EL JOVEN FUNCIONARIO
Su primera asignación, agregado de la nunciatura en Polonia, se desarrolló entre los meses de mayo a noviembre del 1923.

Vivió en un ambiente no fraternal, de tensiones nacionalistas, en una cultura que le resultaba difícil de asimilar, ya fuera por el idioma, las constantes manifestaciones populares en las calles, o por la inestabilidad de las estructuras institucionales.

Estas experiencias crearon en él un sentimiento de deuda con aquel país que más tarde quiso visitar como Papa, pero el régimen comunista le negó el permiso de entrada.

La vuelta al Vaticano tuvo mucho de influencia tramitada por sus padres.

Nombrado en octubre del 1924 encargado de minutas en la Secretaria de Estado, labor que alterna como consiliario espiritual de los estudiantes romanos asociados al servicio de Pio XI, de quien aprendió el arte del la investigación histórica como maestra de vida.

Al incursionar en la facultad de la Academia Diplomática Pontificia como profesor de historia en 1931 y la dirección espiritual de la FUCI (Asociación Nacional de Estudiantes Católicos Italianos) por 8 años, servicios que marcan su vida apostólica, pasa largas horas con los jóvenes, sus compañeros de propaganda periodística, tertulias intelectuales y de oración en común.

En reiteradas ocasiones sufrió persecuciones y fuertes ataques por parte del régimen de fascista, a los que respondió con el signo de la no violencia y participó en las protestas de los jóvenes católicos contra el proceder injusto del régimen autoritario del dictador Mussolini.

Montini inicia el servicio secretarial de la mano del Cardenal Secretario de Estado, Eugenio Pacelli, futuro Pio XII, quien de manera discreta le libra de la situación política que acosa al joven secretario.

Domenico Tardini como superior de labores es quien guía en los asuntos secretariales al Padre Montini, demostrando gran capacidad organizativa, sosiego y prudencia en momentos de tensión, hasta que el 13 de noviembre del 1937 es llamado como Sustituto de la Secretaria de Estado a un arduo trabajo en los diversos ámbitos de la Curia a medida que el conflicto armado entre las naciones europeas iba en aumento.

En 1939, elegido Pio XII, el nuevo secretario de Estado, Luigi Maglione integra al Padre Montini al equipo de colaboradores inmediatos del nuevo Papa, a quien asistirá a diario, especialmente en asuntos políticos durante 15 años.

Durante la segunda guerra mundial, como emisario de Pio XII, Montini se empleó a fondo en la distribución de ayudas a los afectados, así como en el ocultamiento, protección y tramitación de la documentación de los refugiados perseguidos, fueran católicos o no, especialmente atencionando a los judíos.

La cantidad inmensa de correspondencia durante y después del conflicto mundial armado a la que Montini daba respuestas a nombre del Papa, se sumaba en las tardes a su labor de responsable de la dirección general del departamento para asuntos ordinarios intraeclesiales de la Secretaria de Estado Vaticana y a la oficina de información para localizar a los desaparecidos, entidad que recibió 9,891,497 solicitudes de infomación y produjo 11,293,512 tramitaciones. Trabajo realizado junto a Tardini, con quien compartió la Jefatura de Estado después de la muerte del Secretario Manglione, no sin sufrir reiterados acosos y confrontaciones del gobierno fascista.
Además, por la alta estima y valoración que tenía el Papa Pacelli a Montini le confió la Pontificia Commissione di Assistenza llamada luego Caritas Italiana, comisión esta que para finales de la segunda guerra mundial había repartido dos millones de porciones de alimentos y proporcionó protección sin distinción de personas, tanto a judíos y aliados, como a soldados alemanes, fascistas y comunistas con el único propósito de brindar ayuda al necesitado.

Montini llegó a ser un funcionario influyente en el Estado Vaticano, de opiniones prudentes y certeras, en consonancia con las necesidades del momento, por lo que en 1952, Pío XII le nombra Prosecretario de Estado para los Asuntos Ordinarios de la Iglesia, no sin sufrir por su acercamiento a la cultura moderna, discrepancias de opinión con otros responsables de la Curia.

Padre Manuel Antonio García Salcedo, PhD.
Arquidiócesis de Santo Domingo.

*Tesis Doctoral:
«El Diálogo Pneumatológico del Magisterio del Papa San Pablo VI a partir del Concilio Ecuménico Vaticano II».

Extracto 8.
En preparación: investigación postgrado doctoral.