La Comunidad Eclesial que se encierra en sí misma actúa como un guetto y se comporta como las culebras que serpentea frente a los verdaderos Pastores, de la Jerarquía de la Iglesia. Es una actitud parecida al hombre que coloca en medio de la oscuridad de la noche la lámpara encendida debajo de la cama.
Para corregir esto hay que desalojar todo lo aquello que opaque la luz de la Fé Católica y a la vez enceguezca la perspectiva de generosidad y servicio.
Dedicar largas horas y recursos desmedidos a la APARIENCIA, a los CAPRICHOS, al DOMINIO Y ACAPARIMIENTO, corresponden estás cosas al ámbito de la MUNDANIDAD que es totalmente opuesta, contraria al Reino de Dios.
Hemos de trabajar para que:
– las personas capacitadas ocupen los puestos de servicio,
– para erradicar los enllavismos y
-Terminar con el desvío de los recursos destinados al bien común.
La medida con que se nos medirá en el juicio final será el radicalismo con que compartamos el Pan del Cielo con quien no tiene nada, y está desesperado y abandonado.