Han pasado 40 días desde el nacimiento del Señor. Nos pide la Iglesia tomar conciencia de este peregrinar de la Sagrada Familia para con Cristo adulto en pocos días prepararnos con la Gran Cuaresma, que inicia el próximo 5 de marzo, de manera seria y rigurosa, a participar de la Pascua del Señor en vistas a la Pascua definitiva.
Hoy, día de la Presentación del Señor en el Templo, creemos y aclamamos que nuestro Señor viene con gran poder. Venimos a su encuentro con velas encendidas en nuestras manos y aclamándole, a una con el Sacerdote Simeón, a Cristo, «Luz para alumbrar a las naciones», y proceder así, como hijos de la luz.
Mostrar a todos la Luz de Cristo con hechos en los momentos de mayor necesidad y dificultad de los demás.
Por el Bautismo somos lámparas vivientes mediante las obras de Misericordia y Claridad.
Estas candelas que tienen en sus manos han sido bendecidas con agua bendita, y procesionando con ellas, actualizamos el ser reflejo de la Luz viva de Cristo.
Hemos de cada día portar y dar calor humano y solidario, con este fuego de Dios en medio de tanta frialdad, oscuridad, indiferencia y rudeza.
Ahora jubilosos vamos a comulgar del Cuerpo y la Sangre de Cristo Luz y Gloria de su pueblo.
Con el Cántico del Nuc Dimitis de las Completas que rezamos cada noche antes de domir: Ahora, Señor, según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse en paz… pedimos estar un día con nuestros seres queridos que han partido de este mundo al Cielo, después de honrarlos y hacerles sentir orgullosos después de recorrer, en el tiempo que nos quede de vida, caminos de verdad, de arduo trabajo y entrega en bien de todas las personas de Buena Voluntad.
¡María de la Candelaria, Virgen de la Luz Eterna… Ruega por nosotros!