Por María Arias.
Desde la época de nuestros padres cuando un niño ya cumplía los 9 años en adelante se les asignaban tareas y responsabilidades en la casa, hasta colaboraban en el trabajo de los padres.
Eran capaces de ir solos a la escuela, tomar un transporte y llegar sanos y salvos a cualquier parte. Antes al niño se le cuidaba, guiaba y se le aconsejaba; hoy la realidad es otra . El monstruo de la inseguridad, y la aberración camina en nuestra calles. Todavía quedan personas que creen que ese tiempo existe y confían en que sus hijos irán y llegarán a salvos.
Mientras no exista voluntad, recursos y leyes que se cumplan, en procuras de amparar y protejer la familia, estaremos a merced de la delincuencia.
Así mismo, si cada año como padres nos preocupemos por el precio de los útiles y no examinemos nuestros códigos y leyes de seguiridad familiar, los valores que nos hacen mejores ciudadadanos, mejores padres, mejores hijos, seguiremos caminando en y con la incertidumbre.
Es hora de crear e invertir manuales e insituciones que trabajen para esto.