiritismo o ejercicios de evocación llamados mediunidad, nombre con la comunicación con los espíritus de los difuntos, asi como las practicas adivinatorias de la cartomancia, la quiromancia y la búsqueda de conocimiento astrológica del futuro.
La magia, el psiquismo, especialmente si recurre al alcohol y a las drogas, practicas esotéricas al margen del Magisterio de la Iglesia, amuletos, talismanes y brujería son solo un pequeño muestrario de las actividades en este campo que se han de dejar de lado y en el olvido porque no se debe hacer una promoción y localización al modo de cacería de brujas que tantas injusticias y desatinos generaron durante la edad moderna en todos los ambientes cristianos.
LA LIBERACION INTERIOR EN SU JUSTA PERSPECTIVA
El cultivo de la vida cristiana siempre acudirá a la oración de liberación, organizada por los mismos pastores de la Iglesia, quienes confirmar, envían y evalúan los equipos capacitados y unificados en criterios de pacificación y orden para estos exorcismos menores.
La acción diabólica en el mundo, catequesis del Beato Pablo VI, después de denunciar su presencia en la Iglesia como humo que lleva a la confusión. Su influencia dejar entrever la necesidad del bautizado y los hombres de buena voluntad del cuidado pastoral que merecen entre ellos las personas que tienen traumatismos psíquicos violentos, reacciones exaltadas producto de una bipolaridad que origina las depresiones maniáticas compulsivas, las tensiones ante situaciones cotidianas y criticas, y en personas habituadas al pecado.
La renovación del rito de liberación del mal, expresado por la unción con el oleo de los catecúmenos como preparación y capacitación para la respuesta a las promesas bautismales, la mediación pacificante de Santa María Virgen, el auxilio de San José su esposo Castísimo, San Juan Bautista, San Pedro y San Pablo y todos los santos se ha de poner al día con estos escrutinios. Hemos de prepararnos a ser receptores de la oración de liberación interior que nos mueva al compromiso de fe que nos pide la Iglesia de acuerdo al V CELAM:
Señales evidentes de la presencia del Reino son: la vivencia personal y comunitaria de las bienaventuranzas, la evangelización de los pobres, el conocimiento y cumplimiento de la voluntad del Padre, el martirio por la fe, el acceso de todos a los bienes de la creación, el perdón mutuo, sincero y fraterno, aceptando y respetando la riqueza de la pluralidad, y la lucha para no sucumbir a la tentación y no ser esclavos del mal (DA383).
El discernimiento de espíritus es fundamental para no incurrir de manera equivocada en un terreno en que la Iglesia ha delimitado los recursos espirituales medicinales como remedio para clarificar en personas con dificultades psicológicas con alienaciones espirituales negativas aquello que es disimil a un proceso donde la mentira, la ofuscación y la incapacidad de valorar en su verdadera medida la instauración del reino de Dios. Por ello es llamado por San Juan Pablo II el mentiroso cósmico en alusión al poder del Diablo para dominar a una persona. Como discípulos y misioneros, estamos llamados a intensificar nuestra respuesta de fe y a anunciar que Cristo ha redimido todos los pecados y males de la humanidad, en el aspecto más paradójico de su misterio, la hora de la cruz.
El grito de Jesús: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mc 15, 34) no delata la angustia de un desesperado, sino la oración del Hijo que ofrece su vida al Padre en el amor para la salvación de todos (DA 134).
La recomendación para una certera liberación es la constantemente presencia del bautizado a los pies de la cruz, de su asiduidad a los sacramentos de la fe y el estar ocupado en las obras de misericordia.