Precisamente en la Última Cena, el Sacramento de Nuestra Fé, son develados el traidor, también quien negó a Jesús tres veces y quienes lo abandonaron. Ellos, los que estuvieron con Él, sus amigos, los constructores del Reino de Dios.

Tal vez en momentos de crisis, en que sentimos la fatiga del camino y podemos llegar a dudar de si vale o no la pena seguir con la misión y el testimonio que estamos llamados a dar en este mundo, no podemos sucumbir.

Hemos de seguir adelante, recorrer el Camino Doloroso y unirnos al Señor en su sacrificio, en su entrega hasta la muerte.

Buscamos el perdón de Jesús por nuestras faltas y darle un nuevo sentido de servicio a los que lo necesitan. ¡Queremos pasar de la muerte a la vida!.