Las relaciones con América Latina son parte importante de la política exterior del presidente de Estados Unidos.
Cuánto contacto tiene con los gobiernos, qué referencias hace al respecto, a quién tiene en la mira y en quiénes busca apoyo revela mucho de lo que pretende el ocupante de la Casa Blanca con sus vecinos del sur.
En marzo, por ejemplo, el presidente Donald Trump llamó a sus homólogos de Brasil y Chile, Michel Temer y Michelle Bachelet, para hablar sobre la crisis política de Venezuela.
Aquí te contamos, al cumplir Trump seis meses en el poder, con qué otros gobernantes de América Latina se ha reunido, ha hablado y qué ha comentado en Twitter (su medio preferido) sobre esos países.
El presidente de Argentina, Mauricio Macri, es una figura relativamente nueva en la escena política internacional pero su relación con Donald Trump se remonta décadas, cuando él y su padre hacían negocios en Nueva York, en los años 80.
La relación fue sometida a escrutinio cuando Macri llamó al recién electo Trump, en noviembre pasado, para felicitarlo por su triunfo.
Según se reportó en Argentina, Trump le pidió al mandatario argentino que lo ayudara a destrabar un proyecto de construcción que tenía una de sus compañías en Buenos Aires, algo que ambos líderes negaron.
Desde entonces, los dos han conversado una vez por teléfono para discutir el papel de Argentina en la región y en la crisis política de Venezuela.
Trump también invitó a Macri a la Casa Blanca y el argentino fue el último líder en encontrarse con él en persona durante sus primeros 100 días en el poder.
El presidente Juan Manuel Santos, de Colombia, visitó la Casa Blanca en mayo pero ya había hablado con su homólogo estadounidense en dos ocasiones desde que asumió el poder.
La primera llamada fue a mediados de febrero, cuando ambos discutieron el proceso de paz entre el gobierno colombiano y las rebeldes FARC.
Santos sin duda estaba ansioso de recibir señales de que Trump respaldaría la promesa de su antecesor, Barack Obama, de solicitar al Congreso de EE.UU. más de US$450 millones en asistencia para financiar el proceso de paz.
Aunque no se hizo público si la Casa Blanca mencionó esos fondos durante la llamada entre ambos mandatarios, sí afirmó que Colombia es «uno de nuestros aliados más fuertes en el Hemisferio Occidental».
La segunda llamada sucedió a comienzos de abril, cuando el presidente Trump tomó el teléfono para ofrecer sus condolencias ante la devastación causada por los deslaves en el sur del país.
La primera reunión oficial en la Casa Blanca se dio en mayo, después de informes de una reunión secreta entre Trump y dos expresidentes colombianos, Álvaro Uriba y Andrés Pastrana.
La Casa Blanca desestimó la revelación diciendo que los dos exmandatarios habían sido invitados al club Mar-a-Lago de Trump por uno de los socios y que lo único que se sucedió en esa ocasión fue un apretón de manos entre los líderes.
«Al gobierno cubano le digo: pongan fin al abuso de disidentes. Liberen a los presos políticos. Dejen de encarcelar a gente inocente».
-Donald Trump, en un discurso en Miami, 16 de junio, 2017
Donald Trump declaró que «cancelaría» el acuerdo logrado por Barack Obama que buscaba descongelar las relaciones con Cuba afirmando que impondría ciertas restricciones de viajes y comercio que su antecesor había relajado.
Pero las medidas del presidente no desecharon del todo la política de la era Obama hacia el gobierno de la isla.
Ambos países mantendrán sus embajadas abiertas en las respectivas capitales, los vuelos comerciales continuarán y los viajeros estadounidense todavía podrán regresar a casa con artículos cubanos (aunque el turismo a la isla sigue prohibido).
Durante un discurso en la Pequeña Habana de Miami, donde Trump firmó una directiva detallando su política, criticó severamente el acuerdo con el «brutal» gobierno de Castro, tildándolo de «horrible» y «equivocado».
Dijo que EE.UU. no levantaría las sanciones contra Cuba hasta que «todos los presos políticos fueran liberados» y se comprometió a «ayudar al propio pueblo cubano a crear empresas y alcanzar mejor vida».
«México se ha aprovechado de EE.UU. durante ya mucho tiempo. Los masivos déficits comerciales y la poca ayuda en una frontera muy débil deben cambiar, ¡AHORA!»
– @realDonaldTrump, 27 de enero, 2017
Ningún acto durante la campaña presidencial de Donald Trump estaba completo sin que la muchedumbre coreara «¡Construye el muro, construye el muro!»
