El aumento de casos de coronavirus en las minas de carbón de Polonia puso al país en alerta, pero a los ciudadanos, más que la crisis sanitaria, lo que les preocupa es perder su empleo.
La cuestión es especialmente delicada si se tiene en cuenta la cercanía de las elecciones presidenciales, previstas para el 28 de junio, y el hecho de que los mineros constituyen un importante contingente electoral.
Dominik Kolorz, jefe del sindicato Solidaridad en la cuenca minera de Silesia, declaró a la AFP que teme que el aumento de casos de covid-19 sirva de excusa para cerrar definitivamente algunas minas.
«Esperamos que el gobierno siga restaurando el sector minero», declaró Kolorz en Katowice, capital regional de Silesia, en el sur de Polonia.
Los mineros y sus familias representan una alta proporción en los casos de coronavirus detectados recientemente en Polonia, por lo que el gobierno decidió suspender la actividad de doce minas hasta finales de junio.
Todas pertenecen a los grupos mineros JSW y PGG, las dos mayores empresas del sector en Europa, que dan trabajo a miles de personas.
La electricidad de Polonia se alimenta en un 80% del carbón, pero los cierres no deberían afectar a la energía, pues el país cuenta con importantes reservas de este mineral.
Su dependencia de ese combustible fósil, contaminante, plantea un importante problema en la Unión Europea, pues Polonia se niega a poner en marcha el objetivo europeo de neutralidad en emisiones de carbono para 2050.
Varsovia pide más tiempo para pasar a la energía verde, incluso hasta 2070, según algunas fuentes.
– El virus «ataca en las minas» –
Justo antes del cierre temporal, en la mina de Knurow-Szczyglowice, de JSW, los trabajadores se sometían a controles de temperatura y se lavaban las manos con desinfectante, una serie de medidas implantadas para evitar contagios de covid-19.
Cerca de la mina se montó una gran tienda de emergencia de color naranja, y varios carteles recordaban a los empleados el uso obligatorio de mascarilla en todo momento, en una región que se convirtió en el epicentro de la crisis de coronavirus en el país.
El virus «ataca en las minas», donde las difíciles condiciones de trabajo hacen que este pueda propagarse rápidamente, declaró el martes el primer ministro, Mateusz Morawiecki.
Sin embargo, según Slawomir Starzynski, portavoz del grupo minero JSW, los casos detectados en su empresa son en su mayoría benignos o asintomáticos.
«De los 3.000 empleados de nuestras minas que dieron positivo, solo tres o cuatro tuvieron que ser hospitalizados», recalcó.
Polonia ordenó medidas de confinamiento para frenar la propagación del virus relativamente pronto, en marzo, lo que podría explicar la baja tasa de mortalidad en comparación con algunos países de Europa occidental.
El país había registrado 28.577 casos confirmados de covid-19 y 1.222 decesos hasta el viernes.
El gobierno empezó a suavizar las restricciones el mes pasado, con la reapertura de restaurantes, permitiendo concentraciones de hasta 150 personas en la vía pública y eliminando el uso obligatorio de mascarilla en la calle si se respeta la distancia de seguridad.
El país está en plena campaña electoral. Los comicios estaban previstos para el 10 de mayo, pero a última hora fueron aplazados a causa de la pandemia y de algunas incertidumbres legales.
Sin embargo, el ministro de Salud, Lukasz Szumowski, advirtió que el fuerte aumento de casos podría comportar que se vuelvan a implantar las restricciones a escala nacional.
Pero en Silesia, lo que más preocupa a los mineros es saber si van a poder conservar su empleo.
A su llegada a la mina de Knurow, Kyrsztof, de 40 años, declara: «No sé qué pensar. La mina funciona bien. No sé por qué la cierran».
Fuente: Agencia Francesa de Prensa