San Pedro, Pastor y Discípulo es el que toma la palabra a nombre de los Doce.

Discípulo permanente para ser Pastor. De lo contrario imposible.

La casa ordenada, limpia, lo más sencilla posible y hermosa.

Los hermanos de sangre presentes y generosos unos con los otros, unidos por igual en el cuidado de los progenitores, sobretodo en la vejez de ellos.

Esto porque los Padres se han dedicado en Cuerpo y alma a sus hijos en cantidad y calidad de cuidados, educación y guía. Bendita familia esmerada, cautelosa y austera para construir un patrimonio que de estabilidad a sus miembros.
Ser los últimos es promover a los que vienen para que brillen, que crezcan, que se desarrollen.

¡Gracias Señor por los padres que nos lo dieron todo con tanto sacrificio y siempre estuvieron con nosotros a toda hora!