Esa fue la consigna que definió su insurgente carrera hacia la Casa Blanca y por supuesto no fue sorpresa que la cuestión de quién pagaría por el muro causara una disputa diplomática tan solo días después de asumir el poder.
Trump, que repetidamente ha dicho que México tendrá que pagarlo, anunció oficialmente su intención de construir el muro mediante una orden ejecutiva que firmó el 25 de enero.
Pero dos días después, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto aprovechó un discurso por televisión para decirle a Trump: «Lo he dicho una y otra vez: México no pagará por ningún muro«.
Peña Nieto tenía programada una visita a la Casa Blanca pero canceló su viaje y Trump respondió que hubiese sido «infructuosa» si México no trataba a EE.UU. «con respecto».
La construcción del polémico muro todavía no ha comenzado porque Trump requiere la aprobación del Congreso para su financiación pero hay evidencia de que las agencias de vigilancia fronterizas han sido dotadas de mayores poderes.
Trump y Peña Nieto finalmente se vieron las caras en julio en el marco de la cumbre del G20.
Ante la pregunta de un periodista sobre si «todavía quiere que México pague por el muro», Trump respondió: «Absolutamente».
Trump se reunió en Washington con el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, en junio para discutir temas de inmigración ilegal, crimen organizado y pandillas narcotraficantes.
Sin embargo, la parte más extraña de la visita del presidente estadounidense fue su énfasis en el Canal de Panamá, que fue inaugurado por EE.UU. en 1914.
«Al Canal de Panamá le está yendo bastante bien», dijo durante la visita en la Casa Blanca. «Me parece que hicimos un buen trabajo con su construcción».
Trump también elogió las relaciones entre EE.UU. y Panamá, afirmando que «las cosas van bien» y que «la relación ha sido muy fuerte».
«Estamos interesados en el libre movimiento de la gente. En eso hice énfasis al presidente Trump y preferimos puentes a muros».
Presidente Kuczynski, después de una reunión en la Casa Blanca, 24 de febrero, 2017
El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski ya ha tenido una cantidad sustancial de contacto con el presidente Trump.
Han conversado dos veces por teléfono y Kuczynski también ha visitado la Casa Blanca.
Además de discutir sobre seguridad regional y comercio entre ambos países, el presidente peruano está particularmente interesado en convencer a EE.UU. de que deporte al expresidente Alejandro Toledo, a quien considera prófugo de la ley.
Toledo, que se cree que está domiciliado en San Francisco, California, está acusado de recibir US$20 millones en sobornos aunque el expresidente lo niega y denuncia que es víctima de una cacería de brujas.
Se entiende que Kuczynski le pidió a Trump que «evalúe» la situación.
En mayo, el mandatario peruano también habló con Trump sobre cómo abordar la crisis política y económica de Venezuela, además de agradecer a su homólogo estadounidense que suministrara ayuda humanitaria tras las devastadoras inundaciones en Perú.
La Casa Blanca asegura que desde que el presidente Donald Trump tomó posesión ha dado gran importancia a la situación en Venezuela.
Y afirma que en alrededor de una docena de llamadas con líderes de otros países ha hablado del país sudamericano, incluyendo con mandatarios de Brasil, Chile y Colombia.
Además, Trump se refirió a Venezuela ante los periodistas cuando recibió en el Despacho Oval a los presidentes de Argentina y Perú, Mauricio Macri y Pedro Pablo Kuczynski.
«Venezuela es un desastre, es un desastre», dijo junto a Macri.
«Tenemos un problema con Venezuela, que lo está haciendo muy mal», señaló junto al peruano.
En febrero, Trump mencionó a Venezuela en un tuit para instar por la liberación de uno de varios presos políticos de oposición en ese país.
«Venezuela debería dejar en libertad a Leopoldo López, un preso político y esposo de @liliantintori inmediatamente», tuiteó después de reunirse en la Casa Blanca con la esposa de López y el senador de origen cubano Marco Rubio.
Pasaron varios meses antes de que Leopoldo López saliera de la cárcel, el 8 de julio, para quedar en arresto domiciliario.
Venezuela se encuentra en medio de una crisis política y económica, con un país profundamente polarizado entre aquellos que apoyan el gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro y un oposición que lo acusa de todos los males.
Sin embargo, Maduro envió una advertencia al presidente estadounidense durante un discurso televisado.
«No repita los errores de Obama y Bush cuando se trata de Venezuela y América Latina», manifestó.
En abril, se supo que Citgo Petroleum, la compañía estatal venezolana, donó medio millón de dólares al comité de investidura de Trump.
Al mismo tiempo, una fábrica de la automotriz estadounidense General Motors fue expropiada por el estado venezolano.
Fuente: BBC Mundo